El lunes un juez federal en Charleston, Virginia Occidental, detuvo en seco el plan del sistema escolar de la Comarca de Kanawha de llevar a cabo exámenes toxicológicos aleatorios con profesores al dictar una refutación mordaz de la polÃtica y la junta escolar mientras lo hacÃa. Robert Goodwin, juez de distrito de EE.UU., dijo que el plan forzarÃa a profesores a que se sometan a un registro injustificado e inconstitucional.
Pese a ser avisada con antelación de que la comarca debÃa esperar una querella judicial costosa y probablemente fútil si se aprobara la polÃtica, la junta escolar prosiguió de todos modos en una votación de 4 contra 1 en octubre. La sucursal de Virginia Occidental de la American Federation of Teachers interpuso una demanda para impedir que se implementara la polÃtica a fines de noviembre y la West Virginia Education Association y la Unión Americana de las Libertades Civiles se sumaron a la lucha el mes pasado.
El lunes el juez Goodwin concedió un mandamiento judicial temporal a la solicitud. Goodwin dijo que se elaboró el plan de la junta escolar de examinar a un cuarto de los profesores y demás empleados del colegio cada año pese a que no existen pruebas de un problema dominante de drogas en la comunidad y que estaba fundado en hipótesis irrazonables del peor de los casos. Preguntó por qué el distrito tampoco poseÃa una polÃtica para examinar aleatoriamente a profesores para ver si tienen enfermedades tropicales.
âLa seguridad total para nosotros y nuestros niños solamente es posible â aunque poco probable â en un estado totalitarioâ, dijo Goodwin. â¿Quién querrá vivir en una sociedad en que un gobierno desconoce lÃmites para impedir chinchones y moretones?â agregó.
Las decisiones judiciales federales anteriores habÃan sostenido que los funcionarios del gobierno no pueden ser sometidos a exámenes toxicológicos aleatorios sin necesidad de sospecha â hay un puñado de excepciones, cuya mayorÃa está relacionada con la seguridad y protección públicas. La junta escolar presentó el argumento novedoso de que los profesores â y los trabajadores de la cafeterÃa y conserjes â ocupaban puestos âsensibles a la seguridadâ y que, si tuvieran sus facultades perjudicadas a causa del consumo de drogas, su incapacidad de supervisar una clase podrÃa poner en riesgo la seguridad de los estudiantes. Pero el juez Goodwin no se lo tragó.
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