Reportaje: Guerra contra marihuana fracasa pese a ánimos de secretario antidroga, descubren nuevos informes

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El Gabinete de Política Nacional de Fiscalización de las Drogas de la Casa Blanca (ONDCP, la sigla en inglés para la secretaría antidroga de EE.UU.) ha fracasado en sus propios términos cuando se trata de las políticas de marihuana, de acuerdo con dos informes que examinan datos del gobierno de un renombrado investigador de la marihuana. No ha reducido considerablemente el consumo de marihuana pese a incrementar constantemente las cifras anuales de arresto y las corrientes campañas de propaganda, mientras que, al mismo tiempo, tergiversa y distorsiona datos sobre la gente que está en tratamiento por “dependencia de la marihuana” a fin de afirmar falsamente que la marihuana es una droga peligrosa, cuando, en realidad, menos de la mitad de todas las personas tratadas a causa de la marihuana cuadra con los criterios típicos para la toxicomanía.

[inline:johnwalters2.jpg align=right caption="demasiado “optimismo” de John Walters"]Los informes, del catedrático Jon Gettman de la Universidad George Mason, se encuentran disponibles aquí (en inglés). Examinan los datos oficiales del gobierno del Sondeo Interior Nacional sobre la Droga y la Salud de todos los años y del Conjunto de Datos sobre Episodios de Tratamiento.

Con base en las propias cifras del gobierno, el ONDCP ha fracasado en lograr su meta declarada en 2002 de reducir el consumo de marihuana en un 25% hasta 2007, descubrió Gettman. Conforme al sondeo nacional, el año pasado hubo 14.5 millones de fumadores de marihuana en comparación con los 14.6 en 2002. De 2002 a 2007 el consumo anual de marihuana cayó ligeramente de 25.9 a 25.1 millones. A la verdad, el número de estadounidenses que han consumido marihuana en algún momento de sus vidas aumentó, de 95 millones en 2002 para más de 100 millones en 2007.

Igualmente, el consumo de marihuana entre adolescentes – cuya reducción es una de las metas declaradas del ONDCP – sigue alto. Más de uno en cada nueve (12%) de niños con 14 y 15 años y uno en cada cuatro (23,7%) de los que tienen 16 y 17 consumieron marihuana en 2007. Pero, perturbadoramente, hubo 472.000 niños de 12 y 13 años y 627.000 de 14 y 15 que no consumieron marihuana en 2006, pero todavía consumieron drogas ilegales. Casi mitad de ellos usó inhalantes y obtuvo analgésicos ilegalmente.

A grandes rasgos, hubo 35.7 millones de consumidores de drogas ilícitas al año en Estados Unidos en 2007, el 14,4% de la población. De todos los consumidores de drogas ilícitas, el 41% consumió apenas marihuana. El otro 29% consumió marihuana y por lo menos una droga ilícita, en tanto que el 30% consumió otras drogas ilícitas, pero no marihuana.

“El gobierno Bush no ha logrado reducir ni fiscalizar el consumo de marihuana en Estados Unidos”, concluyó Gettman. “Se han distorsionado cambios marginales respecto al consumo de marihuana y otras drogas para sustentar falsas afirmaciones de que se ha logrado progreso gradual en la reducción del consumo de marihuana y otras drogas. En esencia, el consumo de marihuana es el mismo que cuando el gobierno Bush tomó posesión y el consumo total de drogas ilícitas ha aumentado. Los datos sobre el consumo de drogas no corroboran las afirmaciones del gobierno Bush de que sus políticas han causado un impacto considerable sobre el consumo de drogas ilícitas en Estados Unidos”.

La estabilidad – no la reducción – del consumo de marihuana sucede pese a por lo menos 127 anuncios antimarihuana televisivos, radiofónicos e impresos distintos del ONDCP, además de por lo menos 34 comunicados de prensa centrados principalmente en la marihuana y, como mínimo, 50 informes del ONDCP u otras agencias del gobierno de EE.UU. acerca de campañas sobre o contra la marihuana.

Para John Walters, director del ONDCP, las ligeras reducciones en el consumo de marihuana entre adolescentes querían decir que “los adolescentes están captando la idea respecto a los daños de la marihuana y están cambiando su comportamiento – para lo mejor”, como observó en un comunicado de prensa de septiembre de 2007. Con todo, fue forzado a admitir en el aliento siguiente que “el consumo abusivo de medicamentos recetados entre adolescentes sigue siendo una preocupación inquietante”.

