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Las drogas, los libertarianos y la campaña presidencial de 2008

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Faltan menos de seis meses para las elecciones de noviembre y la mayoría de los observadores se concentran en la lucha entre los senadores Hillary Clinton y Barack Obama por la propuesta demócrata, siendo que John McCain, el candidato republicano en aguardo, recibe menos atención. Pero hay vida más allá de los dos grandes partidos políticos y son en los terceros partidos, especialmente los verdes y libertarianos, y la candidatura independiente de Ralph Nader que las plataformas radicales en políticas de drogas son la norma – no la excepción.

Pocos candidatos por grandes partidos sí defendieron poner un fin a la prohibición de las drogas en las primarias – el demócrata Mike Gravel, el republicano Ron Paul y, en menor medida, el demócrata Dennis Kucinich. Pero aun la campaña altamente energizada de Paul no se acercó del número de votos de los principales contrincantes por la propuesta republicana. Entonces, para encontrar plataformas antiprohibicionistas de campaña en las elecciones generales, hay que volverse a los terceros partidos. Esta semana, la Crónica de la Guerra Contra las Drogas va a examinar al Partido Libertariano. La semana que viene, les tocará a los verdes y a los naderitas.

Tradicionalmente, los libertarianos han sido antiprohibicionistas y su actual declaración sobre las políticas de drogas y plataforma de políticas de drogas no son ninguna excepción. En la segunda, el partido expone su principio básico respecto a las políticas de drogas: “Los individuos deben tener el derecho a consumir drogas, ya para fines medicinales, ya lúdicos, sin temor de represalias, pero deben ser responsabilizados legalmente por las consecuencias de sus actos si infringen los derechos ajenos”. En la primera, dice simplemente que la política correcta es “terminar con la prohibición”.

Como la convención del partido está programada para los días 22 a 26 de mayo en Denver, el campo de 19 hombres en busca de la propuesta presidencial del partido incluye a por lo menos un destacado activista pro marihuana medicinal y libertariano de largo tiempo, Steve Kubby, junto con dos conocidos recién llegados al partido quienes se han vuelto favoritos instantáneos, el ex diputado republicano Bob Barr de Georgia y el ex senador demócrata Mike Gravel de Alaska. Gravel se afilió al partido la semana pasada y anunció su campaña a la propuesta simultáneamente.

Como esperado entre posibles candidatos libertarianos, los tres primeros toman una postura enérgica a favor de la libertad individual, pese a que sólo Gravel y Kubby aludan explícitamente al fin de la lucha contra la droga. “Es tiempo de acabar con la guerra a las drogas”, dice Gravel en su página de cuestiones. “La guerra contra las drogas: termínenla”, dice Kubby en la suya.

“El senador Gravel usa la lucha contra la droga como pieza central de su campaña”, dijo José Rodríguez, organizador de la campaña de Gravel. “Él habla a menudo sobre ella”.

La salida de Gravel del Partido Demócrata tardó mucho, dijo Rodríguez. “Si se regresa a su época en el senado, él siempre era visto como disidente, y, en el transcurso del tiempo, los demócratas han pasado de ser el partido del trabajo y de FDR [Franklin Delano Roosevelt] al partido de Wall Street”, argumentó. “El senador ha llegado a percibir que sus valores están más próximos de los del Partido Libertariano que de los del Demócrata”.

Pese a que en una encarnación pasada, Barr fuera un enemigo acérrimo de la reforma de las políticas de drogas, hasta llegar a ser el autor de la enmienda Barr a la ley anual de presupuestos de Washington, DC para impedir al Distrito de contar los votos en una iniciativa vencedora de marihuana medicinal, era un libertariano civil muy interesado en los derechos a la privacidad. Tras perder su escaño en la Cámara (irónicamente por lo menos, en parte porque su oposición a la marihuana medicinal hizo que fuera objetivado por Ron Crickenberger, entonces director político nacional libertariano), Barr se ha distanciado lentamente de la ortodoxia republicana hasta llegar a trabajar como cabildero para la ACLU y el Marijuana Policy Project.

