(reimpreso de The Trebach Report)
Mis pésames a su esposa, Susie, y a sus hijos, su hija Lindsay y su hijo Loren. Gracias a Ethan Nadelmann y Kevin Zeese por contarme esta noticia triste, pero importante.
He aquà mis reflexiones, algo serpenteantes, pero asà me siento esta mañana â asà y traumatizado y un poco enojado con los caprichos a veces crueles del destino.
Ha sido fácil seguir el progreso de Lindsay porque ella se ha vuelto una de la nueva generación de expertos en Internet o blogueros afiliados a Google, creo. ¿Por qué me acuerdo de esos años pasados, cuando una Lindsay mucho más joven intrigó a un académico que venÃa de Francia a hacer una visita porque el francés que ella aprendió en la escuela y en el cual era fluyente â era, bueno, clásico y un francés moderno raramente lo escuchaba? Barry y Susie se reÃan contenidamente mientras me contaban esa historia. Estoy seguro que no la he contado bien y espero que sea corregida pronto.
Conocà a él y su esposa Susie cuando participaban de uno de mis seminarios comparativos sobre las polÃticas de drogas en Londres en la Facultad Imperial. Esto debe haber sucedido a principios de los años 1980 o fines de los años 1970. Mi memoria no es de las mejores, pero me recuerdo muy bien que Bruce Alexander también estaba en el seminario. De todos modos, logro acordarme que en la asistencia estaban grandes profesionales canadienses y que nos quedamos todos en alojamientos estudiantiles en la Imperial en el corazón de Londres, o cerca del corazón. Fue una buena época y mantuvimos el contacto desde entonces. Para entonces estoy seguro que habÃa completado mi primera monografÃa sobre polÃticas de drogas, âThe Heroin Solutionâ. CubrÃa la historia comparativa del control de las drogas en los EE.UU. y el Reino Unido â y, por supuesto, la historia de la heroÃna. Pronto pasé a trabajar en el próximo, que trataba de la situación entonces corriente en los EE.UU., con un poquito de información comparativa sobre el Canadá y también, claro, acerca de Gran Bretaña. QuerÃa llamarlo âThe War on Usâ [La guerra contra nosotros]. El epÃgrafe serÃa âHemos conocido al Enemigo y somos Nosotrosâ. Estoy seguro que a Barry le gustó esa idea. Mi editor me convenció a intitularlo The Great Drug War. Aun hoy dÃa, particularmente a mà no me gusta ese tÃtulo. Lo que importa aquà es que podÃa contar con la reacción de Barry y también de Bruce a todos los giros en mi investigación y con su lectura de todo el manuscrito. ¡Qué dedicación y qué tremenda ayuda! Cité mucho a Barry en una nota a pie de página importante en ese libro.
Barry y Bruce fueron bien útiles cuando traté después del proceso de armar la Drug Policy Foundation, con la ayuda próxima constante de Kevin y mi esposa, Marjy. Tanto Barry como Bruce estaban en la Junta Consultiva y proporcionaran consejos maravillosos.
Mi familia consideraba la familia de Barry y Susie una extensión de la nuestra, aunque no nos mantuviésemos constantemente en contacto. Cuando nuestro hijo del medio, Paul, se casó con Joanne Hughes en Seattle, Barry y Susie estaban en la asistencia.
Los intereses de Barry iban mucho más allá de las polÃticas de drogas y más recientemente él estuvo muy involucrado en la arena escéptica/paranormal. Este campo va más allá de mi conocimiento y no puedo conversar sensatamente sobre ello. Sin embargo, anexaré enlaces a otros comentarios sobre él y planeo escribir más sobre él en el futuro próximo. También haré correcciones cuando alguien envÃe informaciones que contradigan mi memoria incierta.
Al terminar esta memoria divagadora recuerdo una nota que Steve Jobs mandó en el sentido de que todos nos vamos a morir y que mientras estamos por aquà es mejor que vivamos nuestras vidas para que hagamos lo que está más próximo a nuestros corazones y nuestras almas y nuestro sentido de ética personal. Todo eso â y sin miedo, dirÃa yo. De la vida o de la muerte. También dirÃa que Barry hizo precisamente eso, todito.
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