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Reportaje: La Estrategia Antidroga para la Frontera Suroeste de EE. UU. - ¿Una lucha contra la droga más grande y mejor?

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El viernes pasado el gobierno Obama reveló su Estrategia Antidroga para la Frontera Suroeste a fin de tratar de la violencia incesante relacionada con la prohibición que plaga a México y especialmente sus ciudades fronterizas. Desde que el presidente mexicano Felipe Calderón reclutó a los militares en su ofensiva contra los carteles en diciembre del 2006, unas 11.000 personas han muerto en la violencia y a veces las calles de los municipios fronterizos mexicanos se han parecido a campos de batalla.

la Patrulla Fronteriza de EE. UU.
Consciente de la violencia continua y atento para con las críticas mexicanas de que EE. UU. no toma providencias suficientes de su parte para socavar a los carteles, el gobierno estadounidense contestó primero con un aumento de los fondos para la fuerza pública fronteriza en marzo y ahora con la nueva estrategia antidroga. La nueva estrategia enfatizará la reducción de la demanda en EE. UU. y visará el flujo de dinero y armas hacia el sur. Ella incluye:

  • Construir escudos visuales cerca de los puntos de paso de frontera para que los mirones de los carteles no puedan alertar a los conductores que se acercan de las inspecciones;

  • Mejorar la tecnología de las armas no letales para ayudar a los policías a incapacitar a sospechosos e inhabilitar los vehículos y botes automotores que utilizan los traficantes;
  • Resucitar a un grupo de trabajo entre agencias para coordinar la información;
  • Emplear a más analistas de información para que descubran las redes del narcotráfico;
  • Ayudar a México a reforzar su sistema judicial a través de entrenamiento en Estados Unidos;
  • Centrarse en el combate a la corrupción entre la fuerza pública y los funcionarios electos de EE. UU.;
  • Entregar US$ 60 millones más a agencias fronterizas de la fuerza pública.

“Este nuevo plan, juntamente con las labores dedicadas del Gobierno de México, crea una oportunidad única para progresar de veras con relación a la amenaza de la droga”, dijo Gil Kerlikowske, director del Gabinete de Política Nacional de Fiscalización de Drogas (ONDCP, por sus siglas en inglés), en una rueda de prensa en Alburquerque para anunciar la nueva estrategia.

“La cooperación internacional es muy, muy fundamental”, dijo Janet Napolitano, ministra de Seguridad Nacional de EE. UU., al paso que se tomaba su tiempo para alabar a Calderón por sus intentos. “Contamos con una oportunidad inédita para hacernos cargo del narcotráfico en los dos lados de la frontera”, dijo. “No deberíamos dejar que pase esta oportunidad”.

De acuerdo con el Ministerio de Justicia de EE. UU., los carteles mexicanos y otras organizaciones sudamericanas del narcotráfico blanquean entre US$ 18.000 y US$ 39.000 millones al año en beneficios oriundos de la droga en EE. UU. Parte de ese dinero sirve para comprar poder de fuego en el mercado de armas estadounidense poco fiscalizado. Los narcotraficantes se valen de esas armas los unos contra los otros y también contra policías y soldados mexicanos, como quedó evidenciado de modo dramático el fin de semana pasado en el tiroteo en Acapulco que resultó en 18 víctimas fatales, incluso dos soldados, y los asesinatos de 13 personas en Ciudad Juárez el viernes pasado pese a la presencia de más de 5.000 soldados que patrullan la ciudad.

Reducir la demanda en EE. UU. es parte fundamental de la lucha, dijo Napolitano. “No podemos luchar contra la droga solamente en la frontera. No podemos luchar contra la droga al luchar contra los traficantes. Hay que luchar contra la droga en Estados Unidos”, dijo Napolitano.

“Esta estrategia es dura, es fuerte y es equilibrada”, dijo Eric Holder, ministro de Justicia de EE. UU., mientras agregaba que será “un adelanto eficaz que desbaratará a los carteles y dejará EE. UU. más seguro”.

un túnel de contrabando entre las fronteras
Otros no estaban tan seguros de que eso fuera a suceder. “El nuevo plan simplemente pide la reorganización de las tumbonas en el Titanic”, dijo Aaron Houston, director de relaciones gubernamentales de Marijuana Policy Project. “El plan ignora el problema central, el de que nuestra política de prohibición de la marihuana ha proporcionado a los carteles mexicanos un inmenso mercado que hace que paren revolcándose en dinero, no solamente en México, sino en 230 ciudades estadounidenses de acuerdo con el Ministerio de Justicia de EE. UU.”.

