Reportaje: La reforma de las políticas de drogas no aparece en las elecciones de Canadá

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Aunque la mayoría de los estadounidenses esté atenta a las elecciones del 04 de noviembre allá, los canadienses también acudirán a las urnas en las elecciones nacionales a fines de este mes. El primer ministro conservador Steven Harper espera que su gobierno minoritario devenga mayoría, en tanto que los liberales de la oposición y el Nuevo Partido Democrático (NDP, por su sigla en inglés) sueñan en lograr escaños suficientes en el Parlamento para formar una alianza en el gobierno y el Partido Verde de menor popularidad espera realmente conseguirse algunos escaños.

[inline:harper-drug-ad.jpg align=right caption="folleto del Partido Conservador que sataniza a los consumidores de drogas"]Las recientes encuestas de opinión canadienses muestran una y otra vez que los conservadores obtienen el 40% del voto popular, los liberales cerca del 25%, el NDP alrededor del 18%, los verdes el 9% aproximadamente y el Bloc Québécois el 8% más o menos. Hay que ver cómo eso se va a traducir en escaños parlamentarios, pero los conservadores parecen listos para retener el control del gobierno federal. La buena noticia es que no van a hacerlo con base en sus políticas de drogas.

Aunque en un momento anterior de esta década Canadá haya sido un semillero de la reforma de las políticas de drogas, esa cuestión desempeña un rol menor en estas elecciones y ha sido negativa en la medida en que ha hecho parte de la campaña. Los liberales, quienes antes eran el partido gobernante y hace solamente unos cuantos años pedían la despenalización de la marihuana, se han retirado en silencio y los conservadores han sido frugales en sus intentos de hacer progresar su agenda prohibicionista durante la campaña, pese a que hayan lanzado algunas andanadas contra el InSite, el inyectorio de Vancouver, y hayan hecho por lo menos una serie de anuncios de campaña que piden redadas de “yonquis” para el tratamiento o la prisión.

El NDP, que ha adoptado oficialmente la regulación de la marihuana en el pasado, ya no la menciona en la página de temas de su sitio web de campaña, pero el Partido Verde pide abiertamente la legalización de la marihuana y un abordaje de reducción de daños a las demás drogas. (Elizabeth May, la lideresa del Partido Verde, ha pedido disculpas en público por no haber fumado marihuana.)

“Las políticas de drogas no han desempeñado un rol muy grande en la campaña”, dijo Eugene Oscapella, director de la Canadian Foundation for Drug Policy de Ottawa, al observar que, como en EE.UU., la condición de la economía empequeñece todas las otras cuestiones. “Harper ha puesto el grito en el cielo sobre ponerse duro con los delincuentes juveniles, pero la verdad es que no se ha hablado mucho sobre las políticas de drogas”.

Pero una victoria convincente de los reformadores puede anunciar la reanudación de una labor para ponerse duro con los delitos de drogas, dijo Oscapella. “Presentaron un proyecto de ley para endurecer las penas contra los delitos de drogas, incluso algunas sentencias mínimas obligatorias, y si ganan la mayoría, van a proceder a toda máquina. A los conservadores no les gustan las políticas de drogas sensatas; les gusta el castigo”, dijo.

Más destacadamente, los problemas en las políticas de drogas en esta temporada de campaña fueron el embrollo por los ex candidatos Dana Larsen y Kirk Tousaw del NDP de la región de Vancouver. Los dos son antiguos activistas pro marihuana o reforma de la legislación sobre las drogas destacados, los dos tienen vínculos con Marc Emery y el Partido de la Marihuana de Columbia Británica, los dos integran el ala antiproibicionista del NDP y los dos fueron forzados a renunciar como candidatos el mes pasado después que afloraron vídeos en YouTube en que aparecían consumiendo drogas en el pasado. Larsen también fue regañado duramente por ser dueño conjunto de una tienda que vendía varias semillas, incluso las de coca.

Tousaw no quiso hacer comentarios sobre el evento hasta después de las elecciones, pero Larsen, ex editor de la revista Cannabis Culture, fue menos reticente. No se resentía, dijo.

“Mi renuncia fue una decisión política estratégica en consulta con el partido”, dijo Larsen. “Podía ver cómo iban las cosas – continuar con mi candidatura le dificultaría más la vida al NDP en las elecciones. Soy un ex líder del Partido de la Marihuana de CB, he fumado marihuana mi vida entera y he sido bien abierto sobre ello, pero no estoy seguro si mis amigos en el NDP tenían ciencia de todas las cosas que hice a lo largo de mi carrera. No quería que Jack Layton [el líder del NDP] tuviera que pasar su tiempo defendiendo a un candidato que vendía ‘plantas de cocaína’ o que, por lo visto, manejaba mientras fumaba marihuana”, explicó.

“Mi tienda vende semillas de coca y aunque sepamos que la planta de coca tiene una larga historia de consumo tradicional benéfico que remonta a miles de años, no sé si el público está listo para un candidato que vendía ‘plantas de cocaína’. Si me quedara, terminaría más perjudicando que ayudando al NDP”, dijo Larsen.

Larsen dijo que había aprendido una lección en política a lo serio. “Debería haber lanzado todo esto en los medios en un día de bastantes noticias cuando me convertí en candidato inicialmente”, dijo. “Cuando llegaran las elecciones, nadie se habría importado. Pero todo fue publicado el mismo día por mis oponentes. Me superaron en maniobras”, observó.

