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Policial: Las historias de policías corruptos de esta semana

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La seducción de la cocaína prueba ser demasiada para un guardia de tráfico californiano y dos agentes de Brooklyn y dos policías neoyersinos pagan por revender pastillas. Vamos a ello:

En Santa Ana, California, un guardia de tráfico californiano fue arrestado el lunes por presuntamente robarse más de un millón de dólares en cocaína del almacén de pruebas de la Policía de Tráfico. El oficial Joshua Blackburn, 32, con seis años de servicios prestados, es acusado de entrar en el almacén de pruebas en el cuartel general de la policía en Santa Ana. El viernes, las autoridades de la Policía de Tráfico descubrieron el robo y notificaron a la Policía de Santa Ana, que hizo el arresto. Blackburn queda detenido en la Cárcel de la Comarca de Orange bajo fianza estipulada en $4 millones.

En la Ciudad de Nueva York, el 20 de diciembre un ex policía de Newark fue condenado a 33 meses en prisión federal tras confesarse culpable en una confabulación en que él, otro policía de Newark y una médica neoyersina se asociaron para obtener docenas de recetas ilegales para Oxycontin [oxicodona], surtirlas, luego vender las drogas. El ex oficial Ronald Pompanio, 42, puede recibir hasta 87 meses, pero logró un respiro por cooperar en la investigación y deponer en contra de la médica. En septiembre de 2006, tanto Pompanio como el ex policía John Hernández se confesaron culpables de un cargo de asociación delictuosa para tener con la intención de distribuir oxicodona, el principal ingrediente en el Oxycontin, tras admitir que surtieron las recetas y vendieron las drogas en la calle al norte de Nueva Yérsey. La médica, Joan Jaszczult de Bloomfield, también se ha confesado culpable y puede recibir hasta 10 años de prisión. Los comparsas admitieron traficar un mínimo de 250.000 miligramos de oxicodona. [Ed.: Siempre hay que hacer la pregunta en casos así: ¿La médica era una verdadera cómplice o fue víctima inconsciente respecto de la cual los vendedores de drogas inventaron un cuento para reducir sus condenas? ¿O cuyas acciones los fiscales distorsionaron? Con frecuencia los medios de comunicación dependen de la versión oficial sin investigar más, entonces, para conocer realmente la historia en un caso como éste podría ser necesario examinar los hechos independientemente.]

En la Ciudad de Nueva York, el 19 de diciembre dos oficiales de la Policía de Nueva York fueron arrestados por cargos de improbidad y falsificación de registros con respecto al desaparecimiento de 11 bolsitas de cocaína. El 13 de septiembre, los policías Julio Álvarez y Sean Johnstone de la brigada antidroga de Brooklyn Sur arrestaron a un hombre y presentaron más de 17 bolsitas de cocaína como prueba, pero Johnstone, quien trabajaba de incógnito, fue grabado después diciendo que, en verdad, Álvarez había incautado 28 bolsitas de cocaína. Estos son los mismos dos policías que entraron en estas páginas la semana pasada, cuando informamos sobre un escándalo que se cocía en Brooklyn Sur por el empleo de epítetos raciales registrados por transmisores que estaban utilizando. Fueron esos mismos transmisores que grabaron la admisión del robo de las 11 bolsitas de cocaína. Diferentemente de la mayoría de los reos en los tribunales neoyorquinos, Álvarez y Johnstone recibieron la cortesía de comparecer al tribunal sin esposas y fueron autorizados a permanecer en libertad sin fianza. [Ed.: ¿Por qué darles un tratamiento especial? ¿Por qué no darles la misma cortesía a los otros reos?]

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