Igualmente, en un comunicado de prensa de julio, Walters pidió una “intervención” contra el consumo de marihuana entre adultos e intentó definir la experiencia de la marihuana mientras lo hacía. “La marihuana es el punto ciego de las políticas de drogas”, dijo Walters. “Los nacidos en la década de 1950 tienen la percepción de que la marihuana se trata de diversión y libertad. No es así. Se trata de dependencia, enfermedad y disfunción. Como revelan los datos publicados hoy día, la marihuana es una parte mucho más grande del problema de nuestro país con la adicción que la mayoría percibe. Aunque el consumo de marihuana haya caído bruscamente, el consumo adulto, con todas las consecuencias sociales, económicas y sanitarias que ello conlleva, no va a mejorar hasta que empecemos a ser más honestos con nosotros mismos sobre la gravedad de esta droga. Demasiados de nosotros están en negación y es tiempo de una intervención”.

“Las propias estadísticas del gobierno demuelen las afirmaciones de éxito del secretario antidroga de la Casa Blanca en su obsesiva guerra contra la marihuana”, dijo Rob Kampia, director ejecutivo del Marijuana Policy Project (MPP, por su sigla en inglés) en Washington, DC. “La guerra más intensa contra la marihuana desde ‘La locura del porro’, incluso cifras plusmarquistas de arrestos cada año desde 2003, ha desperdiciado miles de millones de dólares y no ha producido nada, excepto dolor y vidas arruinadas”.

Si el ONDCP no ha logrado reducir el consumo de marihuana, ha tenido bastante éxito en hacer subir el número de personas forzadas a ingresar a tratamiento de la toxicomanía a causa del consumo de marihuana. El problema es que muchas de las personas que buscan tratamiento para la “dependencia de la marihuana” no son dependientes ni necesitan tratamiento. El porcentaje de admisiones por que la marihuana fue la principal sustancia de consumo abusivo encaminadas por el sistema de justicia penal aumentó del 48% en 1992 al 58% en 2006. Pero menos de la mitad (45%) de las admisiones cumplía con los criterios para la dependencia asentados por el Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Americana de Psicología.

“Incrementos en las admisiones al tratamiento a causa de la marihuana, citados con frecuencia por los funcionarios como prueba de que la marihuana es peligrosamente adictiva, son más el resultado de políticas de justicia penal que de diagnóstico médico”, señaló Gettman. “Estas políticas aumentan los costes públicos de proveer servicios de tratamiento de la toxicomanía y reducen los fondos y la oferta de tratamiento de problemas más graves con las drogas.

El dinero de sus impuestos costea tratamiento innecesario de la drogodependencia para usuarios de marihuana. Programas del gobierno sufragan el tratamiento en el 62% de las admisiones en que la marihuana sea la principal droga consumida abusivamente y en el 60% de ingresos al tratamiento a causa de la marihuana encaminado por el sistema de justicia penal.

“En miles de casos, el contribuyente parece estar financiando el tratamiento de no adictos cuyo único problema es el de que los pillaron con marihuana”, dijo Gettman.

Con base en datos oficiales, Gettman también descubrió que, comprobadamente, el ONDCP no había logrado cumplir su meta de dos años de 2002 de una reducción del 10% en el consumo de drogas entre adolescentes y adultos ni su meta de cinco años de una reducción del 25% en el consumo de drogas entre esos dos grupos. El consumo de drogas entre adolescentes sí disminuyó, pero menos que las metas del ONDCP. Hubo una reducción poblacional del 7% en el consumo actual de drogas ilegales de 2002 a 2004 y una reducción del 16% de 2002 a 2007. Pero, entre los adultos, aunque la población de consumidores actuales de drogas ilícitas cayera el 1,5% de 2002 a 2004, la verdad es que aumentó el 4,8% de 2002 a 2007. Ese incremento en el consumo de drogas ilícitas entre adultos se debió al uso de analgésicos opiáceos, de acuerdo con el sondeo nacional sobre el consumo.

Y así está la guerra contra la droga ilícita más popular de Estados Unidos. Mientras que el secretario antidroga se lanza en improperios contra la marihuana, los niños y adultos se vuelven hacia los analgésicos. ¿Eso es progreso?

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