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Cuidado con el temido skunk: Prensa británica sufre colocón por tabla y contrae caso grave de alarmismo

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Como el primer ministro británico Gordon Brown está listo para reclasificar la marihuana como droga más grave sujeta a penas más duras, parece que el Reino Unido está paralizado por un brote de alarmismo que pondría colorado a Harry Anslinger. Fomentado por la prensa amarilla muy leída del país y empleado por los conservadores oposicionistas como porra para pegarle al gobierno laborista de Brown, el pánico moral por la marihuana es un elemento clave en lo que casi seguramente parece ser la retirada de Brown de la reforma de la legislación sobre la marihuana.

cartel de película por el estilo de “Reefer Madness” de los años 1930
Si, como se espera, Brown realmente ordena que la marihuana sea reclasificada de la Clase C a la B, lo que querría decir el regreso a los arrestos rutinarios por simple tenencia y el incremento de las penas para el tráfico, él va a ignorar la recomendación del propio panel instaurador de las políticas de drogas del gobierno, la Asesoría sobre el Consumo Indebido de Drogas (ACMD, por su sigla en inglés), que ha pedido que la marihuana permanezca en la Clase C. Al contrario, Brown se va a poner del lado de la fuerza pública, de las mamás preocupadas y del sector de la salud mental y del tratamiento de la drogodependencia, todos los cuales se quejan mucho que la droga es tan peligrosa que debe ser reclasificada.

La prensa amarilla británica, ejemplificada por el Daily Mail, se ha vuelto un destacado actor en el debate acerca de la reclasificación, informando de forma increíble artículo asustador tras artículo asustador sobre la marihuana y sus efectos, particularmente sobre los jóvenes. He aquí apenas unos cuantos titulares alarmistas recientes del Daily Mail: “Hijo colocado con skunk acuchilla a padre 23 veces”, “Cómo el cannabis me volvió un monstruo”, “Preso forajido mata hombre mientras estaba colocado con cannabis skunk”, “Chiquillos colocados con skunk masacran a abuela” y “Adolescente que masacró a dos amigos era adicto al cannabis skunk”.

En otro artículo, “Cómo mi hijo perfecto se puso loco tras fumar cannabis”, el Mail consulta a una madre desdichada cuyo hijo se metió en problemas fumando marihuana. El semestre pasado, el Mail hacía advertencias con relación al “skunk mortífero”.

Aunque la preocupación del Mail con el skunk, un híbrido entre indica y sativa de décadas, sea novedosa, también ha tocado en temas más familiares. En artículo llamado “Cannabis: Un vicio mortífero que niños pueden coger con tanta facilidad como una bolsa de papitas fritas”, después de echarle la culpa a la marihuana por los problemas de la cultura joven británica y la violencia relacionada con la prohibición, el Mail reporta de manera increíble que el skunk no es la misma marihuana de la generación anterior.

El otro problema para el Gobierno y los demás que instaron al entonces ministro David Blunkett del Interior a bajar al cannabis de categoría en las preliminares para el 2004 es el de que la droga a la venta a los jóvenes en las calles hoy es muy distinta de la que los ministros creían estar degradando.

Médicos creen que esta nueva variedad tiene el potencial de inducir paranoia y aun psicosis.

Algunos con los que nos reunimos quienes trabajan con criminales jóvenes relacionan el advenimiento de la nueva droga con el aumento y la intensidad de la violencia callejera.

Uanu Seshmi administra una pequeña organización benéfica en Peckham, donde abundan los delitos con armas, que busca ayudar a chicos excluidos del colegio a escapar del envolvimiento con las pandillas criminosas.

Él ha visto a chicos “inalcanzables” cruzando sus puertas y le echa la culpa al nuevo cannabis más potente que es vendido en la calle como “skunk” o “super skunk” por pervertir las mentes de los jóvenes.

“No es el cannabis de nuestra juventud, hace 20 ó 30 años”, me dijo.

“Esto causa lesiones en el cerebro, sus efectos son irreversibles y una vez que ya esté hecho el daño allí no se puede hacer nada”.

