El lunes, la Corte Suprema de los Estados Unidos escuchó la argumentación oral en un caso que determinará cuánta libertad de expresión es permitida para los estudiantes de las escuelas públicas. En un lado está el distrito escolar de Juneau, Alaska, las asociaciones nacionales de las directorias escolares, el ex fiscal especial Kenneth Starr y el gobierno. En el otro lado está el ex estudiante de Juneau, Joseph Frederick, la ACLU, la organización de reforma de las polÃticas de drogas Students for Sensible Drug Policy y una variedad de organizaciones liberales y conservadoras preocupadas con la restricción de los derechos de los estudiantes a expresar opiniones en desacuerdo con las polÃticas escolares.
Aunque, a primera vista, el caso se trate de un letrero tonto que puede o no haber promovido el consumo de drogas, ello va al corazón de la disputa corriente por la extensión de los derechos de la libertad de expresión de los estudiantes en las escuelas. El tribunal superior decidió en un caso de 1969, Tinker vs. Distrito Escolar de Des Moines, que los estudiantes que usaran tiras negras para protestar contra la Guerra del Vietnam estaban protegidos por la Primera Enmienda, pero dos casos posteriores se han forjado excepciones limitadas. El caso actual, Frederick vs. Morse, determinará si el tribunal superior está dispuesto a forjarse una excepción de la guerra a las drogas también.
El SSDP estaba entre una serie de grupos que presentaron escritos favorables a la corte en apoyo a Frederick. En una alianza curiosa que transcendió la distinción izquierdista normal en la polÃtica estadounidense, esos grupos incluyeron la ACLU y el Fondo Lambda de Defensa Legal de los derechos de los homosexuales y también grupos conservadores que respaldan la libertad religiosa, como el Instituto Rutherford y el Alliance Defense Fund, que estaban preocupados que las escuelas intentaran tomar medidas duras contra la libertad de expresión religiosa.
âÃste es un caso extremamente importanteâ, dijo el director ejecutivo del SSDP, Kris Krane. âLo que el gobierno y el distrito escolar están defendiendo es el derecho de los administradores escolares a castigar a los estudiantes que digan cualquier cosa que pueda ser interpretada como expresión de un sentimiento positivo sobre las drogasâ, le dijo él a la Crónica de la Guerra Contra las Drogas. âSi un estudiante escribe un trabajo sobre la abuela que usa marihuana medicinal para aliviar su dolor con éxito, ese estudiante puede ser castigado. Si los estudiantes quisieran conversar sobre cómo las polÃticas de exámenes toxicológicos aleatorios en las escuelas son ineficaces o cuestionar la eficiencia de la Concienciación de Resistencia al Abuso de Drogas (DARE, sigla en inglés), ellos pueden ser castigados por ese discursoâ.
La argumentación oral estuvo animada el lunes, con los ministros sometiendo tanto a Starr como al abogado de Frederick, Douglas Mertz, a un interrogatorio severo. Starr discutió que los colegios públicos deberÃan poder prohibir letreros, broches o expresiones que entren en conflicto con sus polÃticas antidrogas. âLas drogas ilegales y la glorificación de la cultura de las drogas son problemas profundamente serios para nuestro paÃsâ, dijo Starr mientras argumentaba que el mensaje de Frederick promovÃa las drogas y que era âcompletamente inconsistenteâ con la misión educacional básica de la escuela.
Pero, en general, parecÃa que Roberts simpatizaba con el argumento de Starr. â¿Por qué la clase debe ser un foro para el debate polÃtico simplemente porque los estudiantes quieren poner eso en su agenda?â preguntó Starr.
Con la pregunta ocurriendo justo después que Starr admitió que Tinker âarticula el punto de referencia del discurso polÃticoâ de que los estudiantes tienen el derecho de tomar parte, la cuestión de Roberts sugerÃa que el presidente creÃa que Tinker se pasó. âSe supone que la agenda del profesor sea un poquito diferente e incluya cosas como enseñar Shakespeare o el teorema de Pitágorasâ, dijo, añadiendo que âsólo porque la expresión polÃtica está en la agenda de los estudiantes, no estoy seguro si tiene sentido leer Tinker tan generalmente como para incluir la protección de esa expresiónâ.
