En algún momento de los últimos meses, la idea de legalizar la marihuana cruzó un umbral invisible. Hace mucho relegada a los márgenes del discurso polÃtico por el sentido común, este año la libertad de la marihuana ha llegado a la corriente principal.
Todo ha contribuido a ello, desde el no escándalo de Michael Phelps hasta el debate sobre la lucha contra la droga en México, pasando por la predominancia de cuestiones sobre la legalización de la marihuana en la sección de preguntas de Change.gov, lo que instigó el presidente Obama a tomar la idea como broma, y por la economÃa. Pero la suspensión de la carga opresiva del dogma antidroga del gobierno Bush ha contribuido inefablemente a ello. Hay una nueva libertad en el aire cuando se trata de la marihuana.
Pero pese a la aparente explosión de interés por la legalización de la marihuana, el hecho real de la legalización parece distante como siempre, una visión lejana oscurecida detrás de una muralla de burocracia, intereses creados y polÃticos cobardes. La Crónica de la Guerra Contra las Drogas conversó con algunos agitadores del movimiento para descubrir qué pasa⦠y qué no pasa.
âClaramente hay más interés y discusiones serias sobre si tiene algún sentido la prohibición de la marihuana que ya he visto en cualquier momento de mi vida adultaâ, dijo Bruce Mirken, director de comunicación de Marijuana Policy Project. âNo son los mismos de siempre; es gente como Jack Cafferty en CNN, el senador Jim Webb y también editoriales y columnistas de todo EE.UU.â.
Mirken citó una serie de factores para el repentino destaque de la cuestión de la marihuana. âCreo que es una combinación de cosas: Michael Phelps, la situación horrible en la frontera con México, la situación de la economÃa y la percatación de que existe un sector grandÃsimo que provee marihuana a millones de consumidores, se encuentra totalmente fuera de la economÃa legal y no es ni tributado ni reguladoâ, dijo. âTodos estos factores se han reunido de modo que facilita mucho más que la gente ate cabosâ.
âLas cosas empezaron a ponerse calentÃsimas en la segunda semana de eneroâ, dijo Allen St. Pierre, director ejecutivo de la organización National Organization for the Reform of Marijuana Laws (NORML, por sus siglas en inglés). âHubo las repercusiones del incidente con Michael Phelps, la pregunta sobre la marihuana a Obama en Change.gov y su respuesta risueña, hay la violencia en México, hay los problemas económicosâ, contó. âTodas estas cosas han ayudado a galvanizar un cierto Zeitgeist que es tangible y que casi todos pueden apreciarâ.
âLos polÃticos todavÃa son demasiado lentos para captar los deseos de los ciudadanos no importa a qué altura lleguen las cifras de las encuestas, especialmente sobre la despenalización y la marihuana medicinalâ, dijo St. Pierre. âLas cifras de las encuestas sobre ellas pasan del 70% y el apoyo a la legalización en todo EE.UU. está ahora en un 42% más o menos, dependiendo de qué datos se utilizan. Parece que todo va a favor de la reforma en estas últimas semanas y espero que esas cifras no paren de subirâ.
âParece que estamos alcanzando el punto de inflexiónâ, dijo Amber Langston, directora de relaciones de la región este de Students for Sensible Drug Policy. âLo he estado sintiendo ya hace un par de meses. El incidente con Michael Phelps pasó una idea clara de que uno puede ser exitoso y aún haber consumido marihuana. TodavÃa es un héroe para mucha genteâ, dijo.
âCreo que ahora nos acercamosâ, dijo Langston. âHemos llevado el diálogo a la etapa siguiente, en la cual la gente realmente lo toma en serio y no simplemente tenemos otra discusión fundada en el miedoâ.
âSeguramente se crea un Ãmpetu en torno a las cuestiones de la marihuanaâ, dijo Mason Tvert de Denver, director ejecutivo de SAFER (Safer Alternatives for Enjoyable Recreation, por sus siglas en inglés), que ha formulado una estrategia alrededor de la comparación del alcohol con la marihuana. âCon todo, todavÃa nos encontramos en una situación en que no sucede el cambio. Hasta el presente momento, la gente ha propuesto argumentos acerca de los ahorros para la justicia penal, otros beneficios económicos, el fin del mercado negro â esas cosas nos han traÃdo al punto en que estamos hoy, pero no han sido suficientes para hacer que los funcionarios elegidos tomen providenciasâ, argumentó.
