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Reportaje: Único programa de manutención con heroína del Hemisferio Occidental llega a su fin

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Cada día hace 15 meses, Rob Scott Vincent, 36, un adicto a la heroína de Vancouver, ingresaba a un edificio como otro cualquiera en el Downtown Eastside de la ciudad, donde una enfermera le entregaba una jeringa llena de heroína de calidad farmacéutica. En un mostrador esterilizado e inoxidable, Vincent se inyectaba la droga, luego se sentaba un rato en una sala de espera igualmente esterilizada mientras ella surtía efecto antes de irse a su rutina diaria.

la Calle Hastings en el East Side de Vancouver (por cortesía de VANDU)
Vincent era uno de los 251 participantes – 192 en Vancouver y el resto en Montreal – del único programa de manutención con heroína del hemisferio, un programa piloto conocido como Iniciativa Norteamericana de Manutención con Opiáceos (NAOMI, por su sigla en inglés). Con la intención inicial de actuar tanto en Canadá como en EE.UU., el componente estadounidense nunca se puso en marcha en el ambiente de lucha contra la droga por acá. Ahora, la NAOMI baja su ritmo en Vancouver y Montreal. El último puñado de participantes del programa recibirá sus dosis a fines de este mes.

En el programa, que estuvo limitado a antiguos adictos con más de 25 años que no habían logrado librarse del vicio por lo menos dos veces en intentos anteriores de tratamiento, los participantes emplearon terapias de suministro oral de metadona e intravenoso de heroína. Un pequeño porcentaje recibió un opiáceo farmacéutico llamado Dilaudid [hidromorfoma]. Los participantes también recibieron asesoramiento y otros servicios de apoyo. El gobierno federal canadiense (entonces controlado por los liberales) financió el proyecto con $1.8 millón y estuvo de acuerdo en permitir la importación de heroína farmacéutica para el proyecto.

Proyectos parecidos de manutención con opiáceos en Suiza, Alemania y Holanda produjeron resultados que muestran reducciones en la criminalidad, en el consumo de drogas y en los costes financieros para la sociedad e incrementos en salud, estabilidad y empleabilidad entre los participantes. Los investigadores y simpatizantes de la NAOMI esperan que presente resultados parecidos. Aunque no se espere el informe final de investigación de la NAOMI hasta el próximo semestre, los resultados preliminares dan a entender que los hallazgos serán similares a los de Europa.

En un dossier de marzo, la NAOMI informó que el 85% de los participantes que consumió heroína inyectada había permanecido en el programa durante 12 meses, que el tratamiento había probado ser “extremadamente seguro” y que no había habido ningún problema de seguridad ni prueba de que la NAOMI había causado un impacto deletéreo sobre el barrio. El informe también indicó que el programa iba a mostrar un impacto económico positivo.

Canadá calculó que cada adicto a la heroína le cuesta al país $45,000 al año. Los estudios de programas europeos de manutención con opiáceos informan que ahorran a los países anfitriones $20,000 al año por cada participante.

“Ahora sabemos que pudimos reclutar personas con una dependencia de largo tiempo de la heroína que suspendieron varias veces otros tratamientos y tenían muchos problemas sociales y de salud cuando entraron”, dijo el Dr. David Marsh, uno de los coinvestigadores y principal médico clínico del estudio. “Desde la perspectiva de un médico, ya fueran tratados con metadona, ya con heroína, muchos de ellos mejoraron enormemente. Con los resultados formales de investigación, sabremos cuanto y de qué maneras mejoraron”.

La provisión de metadona o heroína sólo hacía parte del tratamiento, dijo Marsh. “La medicación es un componente de un paquete general de atención primaria, salud mental, asesoramiento a la toxicomanía y gestión de casos para proporcionar a los participantes el acceso a una gama de pensiones de seguridad social y otros beneficios”, dijo Marsh. “Trabajamos con las personas para intentar administrar las consecuencias negativas de su consumo de drogas y ayudarlas a mejorar sus vidas”.

Vincent había estado adicto a opiáceos hacía casi 15 años cuando decidió participar de la NAOMI. “Quería ver si ella podía mejorar mi vida y lo hizo”, dijo. “Me ayudó a desacostumbrarme despacio. Aún consumo, pero ni siquiera un tercio de lo que estaba consumiendo”.