El ministro Samuel Alito, por el otro lado, parecÃa mucho más escéptico respecto al caso del gobierno. Cuando el subprocurador general Edwin Kneedler debatió que un colegio âno tiene que tolerar un mensaje que sea inconsistenteâ con su misión educacional, Alito objetó.
âCreo que ese argumento es muy, muy inquietanteâ, contestó Alito, âporque los colegios han definido su misión educacional tan vagamente que pueden suprimir todos tipos de expresión polÃtica y expresión que demuestre valores fundamentales de los estudiantes con el pretexto de librarse de la expresión que sea inconsistente con sus misiones educacionalesâ.
Pero el ministro David Souter cuestionó el argumento de Starr. âPuedo comprender que, si ellos desplegaran el letrero en una clase, eso serÃa perjudicialâ, dijo Souter, âpero ¿qué perjudicó en la vereda?... Me parece solamente una declaración provocativa de un chiquilloâ.
El ministro Anthony Kennedy, que frecuentemente es el voto de calidad en el tribunal superior, mostró mucho más simpatÃa por las labores de los colegios para contrarrestar el consumo de drogas, argumentando que el letrero de Frederick era perjudicial. âFue completamente perjudicial para el mensaje que el colegio querÃa promover y completamente perjudicial para la imagen del colegio que ellos querÃan retratar al auspiciar las OlimpÃadasâ, dijo.
Cuando le tocó a él, el abogado de Frederick, Douglas Mertz, discutió que el caso es mucho más general que las drogas. âEs un caso sobre la libertad de expresión. No es un caso sobre las drogasâ, dijo.
âEs un caso sobre dineroâ, interrumpió el presidente Roberts, aludiendo a la responsabilidad personal de la directora Morse por indemnización monetaria.
El ministro Antonin Scalia se burló del argumento de Mertz. âÃste es un renglón muy, muy â con todo el debido respeto â ridÃculo. ¿De dónde sacó usted ese renglón?â Para Scalia, aun el argumento de Starr de que las escuelas pueden suprimir la expresión contraria a sus misiones educacionales no iba suficientemente lejos. âCualquier colegioâ, propuso, âpuede suprimir la expresión que defienda la infracción de la leyâ.
El lunes, no toda la acción en la Corte Suprema sucedió adentro. El SSDP lideró una manifestación de estudiantes y simpatizantes fuera del tribunal que apareció en todas las redes de noticias de la TV a cable y casi todos los grandes periódicos en el paÃs que cubrieron el reportaje â y la mayorÃa lo hizo â publicaron fotos de los manifestantes con sus historias.
âTrajimos a estudiantes de secundaria de todo el paÃs, incluso dos de Dakota del Sur que habÃan sido suspendidos por usar polos que apoyaban las iniciativas de marihuana medicinal del año pasado, a fin de demostrar apoyo a los derechos de los estudiantes a la libertad de expresión respecto de las cuestiones de las polÃticas de drogasâ, dijo Krane del SSDP. âAdemás de estos estudiantes y de nuestros contactos locales, una serie de escolares que visitaban la Corte Suprema en excursiones se unieron a la manifestación con nosotrosâ, añadió.
âEstábamos intentando mudar el enfoque del letrero tonto âBong Hitsâ para la cuestión de libertad de expresión que esto esâ, dijo Krane del SSDP. âHicimos una pancarta grande que decÃa âFree Speech 4 Studentsâ [Libertad de Expresión para los Estudiantes] e hicimos que los estudiantes sujetaran carteles que decÃan lo mismo. Hasta el punto en que los medios se concentraron en nosotros, tuvimos más éxito que podÃamos haber imaginadoâ.
Eric Sterling, presidente de la Criminal Justice Policy Foundation e integrante de la directoria del SSDP, le dijo a Debra Saunders del San Francisco Chronicle en una columna publicada el martes que él creÃa que la Corte âsostendrÃa y revocarÃaâ la decisión del Noveno Circuito, fallando que la suspensión infringÃa los derechos de Frederick, pero que Morse no podÃa ser responsabilizada personalmente.
Se espera el fallo del caso en junio.
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