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Policial: Las historias de policías corruptos de esta semana

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Se cogen a policías en Los Ángeles y Nueva York mintiendo sobre incautaciones de drogas, dos policías de Indiana se meten en un lío, un policía alabameño va preso, y, por supuesto, se atrapan a más guardias de prisión. Vamos a ello:

En la Ciudad de Nueva York, un dueño de bar cuya cinta de vigilancia denunció falsas prisiones por drogas de parte de oficiales de la Policía de Nueva York ahora se queja de que está siendo acosado por la Policía de Nueva York. Eduardo Espinoza, 36, de Elmhurst, se quejó de que la policía del 110º Distrito ha estado entrando, registrando e “inspeccionando” su bar con regularidad y reprendiéndole por infracciones como no tener jabón líquido en el baño de su establecimiento. El acoso sucedió después que un vídeo presentado a abogados de cuatro personas arrestadas por presuntamente traficar $100 en cocaína mostró que los policías habían mentido cuando dijeron que contactaron a los cuatro mientras estaban en el bar. Los fiscales del Queens sobreseyeron los cargos contra los cuatro la semana pasada y la Agencia de Asuntos Interiores de la Policía de Nueva York investiga a los policías que hicieron las prisiones.

En Los Ángeles, tres oficiales de la Policía de Los Ángeles han sido reasignados mientras la comisaría investiga alegaciones de que dijeron mentiras bajo juramento en un caso de tenencia de drogas recientemente desestimado. En ese caso, los oficiales Richard Amio de la Policía de Los Ángeles y Evan Samuel de la de Chino declararon que persiguieron a un joven en un edificio de apartamentos de Hollywood, lo vieron botar un objeto negro y encontraron $260 en cocaína en ello. Pero una cinta de vigilancia del edificio mostró que la policía no encontró nada por al menos 20 minutos después que más oficiales llegaron al lugar. Uno de los recién llegados recibió el crédito por el “hallado” y, en la cinta, se escucha a otro policía que hablaba del auto de prisión diciendo: “Sé creativo en tu redacción”. Después que se presentó esta prueba en el tribunal la semana pasada, el juez sobreseyó el caso sobre la cocaína. El abogado defensor del arrestado, ahora libre de culpa, dijo que los policías deberían ser investigados por perjurio y plantar pruebas. Tal averiguación ya está en marcha.

En East Chicago, Indiana, el 03 de julio un policía de East Chicago fue arrestado después que una fuente de la DEA lo filmó intentando comprar tres kilogramos de cocaína. El policía veterano Xavier Herrera fue preso hasta la vista para estipular la fianza el miércoles. De acuerdo con una declaración jurada de la DEA en contra de Herrera, él actuaba como intermediario en una transacción de cocaína que involucraba a un informante de la DEA. La DEA se interesó en Herrera después que un hombre arrestado por cargos relacionados con la metanfetamina en marzo le dijo a la policía que había entregado 20 kilogramos de cocaína en la casa de un policía de East Chicago. Luego el sospechoso le hizo una llamada grabada a Herrera en la cual el policía estuvo de acuerdo en discutir otra venta de cocaína. Entonces el sospechoso se desapareció, volviéndose un fugitivo de la Justicia y la DEA lo reemplazó por un informante quien le dijo a Herrera que era socio del desaparecido. Herrera cayó tras estar de acuerdo en hacer otra transacción de cocaína con el informante.

En Indianápolis, un agente antidroga de la Policía Metropolitana de Indianápolis fue arrestado el 27 de junio por vender un arma a un soplón con antecedentes penales después que ese informante lo delató. El oficial Jason Barber, 32, con ocho años de servicios prestados, se convirtió en el cuarto policía arrestado de Indianápolis el mes pasado – otros tres fueron presos el 16 de junio por robar marihuana y efectivo de traficantes. Barber cayó después que la Policía Estadual de Indiana mandó a su informante con una escucha y $110 en dinero marcado para comprar una pistola calibre .25. Barber la vendió a pesar de saber de sus antecedentes criminales y fue por lo menos el tercer revólver que Barber le vendió, dijeron los fiscales. Lo acusaron de vender una pistola a un criminal e improbidad oficial. El cargo por la pistola es un delito de Clase C que acarrea una sentencia máxima de ocho años de prisión. La improbidad oficial es un delito de Clase D que acarrea un máximo de tres años de prisión.

En la Ciudad de Nueva York, dos guardias de Rikers Island fueron despedidos a fines del mes pasado por contrabandear marihuana, alcohol y tabaco a la prisión para un sospechoso de matar a policías. Los agentes penitenciarios August Durand, 31, y Michael Santiago, 24, fueron despedidos por ofrecer el matute al recluso Lee Woods mientras aguardaba juicio por abatir a tiros al oficial Russel Timoshenko de la Policía de Nueva York. No se les acusa de contrabando en gran escala. El caso ha sido remitido a la Fiscalía del Distrito de Bronx y a la Agencia de Investigación.

En Lexington, Kentucky, un guardia de la Casa de Detención de la Comarca de Fayette fue reasignado el 23 de junio tras ser acusado de propugnación del contrabando. Se le acusa al agente penitenciario Daniel Houlihan de contrabandear drogas ilegales en la cárcel. La casa de detención está sujeta a una investigación federal que hasta el momento ha resultado en que otros cinco guardias fueran acusados de golpear a presos y encubrirlo. Pero el arresto de Houlihan no estaba relacionado con esa investigación, dijeron las autoridades.

En Shreveport, Luisiana, un ex sargento de la Policía de Shreveport fue condenado el 28 de junio por cargos de entrega de drogas que pueden hacerlo recibir 30 años de prisión. Un jurado demoró menos de dos horas para condenar al sargento Rickey Moore, 52, por proveer cocaína y analgésicos recetados a una danzarina en un club destriptease de la zona. La danzarina se convirtió en informante de la policía y las conversaciones y los correos de voz que grabó con Moore ayudaron a condenarlo, así como una cinta de vigilancia del club que lo mostró dándole drogas a la desnudista transformada en soplona. Moore era sargento de patrulla y había prestado 17 años de servicios a la comisaría.

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