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Reportaje: La Biblia, una bolsa negra y un perro rastreador de drogas – Una historia floridana de la guerra a las drogas

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[Nota del editor: La contribución de esta semana a nuestra serie ocasional sobre el funcionamiento cotidiano de la guerra a las drogas reúne algunos de los abusos demasiado comunes del espíritu – si no de la letra – de la ley en nombre de la imposición de la prohibición de las drogas. La gente se ríe adustamente y hace chistes sobre la “excepción de la guerra a las drogas a la Cuarta Enmienda”, un asentimiento retórico al impacto corrosivo que la prohibición ha causado sobre el derecho de los estadounidenses a estar seguros y protegidos de búsquedas e incautaciones arbitrarias. Aquí la veremos en acción. Y como la historia trágica de la semana pasada en Dakota del Sur, ésta también involucra marihuana y conducción.]

Harold Baranoff vive en el idílico Cayo Hueso en Florida, donde, durante la reciente prosperidad en el mercado inmobiliario, él compró, apenas para hallarse en apuros financieros con dos casas pesadamente hipotecadas y valores inmobiliarios cayendo en picada. En una tentativa de salir de esa dificultad, Baranoff se dirigió hacia el norte para lejos de los Cayos de Florida en su autocaravana llevando mucha esperanza y 86 kilogramos de marihuana.

Harold Baranoff
El viaje de Baranoff hacia el norte iba bien mientras manejaba por la región central de Florida. Cuando pasó por la Comarca de Lakeland, Baranoff tuvo la mala suerte de toparse con un operativo de imposición de la legislación antidroga que hacía las veces de ejercicio de fiscalización del tráfico. Como señaló el juez de un juzgado de distrito de los EE.UU. en un fallo sobre una solicitación en el caso, los oficiales de la Jefatura de Policía Lakeland “estaban haciendo interdicción de drogas al detener a conductores por infracciones de tráfico”.

[Nota del editor: La Corte Suprema de los EE.UU. prohibió a las agencias de seguridad de armar puestos de fiscalización en noviembre de 2000 en Ciudad de Indianápolis vs. Edmond, discutiendo que las búsquedas concomitantes no podían ser realizadas constitucionalmente sin causa probable. Pese a que el tribunal haya permitido el empleo de puestos de fiscalización para intentar pillar a conductores ebrios, hizo una distinción entre las actividades de la ley llevadas a cabo para fines de seguridad pública, esto es, puestos de inspección para conductores embriagados, y las conducidas para fines de imposición de la ley, esto es, puestos de fiscalización de las drogas. En el caso de Baranoff, como sucede a menudo por todo el país, la policía se valía de la fiscalización del tráfico (seguridad pública) como pretexto para lo que era su verdadero interés: atrapar a la gente que llevara drogas, como señaló la corte en el párrafo arriba.]

Precisamente a las 21:19 del 15 de mayo, el inmediato del sheriff de la Comarca de Lakeland, William Cranford, paró a Baranoff porque estaba con sus luces traseras rotas. El sheriff Carson McCall llegó al sitio momentos después. Cranford le pidió permiso a Baranoff para revistar su vehículo, lo que Baranoff rehusó. Luego, Cranford le preguntó si podía quedarse lo suficiente para que un perro policía llegara para olfatear su vehículo. Baranoff se rehusó otra vez. Como ya había chequeado por radio la licencia y las informaciones de matrícula de Baranoff, Cranford le dijo que podía irse. El incidente estaba terminado a las 21:30, de acuerdo con los registros de la central citados en el fallo sobre la solicitación.

Cuatro minutos y casi seis kilómetros después, Baranoff fue parado nuevamente, de esta vez por el segundo Condy por “zigzaguear en la carretera”. Como antes, el sheriff McCall llegó al sitio momentos después. Después, McCall atestó que no le dijo a Condy que justo había parado y chequeado a Baranoff. Baranoff y su abogado creen que la segunda batida no era ninguna coincidencia, citando deposiciones en audiencias respecto a una misteriosa transmisión de la central sobre una “bolsa negra” en la carretera pocos momentos antes de Condy hacer parar a Baranoff. No hay otras menciones de la bolsa negra - ¿dónde estaba? ¿alguien la chequeó? Desdichadamente, no había cintas disponibles de las verdaderas transmisiones de la central; el sheriff dijo que habían sido destruidas a causa de un rayo insólito.

Aquí las cosas se ponen aún más raras e inquietantes. Como dice la corte: “Cuando Condy caminó hasta la ventana del lado del conductor para conversar con el reo, sintió un fuerte olor de productos de limpieza que emanaba del vehículo del reo y vio una Biblia abierta dentro de la autocaravana. Él también percibió una pegatina de parachoques con una frase sobre ángeles. El inmediato Condy atestó que, de acuerdo con su experiencia, símbolos religiosos son usados con frecuencia para encubrir los ilícitos de la persona. Cuando el inmediato Condy conversaba con el reo, el primero sospechó que el acusado estaba nervioso. Consecuentemente, Condy le pidió al sheriff McCall que llamara al oficial responsable por el perro detector de estupefacientes al sitio”.

