Las noticias aparecen generalmente como ecos en los teletipos o quizá como sumarios de un párrafo en los suplementos internacionales de los periódicos: âIrán ahorca a tres por contrabando de heroÃnaâ, âVietnam condena 12 a muerte por drogasâ, âMalasia ejecutará hombre por 2,2 kilos de cannabisâ. Los anuncios pueden ser breves, pero hay un martilleo firme de ellos. Apenas la semana pasada se informó que Irán habÃa entregado el cadáver de un pakistanà ejecutado por narcotráfico y que Malasia habÃa condenado a un cobrador a muerte por narcotráfico.
El informe, La pena de muerte para infracciones de la legislación antidroga: Una violación del derecho internacional sobre los derechos humanos [The Death Penalty for Drug Offences: A Violation of International Human Rights Law], de autorÃa de Rick Lines, analista de la Asociación Internacional de Reducción de Daños (IHRA, por la sigla en inglés), descubre que unos 32 paÃses tienen dispositivos de pena de muerte para delitos de drogas en vigor, en su mayorÃa en Ãfrica del Norte, el Oriente Medio y Asia. Aunque la pena de muerte esté reservada normalmente para ventas, tráfico o manufactura de drogas, las cosas no siempre pasan de esa manera, y, en algunos paÃses, la simple tenencia puede justificarla.
El número de personas ejecutadas por delitos de drogas es fácilmente del orden de cientos, quizá aún más, todos los años. En el mes anterior, sólo Vietnam ha condenado más de 40 personas a muerte por delitos de drogas, en tanto que desde Irán viene un firme martilleo de anuncios de la agencia estatal de noticias de que otro traficante o dos o tres han sido ahorcados. China es famosa por realizar ejecuciones públicas masivas de infractores de la legislación antidroga, mientras que, en Singapur, decenas de ellos se enfrentan al carrasco todos los años.
Con todo, la cifra exacta de ejecuciones no es conocida, visto que, o los paÃses no proporcionan detalles sobre ella, o no hacen desgloses de las causas de los ajusticiamientos.
âEs imposible llegar a un total anual preciso de las ejecuciones por delitos de drogas porque algunos paÃses â China, por ejemplo â no lanzan detalles sobre la cifra de ejecuciones que llevan a cabo todos los añosâ, dijo Lines. âAunque no podamos llegar a una cifra exacta, basta con decir que, en algunos paÃses, como se ha detallado en el informe, los infractores de la legislación antidroga constituyen un porcentaje considerable de todos los ajusticiamientos cada año, entonces esta cuestión es de suma importancia en algunos de ellosâ.
Esas matanzas violan el derecho internacional sobre los derechos humanos, argumenta el informe. Aunque el derecho internacional no prohÃba la pena capital, sà la limita significativamente. El informe señala que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y PolÃticos dice que la pena de muerte puede ser aplicada solamente a los âcrÃmenes más gravesâ. Tanto el Comité de Derechos Humanos de la ONU como el Relator Especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias han fallado que los delitos de drogas no constituyen los âcrÃmenes más gravesâ, lo que convierte las ejecuciones de infractores de la legislación antidroga en una violación del derecho internacional.
âLa pena capital para delitos de drogas es apenas una ilustración de la manera por la cual los derechos humanos han sido sacrificados en nombre de la âguerra contra las drogasââ, dijo el profesor Gerry Stimson, el director ejecutivo de la IHRA. âDesdichadamente, la pena de muerte no es el único ejemplo de dichos abusos en el mundo entero. Las prácticas represivas de imposición de la ley, la rehúsa de servicios sanitarios a consumidores de drogas y la proliferación del contagio de VIH entre personas que inyectan drogas debido a la falta de acceso a programas de reducción de daños son demasiado comunes en muchos paÃses por todo el mundoâ.