El período de Vincent en la NAOMI terminó en marzo. Desde entonces, ha tenido que regresar a la calle para encontrar sus drogas. “No está tan mal”, dijo. “Generalmente, consumo pastillas de morfina y compro cada una por $5 cada mañana y me alcanza para el día”. Vincent paga sus dosis colectando y reciclando latas. Pero a veces, no puede encontrar lo que quiere y tiene que pasar tiempo buscando un opiáceo sucedáneo – heroína, Dilaudid, lo que esté a la mano. “Normalmente, es de fácil acceso”, dijo, “pero a veces tengo que echar cata”.

Hacer que los participantes paren de consumir opiáceos no era lo esencial del programa piloto, dijo Marsh. “Los pacientes sacan provecho de muchas maneras”, dijo. “Algunos pudieron parar de tomar opiáceos ilegales, y, a mi juicio, si se le receta metadona a un paciente y él la consume adecuadamente, lo considero un éxito. El tratamiento con metadona ha sido ofrecido durante muchos años y hay miles de estudios que muestran sus beneficios”.

La Vancouver Area Network of Drug Users (VANDU, por su sigla en inglés) fue una de las principales defensoras de la NAOMI, pese a sus quejas respecto a la exclusividad de los patrones para cumplir los requisitos para el estudio. El programa necesita continuar, dijo la VANDU.

“A pesar de los parámetros establecidos que dificultaron que cumpliera los requisitos, es un servicio muy necesario y es una vergüenza que sea apenas un proyecto piloto y no prosiga”, dijo Richard Utendale, presidente de la VANDU. “He conversado con muchas personas que han sido auxiliadas por ella. Pudieron mejorar sus vidas cotidianas al no tener que luchar para alimentar sus vicios en drogas. La NAOMI proporcionó un lugar seguro y apoyo y los participantes no tuvieron que preocuparse por ser recogidos por la policía o robados o por haber adquirido productos de calidad inferior o droga con adulterantes”.

El Downtown Eastside, donde tanto la VANDU como la NAOMI están ubicadas, es el epicentro de una de los escenarios más grandes de drogas duras del hemisferio. El programa causó impacto en el área, dijo Utendale. “Creo que la NAOMI también mejoró la vecindad, ya que hay menos delitos urbanos y contra el patrimonio”.

Pese a todo, había un punto negativo en la NAOMI, dijo Utendale. “El inconveniente es que cuando la gente concluye el programa, tiene que regresar a la calle y recurrir a los mismos medios para conseguirse sus drogas. Por esta razón esto necesita ser permanente”.

Vincent dijo que deseaba que el programa pudiera continuar. “Seguro que participaría de un programa permanente”, dijo. “Fue muy, muy útil. Es mucho más fácil parar o reducir mi consumo con heroína de calidad farmacéutica. Se mezcla la mayor parte de la droga en la calle con otras cosas – por eso a mí me gusta consumir morfina. No veo ningún motivo para no mantenerla abierta”, dijo. “La NAOMI es una instalación médica, así como el InSite [el inyectorio de Vancouver]. No deberían cerrarla”.

Pero eso va a pasar a fines de este mes. El noviembre último, médicos recurrieron con base en la compasión para extender el programa en nombre de cinco partícipes. Hasta el momento, no ha habido acuerdo ya del Ministerio de Sanidad de Canadá ya de la autoridad sanitaria regional.

“Soñar no cuesta nada”, suspiró Utendale, “pero de la manera que lucen las cosas ahorita, esto no va a proseguir sin algunos cambios en Ottawa”.

Marsh dijo que era “prematuro” intentar predecir lo que iba a suceder. “Pero estoy optimista con relación a encontrar fondos y conseguirnos la aprobación regulatoria en determinado momento para aplicar las lecciones que hemos aprendido con este estudio”, dijo.

Pero considerando la oposición ideológica del actual gobierno federal conservador a la reducción de daños, como evidenciado por su batalla perdida para cerrar el inyectorio de Vancouver, serán necesarias nuevas elecciones nacionales antes que exista cualquier probabilidad de que Canadá siga el ejemplo de los europeos y vuelva la manutención con heroína parte de una política general de salud pública.

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