Policial: Equipo SWAT de OhÃo mata a una mujer e hiere a párvulo en redada antidroga
¡Detengan los allanamientos mortÃferos de la SWAT! Pulse aquà para firmar la petición
En su último ejemplo de vigilancia policÃaca fanática que salió mal, un integrante del equipo SWAT de la policÃa de Lima en OhÃo mató a tiros a una joven madre e hirió al niño que sujetaba en sus brazos durante una redada con miras al novio de la mujer, quien presuntamente estaba vendiendo drogas desde la residencia. El viernes pasado, Tarika Wilson, 26, fue muerta con dos tiros en un cuarto en el piso superior por el sargento Joseph Chevalia de la policÃa de Lima. Su hijo de un año, Sincere, también fue baleado, bien como dos pit bulls que estaban en la casa. El niño perdió su dedo Ãndice izquierdo, pero no corre riesgo de vida. Uno de los pit bulls fue muerto.
Desde la semana del incidente, la policÃa de Lima no ha dado ningún detalle sobre lo que llevó a los disparos, salvo para decir que estaban ejecutando una orden de registro de drogas para el novio de Wilson, Anthony Terry. Terry fue preso en el sitio y acusado de tenencia de piedra de cocaÃna, que fue encontrada en la casa junto con marihuana.
Sin embargo, la policÃa sà llegó a pedir disculpas preventivamente. âÃsta es una situación terrible que fue el resultado de una situación peligrosÃsima que sucede cuando se ejecuta una orden de registro de alto riesgoâ, dijo George Garlock, el jefe de policÃa de Lima.
Garlock no explicó qué volvÃa la orden de registro algo âde alto riesgoâ ni explicó por qué mandó a un equipo de la SWAT a allanar un hogar en que los policÃas sabÃan que habÃa niños presentes. Además de su hijo de un año, Wilson era madre de cinco otros que tenÃan entre 3 y 8 años y vivÃan en la casa.
Los oficiales botaron por lo menos una granada de aturdimiento antes de atacar la residencia, pero la explosión sucedió afuera porque sabÃan que habÃa niños presentes. âEn razón de la posibilidad de haber niños allá, no fueron propulsadas adentroâ, dijo Garlock.
La policÃa de Lima ha entregado la investigación del incidente a la Agencia de Identificación e Investigación Criminal de OhÃo porque los disparos involucraron a un policÃa limeño. Se espera que dure varias semanas.
A mediados de la semana, el FBI anunció que iba a sumarse a la investigación. Pero familiares y vecinos enfadados no van a esperar respuestas. Una muchedumbre de más de 300 personas marcharon con familiares de un centro comunitario al hogar en que ocurrió la matanza para expresar su indignación y de ahà a la comisarÃa.
âAcuérdense del bebe hospitalizado y de la mujer que está siendo diseccionada porque la policÃa de Lima se pasó de la rayaâ, le dijo Brenda Johnson, directora ejecutiva del centro comunitario, a la muchedumbre antes de empezar la marcha. La Sra. Johnson dijo que era irresponsable que la policÃa allanara un hogar con tantos niños adentro. âDe esta vez fue el hijo de otra personaâ, dijo. âLa próxima vez puede ser su hijo, su nietoâ.
De acuerdo con Junior Cook, vecino y primo de Wilson, la policÃa âderribó la puerta y empezó a dispararâ. Ãl también negó que Terry vendiera drogas en la casa. âNadie nunca vino y llamó a esa puerta ni compró drogas allÃâ, dijo Cook.
âNo todos los policÃas son malos. Algunos de ellos tienen hijosâ, le dijo el pastor Arnold Manley de la Iglesia Baptista Pilgrim Rest a la muchedumbre. âPero la mayorÃa de los de Lima lo sonâ.
Residentes y activistas comunitarios han prometido marchas todos los sábados hasta que se haga justicia. El lunes, más de 200 de ellos comparecieron a una reunión acalorada con policÃas y el concejo municipal para exigir providencias.
â¿El hombre que le disparó no es sospechoso? ¿Y si fuera yo?â gritó Quintel Wilson, el hermano de la vÃctima. â¿Adónde estarÃa? Preso. ¡Sin fianza! VÃctima es la palabra aquÃâ.
âVamos a providenciar que se haga justiciaâ, dijo el obispo Richard Cox, funcionario de la Conferencia de los LÃderes Cristianos del Sur.
El concejal Tommy Pitts, presidente del comité de servicios de seguridad del concejo, dijo que hace mucho que la policÃa de Lima ha blanqueado a los negros. âEso no me sorprendeâ, dijo sobre los disparos.
Que el recurso a equipos SWAT paramilitarizados y fuertemente armados para ejecutar órdenes rutinarias de registro de drogas pueda resultar en bajas civiles no deberÃa sorprender a nadie que acompaña su empleo. En 2006, Radley Balko, analista del Instituto Catón, presentó un informe confiable sobre el tema, Overkill: The Rise of Paramilitary Police Raids in America, que mostraba decenas de casos de personas muertas o maltratadas durante dichas redadas.
Los allanamientos siguen pese a la pequeña señal de apoyo público que tienen. El octubre pasado, la StoptheDrugWar.org (publicadora de este boletÃn) encargó una encuesta Zogby que descubrió que dos tercios se oponen al empleo de equipos a la SWAT en redadas antidrogas rutinarias. Ahora, desde OhÃo, viene más una razón para estar en su contra.
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