Aquí, el segundo Condy está intentando establecer causa probable ya sea para revistar el vehículo ya sea para detener a Baranoff hasta que el perro policía pudiera llegar. Aunque observaciones de que un conductor esté “nervioso” o de que haya olores raros saliendo del auto parezcan ser medidas razonables hacia ese fin, la sugerencia de que la presencia de una Biblia sea indicio de criminalidad parece simplemente estrafalaria.

Condy pasó los 13 minutos entre la llamada del perro policía y su llegada dándole dos multas de tráfico a Baranoff, una por la luz trasera rota y otra por zigzaguear. Cuando el sabueso llegó, él alertó en el vehículo, Condy trató del alijo pesado de hierba y Baranoff fue preso. Baranoff permaneció en la cárcel durante aproximadamente seis meses, visto que le negaron la fianza después que la DEA dijo que presentaba riesgo de fuga.

Baranoff justo salió de la cárcel hace unas cuantas semanas tras presentar un acuerdo contingente de confesión de culpabilidad de cargos de distribución de marihuana. Aunque pueda recibir hasta 30 años en prisión federal, cuando se toma en cuenta que no tiene antecedentes, las directrices federales de condenación, que ahora son accesorias, lo hacen cumplir cerca de 3 años y medio. Él va a saberlo con seguridad cuando sea condenado en febrero.

Pero Baranoff sólo aceptó el acuerdo contingente de confesión cuando el juez del juzgado de distrito federal decidió en su contra respecto de la solicitación de supresión de las pruebas confiscadas en la batida de tráfico y la búsqueda. Baranoff y su abogado, Terry Silverman, argumentaron que la segunda batida era en verdad un proseguimiento ilegal de su primer encuentro con la Jefatura de Policía de Lakeland y que el inmediato Condy tenía ciencia de la primera batida. Condy lo hizo parar simplemente para continuar la investigación frustrada del sheriff, debatió Baranoff, y, por lo tanto, las pruebas incautadas estaban empañadas y deberían ser desestimadas.

Incorrecto. El juez del juzgado de distrito federal estuvo de acuerdo con el gobierno que de hecho hubo dos batidas de tráfico distintas, que eran legítimas y que, aun si la segunda batida fuera un pretexto, era “razonable” con tanto que hubiese causa probable para investigar. Lo que nos trae a la Biblia y a la pegatina religiosa de parachoques. Una vez más, el juez se tragó el caso del gobierno a pies juntillas. Dados el entrenamiento y la experiencia del inmediato Condy en cuanto principal agente antidroga de la jefatura, el juez aceptó sosamente su afirmación de que la presencia de la Biblia indicaba actividad criminosa en potencia. “Los artículos religiosos en y alrededor de la furgoneta […] crearon un conjunto de circunstancias que le daba (al oficial) ‘sospechas fundadas de que un crimen más estaba siendo cometido’”, escribió el juez.

Así, como su única defensa estaba demolida, Baranoff estuvo de acuerdo con la confesión “contingente” de culpabilidad, lo que significa que el acuerdo es contingente si pierde su recurso de la solicitación de supresión. Él espera seguir en libertad bajo fianza hasta que se tome una decisión acerca de su recurso. Sino, él va a ser preso en febrero, ya que ello puede demorar hasta un año.

“Estamos decepcionados con el fallo”, dijo Silverman. “Creíamos tener buenos registros fácticos y buenos testimonios”.

Silverman no quiso decir más oficialmente mientras el caso está en recurso e, indudablemente, él desea que su cliente se sienta de la misma forma. Pero Baranoff no quiere callarse. No solamente siente que sus derechos han sido violados, sino que la manera por la cual lo fueron es una amenaza no apenas para él, sino para nosotros también.

“Si tales manifestaciones religiosas pueden ser consideradas ‘indicios de actividades relacionadas con estupefacientes ilegales’, entonces cualquiera con una pegatina de parachoques, una Biblia, un símbolo de peces, la medalla de San Cristóbal, una cruz, la Estrella de David, un polo espiritual o religioso, etc., sería sospechoso”, dijo. “Esto establece un precedente peligroso que debería preocupar a todos los estadounidenses, ya sean creyentes o no”.

Como es un criminal condenado, ahora Baranoff usa una tobillera electrónica y tiene permiso para salir de casa apenas para ir a trabajar. “Mis casas están siendo rematadas y manejo un taxi cinco noches por semana”, suspiró. “Apenas intentaba tratar de mis hipotecas vencidas”.

Baranoff puede haber hecho algunas elecciones malas, que van de decidir llevar una gran cantidad de marihuana a no inspeccionar a fondo su vehículo antes de usarlo para ese fin. Pero él también sufrió de la ilusión de que la ley pelearía limpio; de que la policía no subvertiría fallos de la Corte Suprema al hacer pasar la lucha contra la droga por imposición del código de tráfico; de que no arrestaría realizando una segunda batida falaz; y de que no recurriría a tales exageraciones como argumentar que la presencia de una Biblia es un indicio de actividad criminosa. Bienvenido a la “excepción de la guerra a las drogas a la Cuarta Enmienda”, Sr. Baranoff.

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