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Reportaje: Pese a políticas de drogas severas, EE.UU. va a la cabeza en consumo de cannabis y cocaína, descubre sondeo

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Pese a décadas de políticas duramente punitivas con miras a reducir el consumo de drogas ilícitas, EE.UU. tiene los índices más altos de consumo de drogas del mundo, de acuerdo con un estudio que utilizaba datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para comparar las tasas mundiales de consumo de drogas. Una legislación antidroga severa no se correlaciona “simplemente” con los índices de consumo de drogas, descubrió el estudio – un hallazgo a que los críticos de la prohibición de las drogas no tardaron a arrojarse.

logotipo de la Organización Mundial de la Salud
El estudio, Hacia un parecer mundial del consumo de alcohol, tabaco, cannabis y cocaína: Hallazgos de los Sondeos Mundiales de Salud Mental de la OMS [Toward a Global View of Alcohol, Tobacco, Cannabis, and Cocaine Use: Findings from the WHO World Mental Health Surveys ], examinó a un grupo de unas 54.000 personas en 17 países quienes habían pasado por la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta (CIDI, por su sigla en inglés) y averiguaron su consumo de cuatro drogas: alcohol, cannabis, cocaína y tabaco.

No se incluyeron todos los países del mundo, los índices de participación variaron de un país al otro y los investigadores reconocieron no estar seguros respecto a la formalidad de la gente que informó su propio consumo de drogas. “Sin embargo, los hallazgos presentan datos abarcadores sobre los patrones de consumo de drogas de muestras nacionales que representan todas las regiones del mundo”, dijeron los editores del informe.

El estudio descubrió que el 16,2% de los estadounidenses había probado cocaína por lo menos una vez, más de tres veces el número en cualquier otro país sondeado. En cuatro países (Colombia, México, España y Nueva Zelanda), los índices de consumo quedaron entre el 4% y 5%, en tanto que en cinco otros (Bélgica, Alemania, Francia, Italia y Holanda), dichas tasas estaban entre el 1% y 2%. En los países restantes en el sondeo (Israel, Ucrania, Líbano, Nigeria, Sudáfrica, Japón, China), los índices de consumo fueron inferiores al 1%.

Los estadounidenses también estuvieron a la cabeza en consumo de cannabis, siendo que el 42,4% de los adultos informó haber probado la droga por lo menos una vez, pese a que Nueva Zelanda, con 41,9%, quedara a apenas unos cuantos décimos de uno por ciento atrás. Holanda, la amiga del cannabis, se quedó con un lejano tercer puesto con 19,8%, seguida de Francia (19,0%), Alemania (17,5%) y España (15,0%). Los índices de consumo para países asiáticos y africanos fueron considerablemente más bajos.

La gran mayoría de los participantes del sondeo de Estados Unidos, Europa, Japón y Nueva Zelanda había consumido alcohol. En comparación, hubo porcentajes menores provenientes del Oriente Medio, África y China. Los datos también revelaron patrones socioeconómicos en el consumo de drogas. Hombres adultos jóvenes y solteros con altos ingresos tenían la tendencia más grande a consumir drogas con regularidad, pese a que los investigadores informaran que las mujeres cerraban rápidamente la brecha existente entre los géneros en el consumo de drogas.

“Mundialmente, el consumo de drogas no está distribuido a partes iguales y no está simplemente relacionado con las políticas de drogas, visto que países con políticas rigurosas para las drogas ilegales con miras al usuario no tenían niveles menores de consumo que los países con políticas liberales”, concluyeron los investigadores, citando en particular la diferencia entre las tasas de consumo de cannabis en los punitivos Estados Unidos (42%) y las de la tierra de las cafeterías cannábicas holandesas (20%).

Que las políticas de drogas parecen causar poco impacto sobre los índices de consumo de drogas no es novedad – investigadores como Harry Levine de la NYU y el ahora jubilado académico holandés Peter Cohen han estado alardeando hallazgos parecidos hace años -, pero vale la pena repetírselo, otra vez en las propias palabras de los investigadores: “Estados Unidos, que ha estado conduciendo gran parte de la investigación sobre las drogas y la agenda de políticas de drogas del mundo, se destaca con niveles más altos de consumo de alcohol, cocaína y cannabis, a pesar de políticas punitivas para las drogas ilegales... Holanda, con un abordaje menos criminalmente punitivo al consumo de cannabis que EE.UU., ha experimentado niveles menores de consumo, particularmente entre los adultos más jóvenes. Claramente, en sí, una política punitiva hacia la tenencia y el consumo responde de variación limitada en los índices nacionales de consumo de drogas ilegales”.

Sorpresivamente, parece que el Gabinete de Política Nacional de Fiscalización de Drogas (ONDCP, por su sigla en inglés) de EE.UU. está de acuerdo, siendo que su vocero, Tom Riley, le dijo al Bloomberg News Service en respuesta al estudio que intentar encontrar un vínculo entre las políticas de drogas y el consumo de drogas no tiene sentido. “Estados Unidos tiene altas tasas de criminalidad, pero gastamos mucho en fuerza pública y prisiones”, dijo Riley. “¿Deberíamos gastar menos? Somos un tipo distinto de país. Tenemos índices más altos de consumo de drogas, una tasa más alta criminalidad, muchas cosas que acompañan una sociedad altamente libre y móvil”.

No es un renglón que la secretaría antidroga suele emplear. En cambio, normalmente regaña las reformas que “pasan la idea equivocada”, pero Riley cambió de opinión cuando confrontado con los hallazgos de la investigación.

El Marijuana Policy Project (MPP, por su sigla en inglés) está de acuerdo. En la presentación de un artículo de opinión de Bruce Mirken, director de comunicación del MPP, el grupo llamó las políticas de drogas estadounidenses “un fracaso retumbante” y aclamó el estudio. “Este estudio es importante porque es la primera vez que un grupo internacional respetado ha sondeado el consumo de drogas alrededor del mundo valiéndose de las mismas preguntas y procedimientos por todas partes”, escribió Mirken. “Aunque muchos países tengan sus propios sondeos del consumo de drogas, las preguntas y la metodología varían y las comparaciones entre los países son difíciles. Este nuevo estudio elimina ese problema”.

Y Mirken se encontró en la posición atípica de estar de acuerdo con Riley. “De hecho, el último pretexto del ONDCP para el fracaso de las políticas de drogas estadounidenses – el de que, en realidad, la represión y las penas no surten mucho efecto sobre los índices de consumo – probablemente está casi correcto. Pero también le pone dinamita a cualquier justificación de nuestras actuales leyes sobre la marihuana”.

También lleva a preguntar por qué, en vista de pruebas de que tratar el consumo de drogas con severidad e inhumanidad no funciona, continuamos recurriendo a ello.

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