La violencia endémica relacionada con la prohibición de las drogas en RÃo de Janeiro hizo correr la sangre el 03 de marzo cuando la policÃa brasileña que intentaba atrapar a integrantes de las poderosas empresas del narcotráfico de la ciudad mató a por lo menos 11 residentes de un barrio pobre, de acuerdo con informes que citaban a la Associated Press. Pese al número de vÃctimas, el principal blanco del operativo, un presunto capo, aparentemente se escapó.
Grabaciones televisivas mostraron cadáveres en las calles de las favelas de Coréia y Vila Aliança después de los allanamientos. Favelas son conjuntos de chabolas que suben las laderas de los montes por encima de la ciudad. Crónicamente desfavorecidos por el poder público, los habitantes de las favelas y organizaciones casi gubernamentales se encuentran atrapados en una variedad de relaciones simbióticas tanto con los carteles o âcomandosâ como con la policÃa que se sustenta combatiéndolos.
Patrullada frecuentemente por la policÃa apenas en sus entradas â salvo por un operativo de vez en cuando -, las favelas sirven de base geográfica para los comandos, bien como puestos de venda al por menor o âbocasâ para los habitantes de las favelas y de la propia ciudad.
Los conflictos entre la policÃa y los comandos han resultado en frecuentes irrupciones de violencia, incluso ataques coordinados de comandos contra puestos policÃacos y el sistema de transporte urbano. El año pasado, unas 1.300 personas fueron muertas en la lucha contra las drogas de RÃo.
Las matanzas de la semana pasada suceden menos de un mes después que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva visitó favelas cariocas para inaugurar un proyecto de fomento infraestructural. En la época, él advirtió a la policÃa a tratar a los residentes locales con respeto.
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