El gobierno Obama ha realizado cambios en Afganistán con el rechazo del énfasis del gobierno Bush en la erradicación de las adormideras en favor de ataques contra redes de narcotráfico relacionadas con el Talibán al mismo tiempo en que aumenta el número del personal militar de EE. UU. en el paÃs para casi 70.000. Juntamente con ese incremento de soldados estadounidenses en Afganistán, el gobierno también acrecienta la presencia de la DEA en el paÃs.
Afganistán produce más de un 90% de la oferta mundial de adormideras, de que deriva la heroÃna. Solamente la Provincia de Helmand, que ahora anda a la mira de la fuerza expedicionaria de 4.000 infantes de la Marina de EE. UU., produce más de la mitad de todo el opio afgano. Si fuera un paÃs aparte, serÃa el abastecedor más grande de opio del mundo.
Aunque todas las facciones en Afganistán estén metidas en el negocio de las adormideras, incluso numerosos funcionarios y caudillos vinculados con el gobierno Karzai, EE. UU. y OTAN tienen un interés especial en desordenar las partes del narcotráfico que ayudan a financiar a los insurgentes talibanes. Se calcula que el Talibán gane cientos de millones de dólares al año con la tributación de los cultivos de adormideras, la actuación como escolta armada de caravanas de drogas y la ejecución de operaciones internacionales de narcotráfico.
En el pasado, el Talibán ha sacado provecho de las campañas de erradicación de dos maneras como mÃnimo. Primero, en la medida en que dichas campañas son exitosas, hacen subir el precio del opio, que el Talibán ha acopiado abundantemente. Segundo, las campañas de erradicación han demostrado que son una herramienta fértil de reclutamiento para el Talibán al paso que los agricultores, enojados por presenciar la destrucción de sus sustentos, buscan unirse a los que en apariencia se oponen a la erradicación.
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