Reportaje: Mientras la producción afgana de adormideras crece vertiginosamente, aumenta la presión por la erradicación aérea y más envolvimiento de los militares occidentales
Como se esperaba, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) anunció la semana pasada que la producción afgana de adormideras habÃa alcanzado otra alta histórica. El anuncio sucede con un fondo de altos niveles continuos de violencia entre los talibanes revigorizados en parte por la infusión del dinero del narcotráfico y las fuerzas combinadas de los EE.UU./OTAN/Afganistán mientras la insurgencia sigue regenerándose.
El incremento en la producción de adormideras está sirviendo de pretexto para pedidos cada vez más estridentes de los estadounidenses para responder con una inmensa campaña de erradicación de la adormidera â aérea, de preferencia. Ahora, hay señales de que la oposición firme del gobierno Karzai a la fumigación aérea está debilitándose. Pero los expertos en polÃticas de relaciones exteriores de los EE.UU., Afganistán, drogas y conflicto contactados por la Crónica de la Guerra Contra las Drogas dijeron todos que tal campaña serÃa contraproducente â a lo mejor.
[inline:opium-smaller.jpg align=left caption="los artÃculos del traficante de opio (foto del editor de la Crónica, Phil Smith, durante una visita de septiembre de 2005 a Afganistán)"]De acuerdo con el Sondeo sobre la adormidera de Afganistán de 2007 de la ONUDD, el tamaño del cultivo de la adormidera aumentó 7% este año con relación a 2006, con cerca de 450.000 acres bajo cultivo. Pero la producción de adormideras tuvo un alza de 34% con relación a las 6.100 toneladas del año pasado, un dato que la ONUDD atribuyó a las mejores condiciones climáticas, con la producción total de adormideras estimada en lo que la ONUDD llamó âextraordinariasâ 8.200 toneladas de adormidera este año.
Ahora, Afganistán abastece cerca de 93% de la adormidera del mundo, un alza con relación a los estimados 92% del año pasado.
La ONUDD informó que el número de provincias libres de la adormidera habÃa aumentado de seis el año pasado para 13 este año. Señaló que la producción habÃa disminuido en el centro-norte de Afganistán, donde los caudillos de la Alianza del Norte reinan supremos, pero habÃa estallado en el este y el sureste â precisamente las áreas en que la presencia del Talibán es más fuerte. Mitad de la oferta mundial viene de una única provincia afgana, Helmand en el sureste, donde, no por coincidencia, el Talibán ha logrado âcontrolar vastas franjas de territorioâ pese a las labores de desplazamiento de los efectivos afganos y de la OTAN.
âEl cultivo de la adormidera está relacionado inversamente con el grado de control del gobiernoâ, dijo el director de la ONUDD, Antonio Maria Costa, en una declaración que fue lanzada juntamente con el informe. âDonde reinan las fuerzas antigobierno, florecen las adormideras. El problema de la adormidera afgana parece desalentador, pero aún hay esperanzaâ, añadió.
Costa convocó el gobierno afgano y la comunidad internacional a hacer un esfuerzo más determinado para luchar contra las âamenazas gemelasâ de la adormidera y la insurgencia, inclusive más recompensas para agricultores o comunidades que abandonen la adormidera y más sanciones contra aquellos que no lo hacen, y atacar la corrupción relacionada con la prohibición que vuelve el gobierno Karzai tan connivente en el tráfico de opio como cualquier otro actor. [Ed.: Por supuesto, Costa no usó la palabra prohibición â pero deberÃa hacerla utilizado.]
Ãl también convocó la OTAN a involucrarse más en los operativos antidrogas, algo que ha detestado hacer. âComo las drogas están financiando la insurgencia, los militares de Afganistán y sus aliados tienen interés en destruir los laboratorios de heroÃna, cerrar los mercados de opio y llevar a los narcotraficantes a la Justicia. La aceptación tácita del tráfico de opio está socavando las labores de estabilizaciónâ, dijo.