“Bob Barr hizo presión por nosotros con relación a la marihuana medicinal en el Capitolio el año pasado, particularmente sobre revocar su propia enmienda y la Hinchey-Rohrabacher”, dijo Bruce Mirken, director de comunicación del Marijuana Policy Project. “Antes de perder su escaño en Georgia, él era libertariano civil con algunas excepciones notables, la lucha contra la droga siendo una importante, pero eso ha cambiado. Cuando las personas vienen del lado sombrío, deben ser bienvenidas”, añadió.

El californiano Steve Kubby no está a punto de apartarse para los recién llegados. Con una larga historia en el partido y amplio reconocimiento entre los activistas pro reforma de las políticas de drogas, él está montando una campaña seria por la propuesta – y cree que puede ganar.

“Se cuece una tormenta épica en el partido”, dijo. “Tenemos a Gravel, un demócrata liberal que se ha acabado de anunciar como libertariano, y tenemos a Bob Barr, ex agente de la CIA y fiscal federal, ex líder de la lucha contra la droga, diciéndonos que ha pasado por una conversión. El partido le ha dado apoyo de veras”, dijo Kubby.

Pero, argumentó, tanto Gravel como Barr habían cometido el equívoco fatal de adoptar la propuesta del “impuesto justo”, que reemplazaría los impuestos sobre la renta por un impuesto nacional sobre las ventas. “Los dos han metido la pata a lo grande y han demostrado su condición de novatos al adoptar el impuesto justo. Para los libertarianos, esto es como violar el Santo Grial. Odiamos el impuesto justo”.

Al traer delegados suficientes a Denver (lo necesario para ser un delegado es afiliarse al partido y comparecer, se espera que 750 asistan), dijo Kubby, él puede conseguir la propuesta. “Además de la gente que ya va a ir, intentamos organizar a 75 nuevas personas para que se inscriban y comparezcan como delegadas. Ed Rosenthal y Jack Herer ya se han comprometido a venir y quedarse hasta el fin”, anunció.

“La convención será la oportunidad mediática más grande para este movimiento durante el año entero y creo que, como activista pro marihuana medicinal, puede pasar una idea muy ruidosa”, añadiendo que el acceso electoral del partido en todos los 50 estados quiere decir que los medios lo acompañarán.

La campaña de Kubby también vigorizaría el ala antilucha contra la droga del partido, argumentó. Aunque terminar con la prohibición de las drogas fuera una cuestión destacada para el partido durante la permanencia de Crickenberger, desde entones se ha desvanecido. “El Partido Libertariano no se ha conseguido mucha tracción con la cuestión de la lucha contra las drogas”, dijo. “Pero si el partido tuviera 75 nuevos delegados en la convención, creo que estaría contento en volver a subirse al carro”.

Mientras los contrincantes libertarianos disputan la propuesta a puñetazos el mes que viene, los reformadores de las políticas de drogas vuelven a meterse en el debate perenne sobre la pureza versus el pragmatismo de cada cuatro años.

Kevin Zeese, reformador de las políticas de drogas de largo tiempo, ha desistido de los grandes partidos como vehículos para el cambio fundamental. En 2004, Zeese trabajó como vocero para la campaña presidencial de Nader, y, en 2006, él postuló al Senado de EE.UU. en Maryland tanto por el Partido Verde como Libertariano.

“Es bien necio esperar algo de los demócratas cuando se trata de la lucha contra las drogas”, dijo Zeese. “Tan pronto como tomen posesión, será una cuestión de baja prioridad y detestarían correr el riesgo de ser vistos como indulgentes con la criminalidad. Será necesaria una revolución política para terminar con la lucha contra la droga y no se empieza una revolución apoyando al statu quo”.

