En un informe anual lanzado el miércoles, La cultura de la coca en la región andina, la Oficina de la ONU Contra la Droga y el Delito (ONUDD) se encontró âsorprendida y escandalizadaâ en anunciar que la cantidad de tierra dedicada al cultivo de coca en Bolivia, Colombia y Perú habÃa aumentado para más de 181.000 hectáreas. Es un incremento de 16% con relación a las cifras de 2006 y el nivel más alto de cultivo desde 2001.
âEl aumento en el cultivo de coca en Colombia es una sorpresa y un escándalo: una sorpresa porque sucede en una época en que el gobierno colombiano intenta tanto erradicar la coca; un escándalo a causa de la magnitud del cultivoâ, dijo Antonio Maria Costa, director ejecutivo de la ONUDD. âPero esta mala noticia debe ser puesta en perspectivaâ, añadió en una desesperada busca de un resquicio de esperanza. âAsà como en Afganistán, donde se cultiva la mayor parte de la adormidera en provincias con fuerte presencia talibán, en Colombia se cultiva la mayor parte de la coca en regiones controladas por insurgentesâ, dijo Costa, observando que mitad de la producción total de cocaÃna y un tercio de todo el cultivo ocurre en apenas 10 de las 195 municipalidades del paÃs.
Pero a pesar del incremento en el cultivo de cocaÃna, su producción permaneció estable. El año pasado, la posible producción mundial de cocaÃna fue de 994 toneladas métricas, de acuerdo con la ONUDD, en tanto que, en 2006, fue de 984 toneladas métricas. La ONUDD señaló cosechas menores como resultado de la presión oriunda de la erradicación aérea masiva, la cual hizo que los agricultores buscaran tierras periféricas y recurrieran a cocales menores y más dispersos.
âEn los últimos años, el gobierno colombiano destruyó la agricultura de la coca en gran escala a través de la erradicación aérea masiva, lo que inquietó tanto a grupos armados como a narcotraficantes. En el futuro, con las FARC en desorden, puede ser más fácil controlar el cultivo de cocaâ, predijo Costa con optimismo.
El año pasado, la policÃa antidroga de Colombia, que trabajaba con fondos y contratistas estadounidenses, aspergió herbicidas en 160.000 hectáreas de coca y erradicó manualmente otras 50.000 hectáreas. Pero, como en el pasado, los campesinos cocaleros de Colombia, frente a pocas alternativas, se han adaptado rápido, anulando las ganancias de los erradicadores.
Aunque el Congreso haya estado de acuerdo con el experimento de $5 billones para erradicar la coca en Colombia en el último año del gobierno Clinton y a lo largo de la presidencia de Bush, crece el clamor en el Capitolio por un cambio en el énfasis de la ayuda estadounidense. Actualmente, se invierte el 80% de ella en las fuerzas de seguridad y el 20% en el auxilio al fomento. Los legisladores pueden preguntar con toda la razón qué han estado logrando con todo ese dinero.
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