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Reportaje: Madre canadiense que buscaba a hija desaparecida no es admitida en los EE.UU. por condenación en delito de drogas de más de 21 años atrás

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Glendene Grant, una residente de 49 años de edad de Kamloops, en Columbia Británica, nunca tuvo ningún interés en visitar los Estados Unidos. Eso cambió hace poco más de un año cuando su hija, Jessie Foster de 21 años entonces, desapareció en Las Vegas en marzo de 2006. Desde entonces, ella ha hecho tres viajes a los EE.UU. para conversar con los investigadores y llamar atención al caso de su hija en programas de entrevistas de la tele.

Jessie Foster viajó a Las Vegas en 2005 y se convirtió en prostituta que trabajaba para un servicio de acompañantes – un hecho que su madre no sabía hasta que empezó a investigar su desaparecimiento. Durante más de un año, no ha habido ninguna señal de ella. Su caso ha sido declarado “sin solución” por la Comisaría de Policía de Las Vegas, pero a instancias de un periodista estadounidense, Grant contactó una nueva unidad en la Comisaría de Policía Metropolitana de Las Vegas dedicada a casos de tráfico humano, la ATLAS (Liga Antitráfico Contra la Esclavitud, sigla en inglés). La ATLAS estuvo de acuerdo en asumir el caso de Foster, diciendo que tenía indicios de un caso de esclavitud sexual.

Jessie Foster
Grant estaba lista para viajar a Las Vegas otra vez la semana pasada para encontrarse con los investigadores y los medios locales sobre el caso, pero esta vez ella no fue admitida por los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE.UU. (CBP, sigla en inglés) en el aeropuerto de Vancouver. ¿El motivo? Ella tenía una condenación por tenencia de marihuana y cocaína de 1986.

Como informó la Crónica de la Guerra Contra las Drogas hace dos semanas, tanto los EE.UU. como Canadá prohíben a las personas que admiten consumo pasado de drogas o tienen condenaciones por delitos de drogas de ingresar al país. Glendene Grant lo descubrió por las malas y no puede creer que su antigua condenación aún tenga importancia.

“Debía haber viajado en avión el lunes pasado por la noche, pero cuando llegué al aeropuerto, me dijeron que regresara al día siguiente”, le dijo Grant a la Crónica de la Guerra Contra las Drogas. “Llegué antes y pasé tres horas conversando con uno de los agentes y él finalmente me dijo que no sería admitida y que tendría que conseguir una dispensa – el mismo formulario que me habían dado la noche anterior. Pedí para conversar con la supervisora de CBP, Patricia Lundy, pero sabía que no iba a hacerme caso. Ella preguntó si mi hija había escogido ir a Las Vegas y cuando le dije que sí, ella dijo: ‘Entonces creo que hizo sus propias opciones, ¿no?’ Cuando le pregunté: ‘¿Me estás diciendo que mi hija escogió ser secuestrada?’, me echó de la oficina y llamó a la Real Policía Montada Canadiense para que me llevara. Fue el comportamiento menos profesional que he visto en mi vida”.

“Ellos intentaron decirme que no podía cruzar a causa de aquella antigua condenación por delitos de drogas”, dijo Grant. “Nunca la he escondido, tenía un pasaporte válido, de ahí, por algún motivo, se volvió un problema”.

Siempre fue un problema, de acuerdo con las Aduanas. “Ella es automáticamente inadmisible para siempre a causa de la condenación por delito de drogas”, dijo la vocera de las Aduanas, Cherise Miles. “La dejamos entrar antes porque era una circunstancia extrema. Si ella estuviera viniendo de vacaciones, ella no habría sido admitida”, le dijo ella a la Crónica.

El único recurso de Grant es buscar una dispensa que le permita ingresar a los EE.UU., dijo Miles. “Una dispensa no es automática, pero quizá sus circunstancias la ayuden a ponerla a su favor”. La tarifa de la dispensa cuesta $265, valor no reembolsable. El proceso demora “quizá de cuatro a seis semanas, tal vez más”, dijo Miles.

“No tengo $265”, protestó Grant. “Tenemos que recaudar fondos para todo lo que hacemos. No puedo trabajar mucho, no tengo dinero para seguir yendo, pero lo hacemos. Pero no tengo los $265”. [Ed.: Hay un formulario de donación en la página web de Jessie Foster enlazada arriba.]

Miles de las Aduanas dijo que Grant había sido admitida en un régimen “condicional” humanitario, pero que ella había sido advertida que tendría que solicitar una dispensa. Grant dijo que se enteró por primera vez de la dispensa cuando los funcionarios de las Aduanas en el aeropuerto de Vancouver rehusaron su ingreso y le entregaron un formulario de dispensa.

Ahora, Grant está ponderando sus opciones. “No sé qué hacer”, dijo. “He contactado a mis representantes canadienses, pero parece que no hay ninguna forma de hurtarse a esto. Quizá el gobernador provincial pueda concederme un perdón”.

Mientras tanto, Jessie Foster sigue desaparecida y una ley de inmigración estadounidense severa e implacable está impidiendo que su madre intente encontrarla. “Sólo espero y pienso sobre eso”, dijo. “¿Qué pasa si encuentran a Jessie o su cadáver y no puedo ir a recogerla?”.

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