Pero, esta semana, la OTAN no parecÃa conmovida. âEstamos haciendo lo mejor posible, pedimos a los demás que hagan másâ, dijo el subsecretario general de Operativos de la OTAN, Jim Pardew, en una rueda de prensa en Bruselas el miércoles. âEn primer lugar, la lucha contra los estupefacientes es una responsabilidad afgana, pero necesitan ayudaâ.
El vocero de la OTAN, James Appathurai, agregó que: âLa OTAN no tiene orden de ser una fuerza de erradicación ni se propone a eso. La erradicación es una parte de una estrategia complejaâ.
La reticencia de la OTAN se debe en parte al número creciente de bajas. Hasta este momento del año, 82 efectivos de la OTAN han sido muertos en Afganistán, de acuerdo con la página web I-Casualties, que rastrea las fuerzas estadounidenses y aliadas muertas y heridas tanto en Irak como en Afganistán. Esos más 82 soldados de los EE.UU., por lo menos 500 PolicÃas Nacionales Afganos, numerosos soldados del Ejército Afgano, cientos â si no miles â de insurgentes y cientos de civiles.
En todo el año pasado, 98 efectivos de los EE.UU. y 93 de la OTAN fueron muertos; en 2005, 99 efectivos de los EE.UU. y 31 de la OTAN fueron muertos; y en 2004, sólo 52 soldados de los EE.UU. y seis de la OTAN murieron. La tendencia es de mal agüero y como el apoyo público a la intervención en la guerra del opio es débil en Europa y Canadá, la reluctancia de la OTAN en involucrarse más profundamente refleja la realidad polÃtica en casa.
No sucede lo mismo con el gobierno de los EE.UU. Hace menos de un mes y anticipando una cosecha plusmarquista este año, el gobierno lanzó su Estrategia antiestupefacientes de los EE.UU. para Afganistán. La estrategia pedÃa la integración de la lucha contra la insurgencia y los estupefacientes, el recurso a la erradicación en masa y el aumento de la utilización de los militares estadounidenses en la batalla contra la adormidera.
âHay un vÃnculo claro y directo entre el narcotráfico ilÃcito y los grupos insurgentes en Afganistánâ, dijo el informe del Departamento de Estado. El Pentágono âtrabajará con la DEAâ y demás agencias âpara desarrollar opciones para una estrategia coordinada que integre y sincronice los operativos antiestupefacientes, particularmente la interdicción, en la estrategia general de seguridadâ.
Hace mucho que los funcionarios del gobierno Bush han hecho presión por la erradicación aérea y el informe de la ONUDD ha echado leña al fuego. El domingo, el primer vicepresidente afgano, Ahmed Zia Massoud, rompió con el presidente Karzai al pedir un âabordaje más forzosoâ para afrontar las adormideras âque se han diseminado como el cáncerâ, como Karzai y él lo han dicho. âDebemos pasar de la erradicación terrestre a la fumigación aéreaâ, escribió él en el London Sunday Telegraph.
Pero el gobierno británico discuerda. Los altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido dispensaron dichos llamamientos, diciendo que âes difÃcil imaginarse circunstancias en que los beneficios de la erradicación aérea superen las desventajasâ.
El gobierno Karzai, aunque aparentemente esté dividido ahora respecto de autorizar la fumigación aérea o no, está aumentando la presión sobre el Occidente para que haga más. El lunes, el gobierno afgano anunció que habÃa pedido formalmente a las fuerzas de la OTAN y los EE.UU. que echaran a los combatientes talibanes de las áreas de cultivo de la adormidera antes que los efectivos afganos entraran para erradicar.
