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Despacio – Cifras raras en el mismo Informe de la estrategia nacional antidroga de EE.UU. de siempre correspondiente a 2008

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A lo largo del fin de semana, el presidente Bush y John Walters, director del Gabinete de Política Nacional de Fiscalización de las Drogas (ONDCP, por su sigla en inglés), divulgaron la Estrategia nacional de fiscalización de las drogas de EE.UU. correspondiente a 2008. Mientras que el gobierno utilizaba la estrategia para defender sus políticas y hacer unas reivindicaciones de victorias en la guerra contra las drogas, los críticos llamaban la estrategia engañosa, deshonesta y propagandística.

George Bush con el secretario antidroga Walters en diciembre de 2007
“Hoy día, mi gobierno va a lanzar nuestra Estrategia nacional de fiscalización de las drogas de 2008”, dijo el presidente Bush en su discurso semanal por radio el sábado. “Este informe dispone los métodos que empleamos para luchar contra la toxicomanía en EE.UU. En conjunto, aproximadamente 860.000 menos jóvenes en EE.UU. están consumiendo drogas hoy que cuando empezamos estas labores”.

La estrategia antidroga del gobierno cuenta con tres elementos clave, dijo Bush: desbaratar las ofertas; reducir la demanda; y proporcionar tratamiento. “Nuestra estrategia de fiscalización de las drogas va a seguir todos los tres elementos de este abordaje exitoso”, dijo. “Ella también va a tener miras a un problema creciente – el consumo indebido de medicamentos recetados entre jóvenes”.

La estrategia antidroga del gobierno está funcionando, afirmaron Bush y el ONDCP, citando caídas en el consumo de marihuana, metanfetamina y éxtasis entre jóvenes. La estrategia también señaló caídas a corto plazo en la pureza y la oferta de cocaína y metanfetamina, pero reconoció un incremento en el consumo indebido de medicamentos recetados.

“El consumo de drogas entre adolescentes ha caído bruscamente y esto proporcionará beneficios duraderos a nuestro país, ya que sabemos que la mayoría de los adultos que se ven enganchados en la adicción empieza consumiendo en la adolescencia”, dijo Walters. “Pero aún hay demasiados amigos, familiares, colegas de trabajo y vecinos nuestros que se pierden en el laberinto de la adicción. Necesitamos encontrar cualquier manera que podamos para crear un momento decisivo en sus vidas – un momento decisivo que conduzca a la recuperación”.

“Los medicamentos recetados proporcionan beneficios tremendos a nuestro país”, dijo Walters, “pero cuando son consumidos indebida o abusivamente pueden llevar a la adicción y aún peor. Estamos trabajando con líderes en el Congreso para modernizar nuestras leyes a fin de tratar del problema de las ‘farmacias electrónicas granujas’ que sortean las salvaguardias de la práctica legítima de la medicina y de las recetas. El consumo abusivo de medicamentos recetados es un área de seria preocupación y ahora nos concentramos en las políticas de oferta, demanda y prevención de nuestro país con la meta de conseguir las mismas reducciones que hemos logrado para las drogas ‘callejeras’ ilegales”.

Pero pese a los nuevos énfasis como el que se concentre en los medicamentos recetados, en gran parte la estrategia de 2008 es más de las mismas políticas de drogas de siempre. Hace alarde de programas como la Campaña mediática antidroga nacional para los jóvenes, los exámenes toxicológicos aleatorios de estudiantes y trabajadores, los juzgados de delitos de drogas y el proseguimiento de la interdicción, la erradicación y la imposición de la ley interior.

Y los críticos ponen en cuestión aun sus reivindicaciones de éxito. “Esto no es una estrategia, es una bolsa de sorpresas”, dijo Doug McVay, analista de investigación de Common Sense for Drug Policy. “Todo lo que puedan distorsionar como si fuera algo positivo, lo hacen. Total, es sobre todo una linda propagandita. Y lo que escamotea es el hecho lamentable de que han regresado a la misma proporción de gastos de dos para uno que favorece la represión en detrimento de la prevención y del tratamiento”.

En un análisis de Matthew Robinson, profesor de justicia penal de la Universidad Estadual Apalache, coautor de “Lies, Damned Lies, and Drug War Statistics: A Critical Analysis of Claims Made by the Office of National Drug Control Policy” [Mentiras, malditas mentiras y la estadística de la guerra a las drogas: Un análisis crítico de afirmaciones hechas por el Gabinete de Política Nacional de Fiscalización de las Drogas], Robinson disecciona la estrategia y halló que no da la talla por muchos motivos.

Aunque con efecto el consumo adolescente de marihuana y otras drogas ilícitas haya caído durante el gobierno Bush, el consumo abusivo de medicamentos recetados está en alza, como reconoce la estrategia. Eso pone trabas a que el gobierno afirme honestamente que el consumo de drogas entre adolescentes ha caído, indicó Robinson.

“Como ésta es la primera vez durante la cual el consumo joven de varias drogas cayó, ¿será posible que los jóvenes hayan empezado a consumir más analgésicos no medicinales como forma de sustitución de drogas? El ONDCP no presenta ninguna prueba para evaluar esta posibilidad”, señaló Robinson. “En la Estrategia de 2008, el ONDCP aún no considera la posibilidad de que, en realidad, los jóvenes consumidores de drogas no han parado de consumir drogas ilícitas como LSD, éxtasis o metanfetamina, sino que, al contrario, simplemente han cambiado para medicamentos recetados de acceso más fácil. Si eso es verdad, esto indicaría sustitución de drogas en vez de prevención exitosa”.