âEl problema es que todavÃa hay demasiada gente que considera la marihuana tan nociva que no deberÃa ser legalizadaâ, prosiguió Tvert. âEso indica que necesitamos hacer más para tratar de la relativa seguridad de la marihuana, especialmente si comparada con drogas como el alcohol. Los susodichos buenos argumentos tendrán más peso entonces. Asà como un padre preocupado no quiere llevarse los beneficios de la heroÃna legal, lo mismo pasa con la marihuana. El mantra es: por qué proporcionar otro vicio. Lo que decimos es que proporcionamos una alternativa a los millones que prefieren consumir marihuana a alcoholâ.
Con la acumulación cada vez más pesada de los argumentos en pro de la legalización, el edificio de la prohibición de la marihuana parece más y más tembloroso. Mirken hizo la siguiente analogÃa: âLa prohibición de la marihuana se ha convertido en el Imperio Soviético hacia 1987 ó 1988. Es la cáscara vacÃa de una polÃtica que sigue solamente porque se la percibe como algo enorme y formidable, pero cuando cambia la percepción, todo ello va a colapsarâ.
Empero, traducir el Zeitgeist en un cambio verdadero continúa siendo una tarea formidable, dijo Mirken. âSerá necesario trabajar duro. Todos nosotros necesitamos seguir encontrando maneras de proseguir con estas discusiones en los medios, necesitamos trabajar con legisladores de mentalidad abierta para introducir proyectos de ley donde pueda haber vistas para exponer los hechos y donde podamos refutar los disparates que lanzan nuestros opositores. Mantener el debate en el centro es esencialâ, dijo.
Mirken espera que venga la reacción. âTenemos que estar preparados para un momento como en El imperio contraatacaâ, dijo. âPredigo que hasta el año que viene, habrá una labor concertada sobre la marihuana para darle un susto de muerte a la genteâ.
Los activistas necesitan seguir dándoles tanto al gobierno federal como a los gobiernos estatal y municipal, dijo Mirken. âConversamos con los congresistas para ver qué podrÃa ser viable. Aun si no se aprueba nada de inmediato, introducir un proyecto de ley puede adelantar la discusión, pero, realistamente, es más probable que sucedan las cosas en los ámbitos estatal y municipalâ, dijo al hacer mención del proyecto sobre la legalización en California y dando indirectas de que el MPP iba a intentar la legalización en Nevada otra vez.
Parte del problema de la incongruencia entre el fervor popular y el progreso real respecto a la reforma es el posicionamiento partidista, dijo St. Pierre. âAun los polÃticos que pueden ser personalmente favorables y pueden admirar lo que presencian en torno a ellos cuando esto llega a la corriente principal no quieren entregar a los republicanos conservadores un asunto fatal. Los demócratas ruegan una cierta medida de madurez polÃtica del movimiento reformadorâ, dijo. âForcejean con dos guerras, tiempos económicos difÃciles, intentan conseguir la reforma en la salud. No quieren alzar el cannabis a un nivel en que ello se convierta algo contencioso para Obamaâ.
La oportunidad para la acción presidencial todavÃa va a demorar cuatro años, indicó St. Pierre. âSi Obama no hace nada el año que viene, entonces se dedicarán a la reelección y probablemente no tomarán ninguna providenciaâ, reflexionó. âMe parece que nuestra verdadera oportunidad sucederá después que lo reelijan. Luego tendremos dos años hasta que se convierta en un polÃtico dimisionarioâ.
Pero no tenemos que esperar a Obama, dijo St. Pierre. âEsperamos que Barney Frank y Ron Paul reintroduzcan proyectos sobre la despenalización y la marihuana medicinalâ, dijo. âNo creo que serán aprobados este año, pero podrÃan lograr vistas, pese a que eso no me parezca probable hasta el próximo semestreâ.
No se trata solamente de que los polÃticos necesitan comprender que ser a favor de la legalización de la marihuana no va a perjudicarlos â necesitan comprender que impedir su paso lo hará. âLos polÃticos no están sufriendo las consecuencias por seguir oponiéndoseâ, dijo St. Pierre. âHay que remover a uno de esos últimos fanáticos restantes de la lucha contra la drogaâ.
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