Errata: ArtÃculo del 03/04/2009 sobre peligro de la represión a las drogas
Hace dos semanas, la Crónica de la Guerra Contra las Drogas publicó un artÃculo sobre el tema que hemos cubierto últimamente, los policÃas muertos mientras imponÃan la legislación antidroga en el 2008. El artÃculo se fundó en informaciones publicadas por el sitio Officer Down Memorial Page y el National Law Enforcement Officers Memorial Fund.
El artÃculo listó siete casos de policÃas que fueron muertos mientras imponÃan la legislación antidroga, pero también incluyó a dos otros quienes no tuvieron parte en actividades de represión a las drogas en el momento de sus muertes, pero para los cuales las situaciones parecÃan contar con la legislación antidroga en la cadena de acontecimientos que las hizo ponerse violentas. Uno de ellos fue Timothy Scott Abernethy de Houston, Tejas, muerto el 08 de diciembre.
Después que un profesor universitario y ex policÃa citado en nuestro artÃculo publicó un enlace a nuestro artÃculo en su bitácora, un lector que se autocalificó colega policÃa de Houston criticó nuestra opción de incluir al agente Abernethy en nuestra lista al decir que no habÃa drogas involucradas y que la relación con la lucha contra la droga era demasiado tenue. El policÃa dijo que era un âliberalâ a quien le parece que el debate sobre la despenalización es importante, pero que no quiere que las circunstancias de la muerte de su amigo sean desvirtuadas.
Tras revisar el caso, decidimos que nuestra inclusión del agente Abernethy en esta lista era errónea y hemos revisado el artÃculo según corresponde. Aunque el asesino sà cumplió pena por delitos de drogas, sus antecedentes penales eran muchos y también incluÃan conducción intoxicada, agresión y otros cargos. Por el presente nos disculpamos a cualesquiera amigos, colegas o familiares del agente Abernethy u otros observadores que se disgustaron con lo que sintieron que era una representación imprecisa de este asesinato muy brutal y todavÃa muy reciente.
FÃjese en que nuestro artÃculo sà declaraba que el agente Abernethy no imponÃa la legislación antidroga en el momento de su muerte, sino que lo identificó como uno de dos policÃas asesinados quienes âfenecieron tras hacer parar a conductores que habÃan sido arrestados y apresados antes por cargos de delitos de drogas y, por lo visto, no estaban listos para regresar a prisiónâ. La decisión de nuestro editor de incluir al agente Abernethy en la lista se dio porque al principio le pareció que el caso cuadraba en esa categorÃa.
Asimismo fÃjese en que nuestra organización no tiene ningún propósito o intención que serÃa favorecido por informar que ocho o nueve policÃas fueron muertos al imponer la legislación antidroga en vez de siete. Además de que esa diferencia es demasiado pequeña para afectar cualquier debate sobre las polÃticas (pese a que sea una gran tragedia para cualquiera relacionado con los policÃas), nuestro artÃculo argumentaba que la represión a las drogas es menos peligrosa que se suele creer, no más. Si hubiéramos querido exagerar las cifras a fin de hacernos entender, nuestro incentivo habrÃa sido, por consiguiente, el de no incluir cualquier caso que no necesitáramos y valernos del número menor, no del mayor. El artÃculo también argumentaba que utilizar la SWAT para hacer redadas antidrogas aumenta y no disminuye los peligros para los policÃas, pero ninguno de los dos otros casos implicó a equipos SWAT.
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