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Reseña de la Crónica de la Guerra Contra las Drogas: "Over the Influence: The Harm Reduction Guide to Managing Drugs and Alcohol", de Patt Denning, Jeanne Little y Adina Glickman (2004, Guilford Press, 328 págs., $16.95, edición en rústica)

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Phillip S. Smith, redactor/editor

Solemos reservar este espacio para libros nuevos, pero en el caso de "Over the Influence" hacemos una excepción. Este libro es suficientemente especial para que lo volvamos una prima para nuestros contribuidores y, considerando que publicamos un artículo esta semana sobre el número rápidamente creciente de las sobredosis de drogas, creemos que su importancia es evidente en sí.

Como la mayoría interesada en la reforma de las leyes sobre las drogas, creo que el consumo de drogas es una constante en los asuntos humanos y que – como demuestra la historia estadounidense a lo largo de las últimas décadas -, nada menos que el totalitarismo puede pisotearlo y, aun así, es muy probable que sea sólo temporalmente. También creo que el consumo de drogas no equivale automáticamente a toxicomanía o adicción.

Tampoco me siento a gusto con el “modelo patológico” de la adicción defendido por los científicos locos de los NIDA y también por demasiados reformadores bien intencionados de las políticas de drogas y, quizá, proveedores interesados de tratamiento para la drogodependencia. Paralelamente al modelo patológico, que busca reemplazar la agencia humana por el determinismo biopsicofarmacológico, hay el dogma de tratamiento de la adicción fundado en los Alcohólicos Anónimos que dice que las personas con vicios problemáticos en drogas son adictas, víctimas de una enfermedad progresiva e incurable cuya única cura es la abstinencia por toda la vida.

Como señalan los autores de "Over the Influence", a parte las objeciones filosóficas, el gran, gran problema del tratamiento abstemio de la drogodependencia es que simplemente no funciona. Pese a que los programas basados en la abstinencia respondan de más de nueve en cada diez en EE.UU., parece que eso se debe más a la inercia que a los resultados. Dichos programas, que definen “éxito” como abstinencia de todas drogas, funcionan solamente entre 5% y 39% de las veces y eso vale para la pequeña minoría de usuarios que realmente los concluye.

En vez de depender de programas y modelos que se fían en el modelo patológico y la insistencia en que el único éxito es llevar una vida completamente sana, los autores de "Over the Influence" indican que aplicamos los principios de la reducción de daños al consumo de drogas en nuestras vidas personales. Aunque la idea de reducción de daños en este contexto sea polémica, ella no debería serlo – porque no pasa de buen sentido.

La reducción de daños acepta que las personas pueden hacer cosas que suponen posibles riesgos o perjuicios para ellas y – no me digas – busca reducirlos. A algunos les gusta correr con automóviles. La abstinencia dice que no deberían correr nunca, la reducción de daños que deberían usar cascos y prenda protectora. A algunos (como los malditos adolescentes) les gusta hacer sexo sin esperar matrimonio. La abstinencia dice que deberían seguir vírgenes hasta que llegue el santo día; la reducción de daños dice denles control de la natalidad y protecciones contra enfermedades si van a ser sexualmente activos.

Cuando se trata del consumo de drogas, los partidarios de la abstinencia son aún más insistentes. La única manera de curar la enfermedad es nunca consumir ninguna sustancia psicoactiva (salvo cigarrillos y café, como lo sabe cualquier veterano de AA). Pero Denning, Little y Glickman, los cuales poseen una larga experiencia en reducción de daños y terapia en su haber, se atreven a indicar lo que ha sido hasta este momento un anatema en la comunidad del tratamiento: Hay otras opciones además de parar. En verdad, adoptan como mantra el eslogan popularizado por la Chicago Recovery Alliance: Any Positive Change [Cualquier cambio positivo].

¿Qué significa eso? Dígase que usted cree que su consumo de cocaína se está descontrolando. Usted había estado esnifando apenas los fines de semana, pero ahora se encuentra haciéndolo todos los días. ¿Puede por lo menos pasar por alto los martes y jueves? Si logra hacerlo, no sólo ha reducido el posible daño del consumo crónico de cocaína, usted también ha probado para sí mismo que puede controlar su relación con la droga que escogió, que usted no es una víctima desamparada condenada a una caída en picado de adicción y desdicha.

O tal vez a usted le guste tomar, pero cree que su botella de vino de todas las noches lo está dejando tan perezoso al día siguiente que no está terminando su trabajo y su empleo puede estar en riesgo. ¿Puede ser media botella? En caso afirmativo, más una vez, usted ha reducido el daño de su consumo de sustancia y ha demostrado tener control sobre su propia vida. Y usted no ha desistido del fruto del vino, apenas ha moderado su consumo.

Por supuesto, no todos van a despertarse un día, decidir cambiar sus hábitos de consumo de drogas y tener éxito. Pero aunque uno no tenga éxito la primera vez, la propia acción de intentar evaluar y regularizar el propio consumo de drogas es un paso en la dirección de la reducción de daños. Uno de los elementos que vuelve "Over the Influence" tan útil para consumidores de drogas (y los preocupados por ellos) es que muestra a los lectores cómo pensar críticamente sobre su consumo de drogas, sus beneficios y sus posibles daños. Un poco de introspección no hace mal a nadie y cuando se trata de sustancias potencialmente letales como el alcohol o las drogas duras, un poco de introspección puede salvar vidas.

"Over the Influence" es absolutamente esencial para cualquiera que busque lidiar con su consumo de drogas y aún más para amigos y familiares de personas que están teniendo problemas con ello. Diferentemente de programas abstemios basados en AA, que parecen funcionar apenas para un pequeño porcentaje de personas, aplicar los principios de la reducción de daños al consumo de drogas probablemente causará impacto en el mundo más grande de la gente aún usuaria de drogas.

Parece tan sensato. ¿Cómo es posible que esto sea polémico?

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