Durante una conferencia en Tegucigalpa que reunió a funcionarios de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) y zares antidrogas de 32 paÃses latinoamericanos y caribeños, el presidente hondureño Manuel Zelaya, anfitrión de la conferencia, pidió la legalización del consumo de drogas. Al hacerlo, se suma a una lista cada vez más grande de lÃderes latinoamericanos que se arriman al mismo parecer.
Los consumidores de drogas deberÃan ser considerados pacientes, no criminales, dijo Zelaya. Ellos pueden ser tratados por profesionales de la salud en vez de ser arrestados o acosados por la policÃa. Y el estado también puede parar de tirar dinero por la ventana, añadió. âEn vez de perseguir a los narcotraficantes, las sociedades deberÃan invertir esos recursos en educar a los enfermos por drogas a bajar su consumo y su vicioâ, dijo el mandatario hondureño.
Como el resto de Centroamérica, Honduras es asolado por carteles ilegales del narcotráfico que se valen normalmente del paÃs como punto de transbordo para la cocaÃna colombiana destinada hacia el mercado norteamericano. También presencia niveles cada vez más altos de consumo de drogas al paso que parte del producto inevitablemente se cae del camión.
Con sus comentarios el lunes, Zelaya se suma a lo que se puede convertir en un consenso latinoamericano emergente. Hace unos cuantos dÃas, el presidente mexicano Felipe Calderón, cuyo paÃs es plagado por la violencia relacionada con la prohibición, pidió la despenalización de pequeñas cantidades de drogas. El gobierno de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner hace presión activamente en favor de la despenalización allá. En Brasil, los tribunales preparan el terreno para la despenalización. Mientras tanto, Bolivia y Venezuela contienden abiertamente con EE.UU., en parte por cuestiones de polÃticas de drogas. En agosto, funcionarios del PRD mexicano de izquierdas, el partido más grande de oposición, les pidieron a los legisladores del partido que pensaran en pedir la legalización de las drogas como parte de un âgrande acuerdo nacionalâ para tratar de la violencia y la falta de seguridad en el paÃs.
Las conversaciones sobre la legalización de parte de lÃderes polÃticos latinoamericanos son imprecisas con frecuencia - ¿Querrán decir producción y ventas despenalizadas o legalizadas y reglamentadas? -, y, en la medida en que realmente hablan de la despenalización solamente â no de la legalización, la promulgación de dichas polÃticas no reducirÃa algunos de los daños vinculados con la prohibición de las drogas, pese a que disminuya ciertos daños sufridos por los consumidores de drogas. Pero parece que Latinoamérica está a punto de enseñarle una cosita a su vecino norteño cuando se trata de polÃticas de drogas humanas y eficaces.
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