âPara un nuevo plano para este año, hemos solicitado que las fuerzas militares extranjeras vayan y realicen operativos militares para permitirnos erradicar las adormiderasâ, dijo el vocero del Ministerio del Interior, Zemarai Bashary, en una rueda de prensa el lunes. âEn áreas en que hay inseguridad, necesitamos fuerte soporte militar para poder erradicar las plantaciones de adormideras. La policÃa no puede erradicarlas y hacer frente a los insurgentes al mismo tiempoâ, dijo.
Esa solicitud sucedió la semana pasada, en la estela de las crÃticas al Occidente proferidas por el propio presidente Karzai. Ãl acusó a la comunidad internacional de desanimarse cuando se trataba de la lucha contra los estupefacientes en Afganistán, señalando con mordacidad que donde su gobierno tenÃa el control, la producción de la adormidera habÃa caÃdo.
El miércoles, Costa, el director de la ONUDD, mantuvo la presión, diciendo en aquella rueda de prensa en Bruselas: âHay una presión fuertÃsima que se acumula a favor de la erradicación aérea en esa parte de Afganistán. El gobierno no ha decidido aún y lo apoyaremos en lo que decida hacerâ, dijo.
Pero, aunque la fumigación aérea y el aumento del envolvimiento de los militares de los EE.UU. y de la OTAN en la campaña contra la adormidera parezcan cada vez más probables, esa ruta está llena de obstáculos, de acuerdo con los expertos consultados por la Crónica.
âEl cambio de opinión afgano es una respuesta directa al aumento de la presión de parte de los EE.UU. sobre el gobierno Karzai para que adopte un modelo de erradicación aérea a la colombianaâ, dijo Ted Galen Carpenter, vicepresidente de estudios sobre polÃticas de defensa y relaciones exteriores en el libertariano Instituto Catón. âHasta poco tiempo atrás, el gobierno Karzai resistió de veras a eso porque entendÃa que esto contrariarÃa a muchos labradores afganos, pero cuando se es el cliente de un patrocinador poderoso, es difÃcil resistir a la presiónâ.
Aunque la erradicación masiva pueda realmente causar algún impacto sobre el tráfico de opio, eso sucederá a un âcosto horribleâ, dijo Carpenter. âEso llevará a los agricultores a las manos del Talibán y de sus aliados en la Al-Qaida, lo que es absolutamente la última cosa que necesitamos cuando se traba la guerra contra el terrorismo islámicoâ, dijo. âAfganistán fue aclamado como un gran éxito hace dos años, pero ahora está pareciendo muy incierto, el problema de la seguridad está deteriorándose con rapidez y una campaña masiva de erradicación apenas empeorará las cosasâ.
âLa erradicación fue más fuerte este año que el pasado, pero aún fue igual a casi nadaâ, dijo Vanda Felbab-Brown, socia no residente en la Institución Brookings quien se especializa en drogas, insurgencias y contrainsurgencias. âEntonces, ahora, la presión a favor de la erradicación aérea ha llegado casi al extremo. Pero hay un verdadero debate sobre si esto realmente lograrÃa algo o terminarÃa siendo contraproducente. Creo que serÃa un desastreâ, dijo, citando los motivos ahora familiares de problemas humanitarios y del aumento del apoyo al Talibán.
Cuando la Crónica le pidió que comentara, Barnett Rubin, director de estudios y socio sénior en el Centro de Cooperación Internacional de la Universidad de Nueva York, señaló sus publicaciones en la bitácora Informed Comment Global Affairs. Llamando la erradicación âla herramienta más fotogénicaâ en la estrategia contra los estupefacientes, Rubin escribió que él era forzado a observar con frecuencia que: âEl narcotráfico internacional no es causado por los agricultores afganosâ.
Las drogas no son el problema clave, argumentó Rubin, sino el dinero que viene de ellas, que financia la insurgencia y corrompe las fuerzas del gobierno. Empezar una campaña de erradicación no trata eficientemente del dinero de las drogas, escribió él, porque 80% de ello van a las manos de los traficantes. Y eso aumentará el valor de las adormideras, volviéndolas más atrayentes para los agricultores.
