David Borden, Director Ejecutivo
Después de una denuncia de la UPI, Beers se retractó diciendo: âQuiero asestar esta oraciónâ, escribió. âEn la época de mi declaración, con base en informaciones que tenÃa a mano, creÃa que este comunicado era verdadero y correctoâ. Sin embargo, citas de expertos en inteligencia en el artÃculo pusieron aun eso en cuestión. âAquella declaración es un completo disparate. No sé de dónde Beers lo está sacandoâ, dijo uno. âNo parece haber ninguna prueba de que las FARC estén yendo a Afganistán para entrenar. Nunca hemos dado informaciones a nadie sobre eso y, francamente, dudo que alguien ya lo haya alegado en una sesión informativa al Ministerio de Relaciones Exteriores o a cualquier otra personaâ, dijo otro. âMi primera reacción fue la de que Rand debe haber hablado malâ, dijo un empleado del Congreso. âPero cuando vi la propuesta firmada bajo juramento, no podÃa creer que lo habrÃa hecho. No tengo idea del porqué de una declaración asÃâ.
Tanto Colombia como Afganistán son noticia esta semana, como sucede a menudo, ya que la guerra a las drogas desempeña un rol adverso. En Colombia, un funcionario militar que sirvió a lo largo de la costa caribeña del paÃs fue exonerado de su cargo; si las alegaciones son verdaderas, los lucros de la industria de la cocaÃna ilegal â que existe en razón de la prohibición de las drogas â tentó al contraalmirante Gabriel Arango a juntarse a la fiesta. Varios oficiales del Ejército también están siendo investigados por la presunta colaboración con el cartel del Norte del Valle, la organización del narcotráfico más violenta del paÃs. En Afganistán, los funcionarios estadounidenses están citando vÃnculos entre el tráfico ilÃcito de opio â que también existe a causa de la prohibición de las drogas â y militares del Talibán y de la Al-Qaida como lógica para intensificar el programa de erradicación forzosa de la adormidera.
Y es un gran error, como han señalado numerosos analistas de Afganistán. Por ejemplo, en un foro aquà en Washington el marzo último, un analista de terrorismo de la CNN, Peter Bergen, contestando a una pregunta que yo le habÃa hecho sobre el tópico, dijo: âLa erradicación no funciona. Hay una tremenda cantidad de trabajos académicos que muestran que ella sólo empuja a los cultivadores a los brazos de los insurgentesâ. En virtud de la prohibición, ahora tanto el cultivo como la erradicación de la adormidera ayudan a nuestros enemigos. No es una historia de éxito para las polÃticas de la prohibición â pero, por el otro lado, ¿qué es?
Espero que esta intensificación no incluya la aspersión â los ecuatorianos no son los únicos a explicar cómo la práctica es irresponsable y deshumana. Dado que no es posible hacer cualquiera de las dos â con tanto que exista demanda, la oferta sólo se mudará y los labradores afganos necesitan el dinero -, no hay justificativa para tales riesgos con base en esperanzas legÃtimas de éxito. Hasta el momento, el gobierno Karzai ha resistido a valerse de quÃmicos y, con suerte, va a seguir haciéndolo. El secretario antidroga John Walters, sin embargo, anunciando una expansión del envolvimiento militar de los EE.UU. en los operativos contra la adormidera esta semana, hizo un comentario de mal agüero que no quiso explicar: âEsperamos un ambiente más permisivo para estos operativosâ.
Dado lo que ha sucedido en Colombia en las últimas varias décadas, dado lo que ha pasado en Afganistán â y cómo eso nos ha afectado aquà -, ¿se necesitan más pruebas de cómo la prohibición de las drogas está moral e intelectualmente difunta? Ya es hora de terminar la prohibición de las drogas â de legalizarlas â y, en fin, rescatar a colombianos, afganos y adictos de aquà y de todo el mundo del infierno en que la prohibición los ha zambullido.
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