Aunque Steve Kubby pueda estar intentando asestarles un golpe fulminante a Barr y Gravel, dijo Zeese, probablemente no va a lograr detener la apisonadora de Barr. Eso puede resultar en una candidatura Barr-Gravel, dijo Zeese, fregándose las manos.

“Una candidatura Barr-Gravel sería muy fuerte y probablemente perjudicaría a los dos partidos, especialmente los republicanos con tendencias libertarianas y los que se oponen a la guerra y a la intervención”, dijo Zeese. “Y si la máquina de dinero de Ron Paul, o parte de ella, va en su dirección, pueden ser una fuerza considerable”.

Igualmente, dijo Zeese, una candidatura Barr-Gravel puede desviar algunos votantes demócratas descontentos, particularmente los con tendencias antibélicas. “Si Obama sigue moviéndose a la derecha respecto a la guerra”, dijo, “pueden quitarles votos a los demócratas también o algunos de esos electores pueden pasar a Nader o Cynthia McKinney o a los Verdes”.

A menos y hasta que los demócratas estén dispuestos a tomar acciones concretas para terminar con la lucha contra la droga, los reformadores de las políticas de drogas no deberían votar en ellos, argumentó Zeese. “No sé por qué los reformadores de las políticas de drogas siguen votando en personas que quieren reducirlos a prisión”, dijo. “El movimiento está dormido. No se demuestra el propio poder contemporizando y votando en la gente contra sí mismo, aunque eso signifique la elección de John McCain. Si los demócratas quieren nuestro apoyo, necesitan dar apoyo a nuestra cuestión”.

Despacio, replicó Ethan Nadelmann, director de la Drug Policy Alliance Network, el ala cabildera de la Drug Policy Alliance. “Cuando se trata de la reforma de las políticas de drogas, hay una diferencia considerable y creciente entre los candidatos de los dos grandes partidos, entre Clinton u Obama y McCain”, dijo. “Hay diferencias reales en un abanico de cuestiones, de la encarcelación y del cambio de jeringas al tratamiento y a la prevención y sería necio negarlo”.

Ahora, los demócratas son mejores con respecto a la reforma de las políticas de drogas que en el pasado, argumentó Nadelmann. “Mire a Pelosi, Conyers, Kucinich, Bobby Scott, Waxman – todos los cuales detienen cargos de liderazgo – y compárelos con los demócratas de fines de los años 1980 o de los 1990, gente como Rostenkowski, O'Neill y Moynihan. Realizamos la Convención Fantasma en la convención demócrata en 2000 porque no veíamos mucha distinción entre los demócratas y los republicanos. No vamos a hacerlo este año, en parte porque sí vemos diferencias reales”.

Con todo, Nadelmann estaba dispuesto a amenazar a los demócratas de votar por un tercer partido – con tanto que no afectara el resultado final de la elección. “Si se vota con base en cuestiones de políticas de drogas, mi consejo pragmático sería votar en el demócrata en cualquier estado decisivo y votar en el candidato del tercer partido en cualquier estado seguro”, dijo Nadelmann. “Así podemos volvernos más eficientes”.

Los libertarianos disputan para ver quien saldrá con la candidatura del partido en noviembre. Ahora, más una vez los reformadores de las políticas de drogas tendrán que disputar para saber si deben apoyar a los reformistas o a los revolucionarios cuando se trata de nuestra cuestión.

[Este artículo fue publicado por el ala cabildera de StoptheDrugWar.org, la Red Coordinadora de la Reforma de las Políticas de Drogas o Drug Reform Coordination Network, que también comparte los costes de mantener este sitio web. La Fundación DRCNet no asume posturas respecto a candidatos a cargos electivos en conformidad con la sección 501(c) (3) de la Ley Tributaria Federal de EE.UU. y no costea reportajes que puedan ser interpretados o malinterpretados por hacerlo. La redacción intentó idear este artículo con plena integridad periodística como hacemos con nuestras publicaciones 501(c) (3).]

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