El viernes último el gobierno Obama anunció que iba a nombrar a un destacado especialista para el cargo número dos en el Gabinete de PolÃtica Nacional de Fiscalización de Drogas (ONDCP, por sus siglas en inglés), generalmente conocido como secretarÃa antidroga. Si es confirmado por el Senado de EE.UU., A. Thomas McLellan, psicólogo de la Universidad de Pensilvania, serÃa el vicedirector del ONDCP.
McLellan dependerÃa de Gil Kerlikowske, ex jefe de policÃa de Seattle y director del ONDCP en vÃas de confirmación. Los nombramientos de Kerlikowske, un ejecutivo policÃaco progresista que no es abiertamente hostil a la reforma de la legislación sobre la droga, y McLellan, un cientÃfico e investigador renombrado, indican que el gobierno Obama se aparta del ONDCP politizado de motivación ideológica de los años Bush.
McLellan es considerado un destacado investigador en una amplia gama de cuestiones relacionadas con la adicción. Al trabajar en la Administración de Veteranos en los años 1980, desarrolló el Ãndice de gravedad adictiva y la revisión de los servicios de tratamiento, dos medidas que caracterizaron varias dimensiones del consumo de drogas. Posteriormente, trabajó en el Estado de Delaware para vincular el pago por tratamiento a centros financiados por el estado a medidas predeterminadas de éxito.
En 1992, McLellan cofundó el Treatment Research Institute para estudiar cómo transformar hallazgos prometedores de investigación en práctica clÃnica. Es redactor jefe del Journal of Substance Abuse Treatment y ha publicado unos 400 artÃculos sobre las varias facetas de la adicción y del tratamiento.
Uno de ellos era un artÃculo innovador del 2000 que comparaba la drogadicción con otros problemas crónicos de salud. En ello, instaba la aplicación constante del modelo patológico al observar que si los pacientes de diabetes sufrÃan recaÃdas después del tratamiento, los médicos concluirÃan que la intervención habÃa funcionado y que se necesitaba más tratamiento.
La drogadicción no deberÃa ser tratada de modo distinto, indicó: âEn cambio, la recaÃda en el consumo de drogas o alcohol después del alta del tratamiento de la adicción ha sido considerada prueba del fracaso del tratamientoâ, escribió.
Para los que entienden el modelo patológico de la adicción aplicado humanamente como una mejora con relación al arresto y al apresamiento de usuarios de drogas, el nombramiento de McLellan hace muestras de un posible progreso real. Pero para aquellos que consideran el modelo patológico menos un análogo que una metáfora borrosa, el nombramiento puede dar a entender la expansión del estado terapéutico en nombre de nuestro bien.
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