“Sigo siendo un filiado leal del NDP; es con mucho la mejor opción política para el movimiento pro reforma de las políticas de drogas en Canadá”, dijo Larsen. “El NDP tiene una plataforma de tributar y regular la marihuana y terminar con la guerra contra las drogas. Mucha gente en la comunidad pro reforma de las políticas de drogas y de la marihuana está emocionada por creer que el NDP me perjudicó, pero para mí eso no ha pasado del todo. Si realmente apoyan la reforma de las políticas de drogas, deben quedarse con el NDP o trabajar con otro partido que también la apoye”.

Pese a que ahora los verdes sean oficialmente más progresistas en las cuestiones de las política de drogas, el NDP continúa siendo el mejor lugar para los reformadores de las políticas de drogas, argumentó Larsen. “Aunque los verdes tengan una buena política para la marihuana y eso pueda ayudar a presionar a otros partidos a que adopten esas ideas, los verdes no van a elegir a nadie”, dijo Larsen. “¿Será que los verdes van a hacer algo mejor que [la parlamentaria de Vancouver Este por el NDP y ardiente reformadora de las políticas de drogas] Libby Davies? Parte de ser parlamentario es integrar un equipo partidario”.

Además, dijo, había una perspectiva consoladora. “Seguro que esto me ha dado destaque”, se rió. “Recibí mucho apoyo y casi ningún comentario negativo. Seguiré yendo a las convenciones del NDP y ahora la gente va a reconocer quien soy yo”.

“Comprendo la preocupación del NDP por Dana Larsen”, dijo Oscapella. “Manejar mientras se fuma marihuana y se coloca con LSD y publicarlo en YouTube no parece bien y el NDP se habría encontrado en la posición de tener que aclarar que no apoya el consumo de drogas, solamente las políticas de drogas sensatas. Serían necesarias muchas explicaciones para deshacer el posible perjuicio”.

Con todo, dijo Oscapella, el NDP sigue siendo una buena apuesta para la gente interesada en la reforma de las políticas de drogas. “No creo que se estén alejando de las políticas de drogas sensatas”, dijo. “Aunque para ser elegidos puedan no querer llamar mucha atención a esto, tienen demasiadas personas buenas como Libby Davies que son buenísimas en materia de reforma de las políticas de drogas. Si se plantea la cuestión de la reforma de las políticas de drogas durante una elección, se corre el riesgo de ser atacado”.

Desde que los conservadores llegaron al poder, la política de la marihuana y de la reforma de las políticas de drogas ha ido fuera de camino, dijo Oscapella. “Los conservadores han retrocedido totalmente respecto a la marihuana. No quieren tener nada que ver con cualquier liberalización, pero sí quieren aumentar las penas contra lo que llaman grandes criminales, incluso algunos infractores por marihuana”, señaló.

[inline:canada-parliament.jpg align=left caption="el Parlamento canadiense en Ottawa (por cortesía de la Biblioteca del Parlamento)"]“Las políticas de drogas de los verdes son más abiertas y sensatas que las de cualquiera de los partidos, pero la verdad es que el NDP también es buenísimo”, dijo Oscapella. “Los verdes son francos sobre ello; piden la legalización, adoptan la reducción de daños para otras drogas y se dirigen hacia un modelo regulatorio”.

Tanto los verdes como el NDP se han salido mejor en materia de políticas de drogas que los liberales, dijo Oscapella. “Hace unos cuantos años los liberales hablaban de despenalización, pero luego se retiraron y dijeron que querían apenas reducir las penas, tal vez a causa de la presión política de Washington”, dijo Oscapella. “Pero eso nunca sucedió y no he escuchado un pío de los liberales sobre eso desde entonces”.

Pese a que no aparezca en su mayoría, la política de la lucha contra la droga sí entró en algunos panfletos electoreros producidos por la campaña de Harper y enviados a votantes por candidatos conservadores alrededor del país. Decían: “Los yonquis y traficantes no deben estar cerca de los niños y las familias. Deben estar en [clínicas de] rehabilitación o entre rejas”.

Terry McKinney, residente y activista de Vancouver, recibió los panfletos y se enojó. “Quería demandar a los desgraciados por atacar mis derechos humanos según la Carta de Derechos canadiense”, dijo.

McKinney clarificó: “El primer panfleto fue un ataque directo con miras a cualquiera que consuma drogas y su total falta de humanidad (de los adictos)”. Fue seguido de “más varios que atacaban a los adictos, el consumo de drogas, la delincuencia juvenil, lo entiendes”, dijo.

“Estas personas afirman ser cristianos renacidos”, prosiguió McKinney, “pero todo lo que se escucha de ellos es el dogma moral. No hay señales de compasión, comprensión o simpatía por su prójimo. Como alguien con problemas con la adicción hace casi 40 años, nunca he visto tanto rechazo de la investigación y la ciencia por creencias religiosas puramente personales en un partido gobernante”.

Los votantes canadienses acuden a las urnas en menos de dos semanas. Un gobierno de mayoría conservadora sería una mala noticia para la reforma de las políticas de drogas, un gobierno entre liberales y el NDP podría dar algunos pasos en la dirección de la reforma, pero, en estas elecciones por lo menos, parece que la reforma de las políticas de drogas ha sido dejada a un lado.

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