El año pasado en los suburbios de Washington, DC, la diecinueveañera Alicia Lannes sufrió una sobredosis de heroÃna. La muchacha estaba en su cuarto y enviaba mensajes de texto a su novio y proveedor de heroÃna, Skylar Schnippel, cuando él se percató de que algo estaba mal. Pero cuando percibió que Lannes estaba en apuros, no llamó ni al número telefónico de emergencia ni a sus padres. Más bien, llamó a algunos amigos y pidió que fueran a verla. A las 04:00 de la madrugada, se esforzaron por ver a través de su ventana, vieron que estaba inconsciente y llamaron a los paramédicos. Poco después de las 05:00, su padre, Greg Lannes, fue despertado por paramédicos que golpeaban su puerta principal.
âEncontramos a mi hija echada al costado de su camaâ, le dijo Lannes al Washington Post. âHabÃa fallecido. HabÃa pasado por mucha cosa en su corta vidaâ.
En los dos casos, la gente que podrÃa haber salvado las vidas de las vÃctimas con una acción rápida dudó en llamar ayuda, sobre todo por miedo de las implicaciones jurÃdicas. Ya fuera el consumo de heroÃna ya el consumo de alcohol de parte de menores de edad, tanto amigos como las mismas vÃctimas enfrentaban la posibilidad de ser enjuiciados por tomar o consumir drogas.
Ayer Daniel Reardon prestó declaración ante un comité de la Asamblea General de Maryland para instar a los diputados a que aprueben un proyecto de ley que podrÃa haber salvado la vida de su hijo. El Comité de la Cámara sobre el Judiciario celebraba vistas sobre el HB 1273, un proyecto de ley del Bueno Samaritano para sobredosis, que protegerÃa a las vÃctimas de sobredosis y a la gente que busca ayuda para ellas contra ser enjuiciadas criminalmente.
Pese a que Nuevo México sea el único estado que ha aprobado dicha ley, varias facultades y universidades han instituido polÃticas parecidas. âHay cerca de 90 facultades por todo EE.UU. que tienen estas amnistÃas en caso de emergencia médicaâ, dijo Stacia Cosner, estudiante de último año en la Universidad de Maryland e integrante del grupo Students for Sensible Drug Policy (SSDP, por sus siglas en inglés), que ha apoyado la ley de Maryland. âCerca de un tercio es de instituciones públicas; el resto es de facultades privadas, normalmente pequeñasâ.
Desdichadamente, la Universidad de Maryland no es una de ellas â todavÃa. âHemos estado trabajando en esto por aquà hace un par de años y ha habido algún progreso, pero todavÃa no se ha adoptado nada formalmenteâ, dijo Cosner.
Ello funciona en la Universidad George Washington en Washington, dijo Cosner, al aludir a la investigación corriente allá. âDesde que instituyeron el programa, las llamadas al número telefónico de emergencia médica han aumentado bastanteâ, dijo.
Ahora el movimiento se propaga más allá del campus universitario. Este año, además de Maryland, las Asambleas en por lo menos siete otros estados â Connecticut, Hawái, Illinois, Nebraska, Nueva York, Rhode Island y Washington â están ponderando leyes del Buen Samaritano para sobredosis. (La labor del Estado de Washington fue estrangulada en un momento anterior de este mes tras no lograr salir de un comité.)
Hay un buen motivo para dichas leyes. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), más de 22.000 personas murieron de sobredosis farmacológicas (tanto lÃcitas como ilÃcitas) en todo EE.UU. en el 2005, el último año para el que hay estadÃsticas disponibles, lo que significa que las sobredosis solamente pierden para los accidentes de tránsito como causa de muerte para los jóvenes. Sólo cerca del 15% de las sobredosis fatales resulta en muerte inmediata, lo que quiere decir que providencias rápidas pueden salvar vidas.
âNunca deberÃa ser un delito llamar al número telefónico de emergenciaâ, dijo Naomi Long, directora del Proyecto DC y Maryland de la Drug Policy Alliance, que lidera la carga a favor del proyecto en Anápolis, la capital del Estado de Maryland. âEl proyecto trata de salvar vidas sin comprometer la seguridad pública. En estos tiempos económicos difÃciles, Maryland debe centrar sus recursos en salvar vidas, no en arrestar a los Buenos Samaritanosâ.
El proyecto de ley del Buen Samaritano âtrata de darles a innúmeros ciudadanos de Maryland una segunda oportunidad en la vidaâ, dijo el diputado Kris Valderrama, ponente del proyecto. âDeberÃamos aprobar leyes que pasen la idea de que salvar vidas es nuestra primera prioridadâ.
âNecesitamos estas leyes para proteger vidas y ayudar a la gente que se encuentra en situaciones confusas a tomar la decisión correcta de llamar ayuda si es necesarioâ, dijo Amber Langston, directora de relaciones de la región este de SSDP. âLa gente puede dudar en llamar al número telefónico de emergencia o no llamar por miedo de ser castigada. Aun unos cuantos momentos de hesitación pueden costar la vida de alguien. Si las metas de nuestras polÃticas de drogas son las de salvar vidas, entonces promulgar la legislación del Buen Samaritano son buenas polÃticas de drogasâ.
En calidad de organización estudiantil, SSDP está especialmente preocupado por los jóvenes, dijo Langston. âEs una cuestión que afecta particularmente a los jóvenes, quienes por lo general tienen menos experiencia y más miedo de la retribuciónâ, argumentó.
âSabemos que la gente se está muriendo de sobredosis y son muertes evitables, innecesariasâ, dijo Long de la DPA. âNecesitamos crear una situación tal que la gente llame ayuda de inmediato. Los proyectos de ley en Maryland y en otras partes son un intento de eliminar la amenaza percibida de enjuiciamiento de parte de la gente que quiere hacer lo correcto, pero se encuentra en una situación difÃcilâ.
Hay que ver si se aprueba el proyecto de Maryland este año, pero las vistas han sido una oportunidad de abrir los ojos de los legisladores para el problema, dijo Long. âHemos podido concienciar a los legisladores sobre la manera por que el miedo al arresto y al castigo hace que la gente dude en llamar al número telefónico de emergencia. Tenemos algunos relatos muy conmovedores, pero lo importante es que el proyecto todavÃa tiene una lucha dificilÃsima que trabarâ, dijo.
âMe parece estupendo que algunas Asambleas estatales estén intentando ponerse al nivel de un buen programa de reducción de dañosâ, dijo Hilary McQuie, directora de la Harm Reduction Coalition para la región oeste. âLa gente alude con frecuencia al miedo a la retribución en cuanto principal motivo para no buscar ayuda. Si estas leyes logran ser aprobadas y aceptadas de manera que cambien el comportamiento de la gente acerca de lo que sucede con una situación de sobredosis, esto realmente podrÃa causar impacto en las vidas de las personas. PodrÃa salvar sus vidasâ.
Pero aprobar un proyecto de ley del Buen Samaritano es solamente el comienzo, dijo McQuie. âHay un lapso entre los cambios en la ley y los cambios en las llamadas al número telefónico de emergenciaâ, dijo. âTarda un poco hasta que la gente tenga confianza en el sistema. También hay que concienciar a la policÃa y a la gente en torno a los usuarios de drogas de que la ley existe y no hay fondos para ello. Estas labores son maravillosas, pero necesitan más recursos para ser implementadas con eficaciaâ.
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