“En vez de intentar hacer que desaparezcan los 15 millones de consumidores de marihuana al mes de EE. UU., necesitamos recobrar el control sobre este mercado al reglamentar la marihuana al igual que la cerveza, el vino y el licor”, prosiguió Houston. “Cualquier labor antidroga que deje el comercio de marihuana en poder de los carteles no pasa de un plan de pleno empleo tanto para los luchadores antidrogas profesionales como para los capos de los carteles y no es una propuesta seria de tratar del problema”, dijo.

Drug Policy Alliance (DPA, por sus siglas en inglés) fue un poquito más diplomática. “La violencia en la frontera de EE. UU. con México está perdiendo el control a causa de la lucha contra la droga mexicana. Esperamos que la nueva estrategia de Obama traiga verdaderos cambios y no más de las mismas políticas que desilusionan a nuestro país y nuestras comunidades”, dijo Julie Roberts, directora en funciones de Drug Policy Alliance Nuevo México. “Es una decepción que hoy los funcionarios federales estadounidenses sigan centrados en visar el lado de la oferta de la lucha contra la droga mexicana. Por supuesto, necesitamos soluciones que mejoren la salud pública y mantengan EE. UU. seguro, pero también hay que desarrollar un plan de salud pública para reducir con seguridad la demanda de drogas en EE. UU”.

“Seguramente ya es hora de pensar en serio en tributar y reglamentar la marihuana al igual que el alcohol”, añadió Ethan Nadelmann, director ejecutivo de DPA. “Eso no solucionaría todos los problemas relacionados con la prohibición de México y Estados Unidos, pero sería inestimable para romper el tabú contra el debate franco y el análisis honesto de las políticas, ya que, sin eso, no puede haber soluciones a largo plazo para los retos de hoy”.

Aunque las críticas de los reformadores de las políticas de drogas fueran tajantes, algunos latinoamericanistas tuvieron una reacción más matizada. “Ésta es la respuesta del gobierno Obama a las críticas de México respecto a la inacción de EE. UU. en materia de tráfico de armas, blanqueo de capitales y consumo de drogas”, dijo Maureen Meyer de Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés). “La idea de aumentar la cooperación entre las distintas agencias estadounidenses implicadas es un adelanto importante y el aumento de la cooperación con México también es importante”.

Pero mientras que la administración habla con optimismo, dijo Meyer, un vistazo al presupuesto federal para la droga revela que las políticas de drogas se encuentran estables. “El presupuesto de fiscalización de la droga del ONDCP es una continuación del mismo enfoque en las políticas de drogas estadounidenses, siendo que sus objetivos se centran en muchísima interceptación y represión y no tanto en el tráfico de armas. Hay un ligero aumento en los fondos para los programas de tratamiento, pero se reducen los fondos para la prevención. No veo ningún cambio en el equilibrio”, dijo.

“Cuando se trata de México, lo que hay que ver es un enfoque más grande en algunas cuestiones estructurales, como la reforma de la policía y del sistema judicial”, dijo Meyer. “Eso va a causar un impacto más duradero que nomás proporcionar más equipos a la policía y a las fuerzas armadas”.

Para Larry Birns, director ejecutivo de Council on Hemispheric Affairs, la nueva estrategia parecía simbólica en su mayor parte. “Creo que el anuncio de esta estrategia es una manera de dejar las cuestiones de la droga para mañana durante algún tiempo mientras el gobierno trata de cuestiones más apremiantes, como la asistencia sanitaria”, dijo. “El gobierno intenta vacunarse contra las críticas en vez de llevar a cabo una tentativa de tratar efectivamente de las drogas, lo que implicaría las cuestiones fronterizas más espinosas de la reforma inmigratoria y del tráfico de TLCAN”.

La frontera es un lugar complicado y afectado no solamente por el tráfico en drogas, sino también por el comercio lícito, la migración humana y armas, entre otras cuestiones. En cambio, la demanda impulsa el narcotráfico. Desdichadamente, la Estrategia Antidroga para la Frontera Suroeste del gobierno Obama es en su mayor parte más de la mismísima lucha contra la droga, indican los críticos. Tal vez se trataría mucho mejor de todas las otras cuestiones sin esa lucha contra la droga.

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