Aunque dicho periodismo amarillo de la laya de la prensa tabloide no sea ninguna sorpresa, aun el venerable Times de Londres siente los efectos de la fiebre del skunk. Bajo el titular Cannabis: ‘Bastan tres caladas en un porro de skunk para inducir paranoia’, el Times logró encontrar y poner de relieve a un señor llamado Gerard a quien no le gusta particularmente esa variedad de marihuana:

Fumo cerca de seis porros de cannabis normal cada semana, en su mayoría en los fines de semana. Lo que me gusta respecto a fumar hachís o hierba es que me deja calmo y me da una perspectiva más divertida de la vida. Con el skunk, es una historia completamente diferente. Apenas tres caladas en un porro de skunk inducen paranoia a lo grande.

Como señaló Cannazine, el medio de comunicación pro reforma de las leyes sobre el cannabis de Gran Bretaña: “A consecuencia de la experiencia personal de Gerard con el cannabis, el Times publicó un artículo en Google News que, en última instancia, pasará a hacer parte de la diatriba anticannábica a que estamos sujetos todos los días. ¿Admira que el mundo tenga un punto de vista tan confundido de lo que es en verdad una cuestión social de enorme importancia dentro del RU?”

Afortunadamente para los fumadores de marihuana británicos, no es probable que fumar variedades de alta potencia los vaya a convertir en enfermos mentales o asesinos psicópatas, dijo el Dr. Mitch Earleywine – y, en realidad, puede ser mejor para ellos que fumar hierba de baja potencia. “La suposición táctica de que más potencia se traduce en más peligro de la droga es inverídica”, dijo. “La verdad es que la marihuana con cantidades más grandes de THC puede ser probablemente menos arriesgada que el cannabis más débil. El cannabis más potente resulta en el fumar de cantidades menores. Fumar cantidades menores puede proporcionar alguna protección contra los problemas de salud asociados normalmente con la inhalación de humo. Los fumadores pueden dar caladas menores y más cortas cuando consumen marihuana más potente. Fumar menos puede disminuir la cantidad de alquitrán y vapores nocivos inalados, limitando el riesgo de lesión en la boca, garganta y en el pulmón. Obviamente, evitar fumar totalmente eliminaría estos problemas”, dijo, indicando que comer cannabis podía ser una alternativa.

Aunque la potencia de la marihuana haya aumentado a lo largo de los años, las afirmaciones de incrementos enormes en la potencia “sufrían de exageración o desinformación”, dijo Earleywine.

Se puede decir lo mismo respecto a los vínculos entre la marihuana y la esquizofrenia, señaló. “Lo obvio, que la marihuana no causa esquizofrenia sino que a los esquizofrénicos les gusta la marihuana, tiende a aplicarse aquí”, dijo. “A menudo los estudios longitudinales evalúan estupendamente la psicosis al fin del período, pero no evalúan bien los síntomas al principio del estudio. Ahora hay cerca de cinco estudios longitudinales que indican incrementos en ‘trastornos sicóticos’ o ‘trastornos del espectro esquizofrénico’ en personas que son usuarias inveteradas de cannabis muy temprano en la vida. También hay seis estudios que muestran más síntomas de trastorno de personalidad de tipo esquizofrénico en consumidores de cannabis. Fíjese que ninguno de estos es esquizofrenia desarrollada, el trastorno raro e incapacitante que afecta a cerca de 1% de la población”, dijo.

“El mejor argumento contra esta idea viene de trabajos que muestran que la esquizofrenia afecta al 1% de la población en todos países y a lo largo de todos los tiempos, a pesar de la cantidad de cannabis que fue consumida en la época o hasta diez años antes”, añadió Earleywine.

Para Chris Conrad, el experto californiano en cultivo de cannabis certificado judicialmente, es difícil explicar la obsesión británica con el skunk. “El skunk [o mofeta, en traducción literal] es apenas otra variedad de cannabis híbrido”, dijo. “Fue desarrollado por Dave Watson y creo que es 75% sativa y 25% indica con un fuerte sabor aromático, de ahí el nombre. También hay el ‘super skunk’ que agrega más indica, que es lo que lo diferencia del skunk normal. Pero el nombre y cualquier presunto ‘efecto skunk’ no están relacionados con la realidad de ninguna manera, porque ese mismo efecto resulta de todas las variedades híbridas”.