Igualmente, la afirmación del ONDCP de que el consumo de drogas está en bajada es el resultado de escoger la estadística a dedo, argumentó Robinson. Mientras reivindica éxito en la reducción del consumo total de drogas, el ONDCP presenta apenas cifras sobre el consumo de drogas entre adolescentes – no el consumo adulto de drogas.

“Es deshonesto de parte del ONDCP reivindicar éxito al cumplir sus metas de reducir el consumo de drogas en 10% y 25% a lo largo de dos y cinco años, respectivamente, cuando ello apenas evalúa las tendencias de consumo de drogas para jóvenes y adultos no”, señaló Robinson. “¿Cómo podemos saber si las labores del ONDCP funcionan cuando apenas nos muestran datos sobre las tendencias de la droga respecto a los jóvenes y no las que tienen que ver con los adultos?”

“Al ONDCP le gusta jugar con la matemática”, dijo Allen St. Pierre, director ejecutivo de la NORML. “La NORML ha estado examinando estas cosas durante 30 años y nunca alcanzan sus metas declaradas. Estos tipos tienen un presupuesto de $23 billones al año. Si estuvieran en los Estados Unidos de las empresas, habrían sido despedidos por incompetencia”.

La afirmación de la estrategia de que está equilibrando el tratamiento, la prevención y la represión también es desmentida por las cifras duras, escribió Robinson. Pese a la prestidigitación presupuestaria a partir de 2003 que hace parecer más grande que lo es en realidad la parte de los dispendios de la lucha contra la droga dedicada al tratamiento y a la prevención, la participación del tratamiento y de la prevención en el presupuesto sigue cayendo, con la represión – la lucha contra la droga – granjeándose 65,2% del presupuesto total el año que viene, un alza con relación a los 56% en 2003.

“Desdichadamente para el ONDCP y nuestro país, la investigación muestra que los abordajes más eficaces y rentables son los que tratan de la demanda, como la prevención y el tratamiento”, observó Robinson, añadiendo que la investigación ha mostrado que tanto el tratamiento como la prevención rinden más que los gastos con represión. “La mayor parte del dinero en el presupuesto de lucha contra la droga del ONDCP para el ejercicio fiscal 2009 tiene verdaderamente la intención de ‘trabar’ la guerra a las drogas, no por esas labores que son más rentables y eficaces – para prevenir el consumo de drogas y la toxicomanía y curar a los toxicómanos a través del tratamiento”.

Para St. Pierre de la NORML, la sección de la estrategia sobre la marihuana medicinal era especialmente ofensiva. Intitulada “The Medical Marijuana Movement: Manipulation Not Medicine” [El movimiento de la marihuana medicinal: Manipulación, no medicina], tenía poco que ver con las políticas, pero mucho que ver con la política. Atacaba la marihuana medicinal, dando a entender que cada paciente californiano recibía 41 porros al día y citaba a un policía de San Diego que se quejaba de las molestias en torno a los dispensarios.

“La sección sobre la marihuana medicinal es completamente gratuita”, dijo St. Pierre. “No tiene nada que ver con la estrategia antidroga, esencialmente no pasan de temas hirientes de conversación. Y son totalmente tontos. Ellos intentan decir que hay apenas 13.000 pacientes de marihuana medicinal en California cuando sabemos que la cifra verdadera es probablemente diez veces eso. Hay casi 19.000 pacientes en Oregón. Es completamente falso de parte del ONDCP fundar sus cifras para California en un registro de pacientes de allí, cuando no hay registro estadual”.

El ONDCP podría haber conversado con otras comisarías de policía en California que no fueran hostiles a la marihuana medicinal, diferentemente de la policía de San Diego, que cooperó con agentes federales para allanar dispensarios, dijo St. Pierre. “¿Conversaron con la policía en San Francisco o en Los Ángeles o aun en Modesto?”, preguntó. “Como he dicho, parece que están escogiendo a dedo”.

La estrategia antidroga tiene 79 páginas llenas de estadísticas, cuadros y aserciones. Este artículo apenas ha leído por encima las afirmaciones y reconvenciones en torno a ella. Los lectores que quieren profundizarse están invitados a leer tanto la estrategia como el análisis de Robinson para más detalles.

Mientras tanto, Robinson se puso su gorra de profesor e intentó proponer una nota para el intento del secretario antidroga. “Podría darles un D por el esfuerzo porque el informe está bien documentado y tiene muchísimos gráficos bonitos en ello”, dijo Robinson, “pero, en conjunto, es deshonesto, entonces tendría que darles un F”, concluyó.

Para merecer una nota satisfactoria, la estrategia antidroga tendría que ser renovada, dijo Robinson. “Necesitaría declarar con claridad los objetivos y el presupuesto de la lucha contra la droga y luego informar datos sobre cada uno de los objetivos, todos los datos relevantes sobre las tendencias del consumo de drogas para cada droga y grupo etario y datos sobre la oferta, el precio y la pureza de las redadas de drogas. También presentaría informaciones sobre el coste de la lucha contra la droga, incluso las costas de la represión y la encarcelación; muertes y enfermedades relacionadas con las drogas y datos sobre criminalidad y violencia. Tendría que ser mucho más abarcador, con todos los datos disponibles reportados y análisis de tendencias a largo plazo”, dijo Robinson.

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