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Editorial: Dos buenos motivos para querer legalizar las drogas

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En un estudio reciente publicado en el diario de medicina británico The Lancet, una facultad en la Universidad de Bristol en el Reino Unido “propuso un nuevo armazón para la clasificación de sustancias nocivas, con base en los riesgos actuales para la sociedad”, de acuerdo con un artículo en la Associated Press publicado el viernes. El estudio, dirigido por el profesor David Nutt, jerarquizó las varias drogas comúnmente consumidas y descubrió que el alcohol y el tabaco estaban entre las diez más peligrosas – delante de la marihuana y del éxtasis, aunque atrás de la cocaína y de la heroína.

David Borden
Nutt y sus colegas sienten que la clasificación actual de las drogas de Gran Bretaña, que las divide en tres categorías distintas – aparentemente con base en su potencial de daño -, es “mal concebida y arbitraria”, le dijo él a la AP. “La exclusión del alcohol y del tabaco de la Ley de Uso Indebido de Drogas [Misuse of Drugs Act] es, desde una perspectiva científica, arbitraria”.

Se podría pensar que dichas palabras pueden fomentar los pedidos de prohibición del alcohol o (más probablemente) del tabaco - ¡espero que no! Eso no es necesariamente lo que están buscando – Nutt quiere más concienciación y realismo, dijo. “Todas las drogas son peligrosas, aun las que la gente conoce, adora y consume todos los días”.

La relativa falta de nocividad de la marihuana es un buen motivo para querer legalizarla. Seguramente, deja vívidamente clara la falta de sentido rarísima de lo que estamos haciendo aquí en los EE.UU., donde la policía hace más de 700.000 arrestos por marihuana todos los años, cerca de 2.000 por día.

Para las otras drogas, paradójicamente, su nocividad es uno de los mejores motivos para querer legalizarlas. Como a mis amigos en la Law Enforcement Against Prohibition les gusta decir (y como exclama la pegatina de parachoques que tengo pegada en la parte trasera de mi auto), “las drogas son demasiado peligrosas para dejarlas en las manos de criminales”. Especialmente para la gente que es adicta a ellas – ¡qué situación peligrosa, tumultuosa y destructiva debe ser estar atado al submundo del crimen para conseguir la dosis que aún uno no está listo para dejarla! Un montón de personas tiene problemas con esa idea; ellas ven los daños y la condición desgraciada de la gente que se ha viciado en estas drogas y no logran imaginar que sería una buena idea legalizarlas.

Una reacción comprensible, pero ilógica. Todos los daños que vemos hoy día que están relacionados con la cocaína, la heroína y afines son los daños que existen bajo el sistema actual. Como mínimo, el sistema actual no los previno. La idea de que más personas se volverían adictas a las drogas si ellas fueran legales es mera especulación y me parece dudosa – yo no consumiría heroína si fuera legal y sólo raramente alguien que no consume heroína ahora me ha dicho que la usaría. Mientras tanto, el adicto sufre de debilitación financiera intensa por los altos precios callejeros creados por la prohibición – frecuentemente es llevado a tomar medidas extremas para sufragar las drogas que costarían centavos para producir en un mercado legal – y corre el riesgo de sobredosis por la pureza fluctuante o intoxicación por adulteración. Literalmente estamos dando muerte a los adictos, que podrían sobrevivir, quizá aun recuperarse eventualmente, si simplemente les permitiéramos adquirir sus drogas de una fuente segura y asequible.

Una conversación que tuve en un evento social hace unos cuantos años ilustra la confusión. La persona con que estaba conversando tenía puntos de vista muy decentes sobre la cuestión – él era a favor de la legalización de la marihuana, odiaba la condenación mínima obligatoria, era a favor de ayudar a la gente con programas como el cambio de jeringas y así sucesivamente – pero no podía imaginar legalizar la heroína o la cocaína.

Un ejemplo que me dio, de su experiencia personal, ilustra lo que quiero decir sobre la falacia de la línea de raciocinio. Él me contó sobre un casamiento al que él había asistido recientemente, en el cual el novio se había viciado en cocaína y estaba actuando colocado. Fue una situación muy incómoda para todos y el hecho de que este tipo no lograra parar de usar la droga el día de su boda, delante de todos, realmente le pasó algo negativo a él sobre la droga. Seguramente me pareció una escena muy fea.

Pero ¿hay otras formas de que el resultado pudiera haber sido peor? Una manera por la cual el resultado podría haber sido peor es que el novio podría haber recibido un lote ruin de la droga y, en vez de dejar a todos molestos con su comportamiento, simplemente se hubiera caído muerto. Dicho resultado trágico claramente habría sido peor que la molestia que ocurrió y muertes por esa misma causa suceden miles de veces por año sólo en los EE.UU.

Y así funciona la prohibición. Si los usuarios estuvieran comprando sus sustancias de fabricantes y puestos de venta autorizados que tienen un fuerte incentivo para asegurar sus reputaciones y quedar al lado de la ley, casi nunca pasaría – algunas personas aún sufrirían sobredosis y se harían daño de esa manera, pero sólo raramente por recibir algo que no era lo que ellas creían estar recibiendo.

Entonces, más una vez, creo que la reacción de mi compañero de conversación a la situación que él atestó es comprensible. Pero no está muy bien pensada. Sólo porque una droga es peligrosa eso no quiere decir que prohibirla sea una buena respuesta y para hacer dicha suposición se necesita un salto bien grande de lógica. El peligro de una droga sólo plantea la cuestión de la mejor manera de responder a ello, pero no contesta la cuestión.

El estudio de Bristol es una contribución positiva al debate. Indudablemente, la implementación de sus recomendaciones mejoraría las políticas, suponiéndose que la implementación no incluyera ninguna prohibición nueva. Pero la nocividad de una droga es sólo el comienzo de la discusión, no el término. Por fin, son las consecuencias de la prohibición – y son terribles – que señalan a donde los gobiernos necesitan ir en las políticas de drogas. Es decir, al fin de la prohibición.

Permission to Reprint: This content is licensed under a modified Creative Commons Attribution license. Content of a purely educational nature in Drug War Chronicle appear courtesy of DRCNet Foundation, unless otherwise noted.

Comments

Anonymous (not verified)

creo que podrimos adquirir,opio de manera legal.

Sun, 07/08/2007 - 8:18am Permalink

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