Aunque se burle de las afirmaciones sensacionalistas sobre los poderes del skunk, Conrad señaló un riesgo real, pero menor, que acompaña el consumo de marihuana de alta potencia. “Los individuos con poco azúcar en la sangre o de baja presión sanguínea y tendencia a desmayos pueden desmayarse después de dar una cuantas caladas de cannabis muy fuerte, normalmente variedades de indica cultivadas en espacio interno. Eso es. Parece que el único peligro es el de golpearse la cabeza si se cae”.

Si la prensa británica quisiera advertir a los lectores de los posibles problemas reales de la marihuana de alta potencia, les diría que tuvieran cuidado con el cannabis fuerte si tienen baja presión sanguínea y antecedentes de desmayo, dijo Conrad. “Pero en vez de aconsejar responsablemente al público de que ciertos individuos fácilmente identificados por su historia clínica deberían tener el cuidado de sentarse cuando fumaran cannabis muy fuerte – los medios lo utilizan para abanicar temores, ensalzar la lucha contra la droga y vender periódicos sin ni siquiera importarse en dar a sus lectores la única información útil que necesitan saber sobre el tema. Alguien debería ser despedido por permitir que publiquen mentiras como han estado haciendo. Debían tener vergüenza”.

“Estamos en medio de un pánico moral alarmista desarrollado”, dijo Steve Rolles de la Fundación Transform Drug Policy. “Por supuesto, los opositores políticos del gobierno están atacándolo y empleando la reclasificación de 2004 como base. El gobierno puede ser culpabilizado por cualquier cosa mala que suceda involucrando el cannabis y cualquier investigación que ilustre los daños del cannabis es utilizada para mostrar cómo el gobierno es débil e irresponsable. El gobierno está a punto de ceder ante la presión en vez de defender las políticas”, observó.

Y aunque el Daily Mail sea un tabloide (un equivalente estadounidense aproximado sería el New York Post), es influyente, dijo Rolles. “Ello influencia al gobierno porque es leído por un gran número de electores fluctuantes que cambiaron del Partido Conservador al Laborista y es posible que vuelvan a cambiar”, argumentó. “El Mail causa un impacto desproporcionado sobre los políticos a causa de quienes lo leen e igualmente un impacto desproporcionado sobre la agenda de noticias y el discurso político popular en general. Los memes sobre los perjuicios del cannabis – particularmente para la salud mental y los jóvenes, el nuevo ‘skunk potente’, vínculos con los delitos de sangre – y el hecho de que la reclasificación, y, consecuentemente, el gobierno, sea responsable por ella son todos muy perpetuados por el Mail. Es la vieja historia del Gobierno ‘pasándoles ideas’ a los jóvenes”, dijo.

El Daily Mail es un actor político en la oposición al gobierno laborista, señaló Rolles. “El Mail desprecia al gobierno por varios motivos – en su mayoría tienen que ver con su editor, quien es un autoritario moral de la derecha reaccionaria con un punto de vista conservador clásico de una Gran Bretaña tradicional bajo el ataque de varias fuerzas culturales modernas malvadas”.

El alarmismo del reportaje del Daily Mail sirve a los fines políticos de los conservadores, explicó Rolles. “Su vocero de asuntos internos, David Davis, es como una caja de sorpresas de la lucha contra la droga, apareciendo en cada oportunidad y desplazando una de una selección de frases listas que relacionan todos los siguientes: el gobierno es débil; pasa la idea equivocada; la marihuana perjudica; la reclasificación es la causa de todos los problemas; y su solución – ignorar la ACMD, reclasificar y, lo más absurdo, ‘proteger nuestras fronteras’. Es incitación al miedo e idiotez aparentemente dura de la lucha contra la droga en una escala bien épica”.

Pero muy probablemente esa idiotez sería suficiente para convencer al gobierno laborista a retroceder resolutamente en las políticas de marihuana. Para los lectores estadounidenses en particular, para quienes dicho reportaje parece algo salido de los años 1930, el rol de la prensa reaccionaria británica en la instauración de las políticas de marihuana debería ser una lección.

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