Aunque la IHRA esté trabajando en todas estas cuestiones, ahora se prepara para llevar el tema de la pena de muerte al frente como parte de una campaña para vincular la reducción de daños con los derechos humanos. âEste informe es el primer informe de investigación de nuestro nuevo programa HR2 - reducción de daños y derechos humanos â y uno de nuestros énfasis más acentuados en este nuevo programa es la investigación e incentivo a cuestiones de derechos humanos relacionadas con las polÃticas de drogas y los abusos de los derechos humanos en contra de personas que consumen drogasâ, dijo Lines. âLa pena de muerte es una cuestión obvia al respecto y es importante ponerla de relieve junto con nuestra primera publicación. Esto hace parte de una campaña general y vamos a utilizar la investigación de varias maneras para realzar la cuestión en el ámbito internacional en 2008â.
La campaña emergente contra la pena de muerte para infractores de la legislación antidroga hace parte de un esfuerzo general para llamar más atención a los abusos de los derechos humanos en contra de personas involucradas con las drogas, dijo Lines.âTanto la Human Rights Watch como AmnistÃa Internacional han dado bastante apoyo a nuestro trabajo en esta cuestión y han proporcionado consejos e informaciones importantes a lo largo del caminoâ, dijo. âEste enlace es importante para nosotros. Esperamos que la cuestión de la pena de muerte para las drogas pueda ser empleada para plantear la cuestión de los abusos contra los derechos humanos y de las polÃticas de drogas de modo más general dentro del movimiento de los derechos humanos de la corriente principalâ.
La IHRA va a trabajar con grupos de derechos humanos y su red internacional de grupos regionales de reducción de daños para poner la cuestión en el candelero este año. En los EE.UU., eso quiere decir que grupos como la Harm Reduction Coalition van a sumarse a la lucha.
âEn general, sentimos que cuanto más represivo el ambiente legal, tanto menos espacio hay para implementar medidas de reducción de daños en torno a la prevención al VIH, a la sobredosis y asuntos relacionadosâ, dijo Daniel Raymond, director de polÃticas de la coalición. âVemos una correlación directa en lugares como Tailandiaâ, dijo.
La Harm Reduction Coalition ya ha estado trabajando en la cuestión hasta cierto punto y planea hacer más, dijo Raymond. âHemos realizado un poquito de trabajo acerca de China y su tendencia a celebrar el dÃa internacional de lucha contra el uso indebido y el tráfico ilÃcito de drogas ejecutando a la gente y hemos estado involucrados en las discusiones entre la IHRA y las redes regionales de reducción de daños respecto a estoâ, dijo. âVamos a involucrarnos nuevamente ya que esta campaña empieza a alistarse. Estamos muy interesados en presionar y traer la comunidad de reducción de daños en los EE.UU. a esta cuestiónâ.
Lines dijo que es tiempo de actuar. âComo hice la investigación para este informe, me sorprendà con la poca atención que esta cuestión ha recibido, pese al hecho de que las ejecuciones por delitos de drogas infrinjan claramente el derecho internacional. HabÃa mucho menos material sobre el tema que supuse que habrÃa cuando empecéâ, observó. âTambién me sorprendà por ver que, aunque la tendencia mundial sea claramente hacia la abolición de la pena capital â el número de paÃses que tienen pena de muerte ha disminuido firmemente a lo largo de los últimos 20 años â, al mismo tiempo, el número de paÃses que poseen leyes que cuentan con la pena de muerte para delitos de drogas ha aumentadoâ, prosiguió Lines. âEso va totalmente en contra de la tendencia general hacia lejos de la pena capital. Creo que es una cuestión en que podemos casi medir empÃricamente los efectos negativos de la guerra contra las drogas sobre los derechos humanosâ.
La campaña contra la pena de muerte para delitos de drogas recibió un estÃmulo el mes pasado cuando la Asamblea General de la ONU pidió una moratoria en la pena de muerte para todos los delitos. Ahora, la IHRA, su red regional y las grandes organizaciones de los derechos humanos están listas para empezar a hacer presión.
âVamos a empezar a entablar cabildeo y campañas más directas este añoâ, prometió Lines. âNo puedo dar más detalles de momento, pero usted volverá a tener noticias nuestras respecto a esta cuestiónâ.
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