âMás erradicación forzosa en este momentoâ, escribió Rubin, âcuando tanto la interdicción como los sustentos alternativos mal están empezando, aumentará el valor económico de la economÃa de la adormidera, esparcirá el cultivo de nuevo en áreas del paÃs que o lo han eliminado o lo han reducido y conducirá más comunidades a los brazos del Talibánâ.
Las polÃticas de drogas de los EE.UU. están siendo orientadas menos por lo que va a funcionar en Afganistán que por preocupaciones polÃticas domésticas, dijo Felbab-Brown. âComo se avecinan las elecciones presidenciales, Afganistán va a ser una cuestión polÃtica. La pregunta que los demócratas harán es: â¿Quién perdió en Afganistán?â Luego, hay un verdadero incentivo para que los republicanos demuestren resultados de alguna manera y la salida más fácil es la fumigación aérea. Ãste es un caso clásico de polÃticas que son dominadas por la polÃticaâ, dijo ella.
âPerdido en toda esa polÃtica está el hecho de que la erradicación nunca ha funcionando en el contexto de conflicto militarâ, observó Felbab-Brown. âEso sólo sucede después que la paz ha sido alcanzada, ya sea a través de la represión, como en el modelo maoÃsta, ya sea por intermedio del desarrollo alternativo, ya sea mediante la erradicación y la interdicción. Visto que el problema de la seguridad en Afganistán no está mejorando, es muy improbable que la erradicación funcione. A Karzai le gusta charlar sobre las drogas como un cáncer que aflige a Afganistán, pero al adoptar la erradicación aérea, estamos prescribiendo el tratamiento que mata al pacienteâ, dijo.
âLas labores antiestupefacientes no serán exitosas hasta que mejore la seguridadâ, dijo Felbab-Brown. âLa prioridad es ésa y exigirá varios componentes, uno de los cuales es que haya más efectivos en el lugar, inevitablementeâ. Pero ella dijo que no percibe ninguna voluntad polÃtica para tal providencia ni en la OTAN ni en los EE.UU. âComo resultado de Irak, no hay ganas de aumentar los efectivos en este teatro vitalmente importante, entonces dudo bastante de las perspectivas para esoâ, dijo ella.
âLa situación está cada vez más desalentadora y la respuesta de los EE.UU. ha sido tomar la dirección equivocadaâ, resumió. âAhora, parece que ya es demasiado tarde y las personas que intentaban detenerlo están haciéndose a un lado. Las polÃticas estadounidenses para Afganistán están siendo rehenes de las preocupaciones polÃticas domésticasâ.
âNadie tiene una buena respuesta para Afganistánâ, dijo el director de la Drug Policy Alliance, Ethan Nadelmann, quien publicó recientemente un artÃculo que pide la creación de una zona roja global allÃ. âLa pregunta es: ¿cuáles son las opciones? Uno, podemos seguir haciendo lo que estamos haciendo, lo que no está alcanzando los objetivos de nadie. Dos, podemos emprender una campaña agresiva de erradicación aérea, que serÃa un desastre humanitario y harÃa que la gente cayera en las manos del Talibánâ, dijo, resumiendo las opciones de polÃticas que tienen más probabilidad de ocurrir.
âTres, hay la franca legalización, pero eso no está en el horizonte polÃtico de nadieâ, prosiguió Nadelmann. âCuatro, hay la idea de comprar el opio de una vez. Eso puede funcionar por un año más o menos, pero casi inevitablemente se transformarÃa en una especie de sistema de mantenimiento del precio con el paÃs produciendo el doble el año siguiente. No hay motivo para que los agricultores no nos vendan una parte y la otra al mercado clandestino; eso sólo inyectarÃa otro comprador en el mercadoâ.
Por ende, dijo Nadelmann, hay la propuesta del Consejo de Senlis de autorizar la producción de la adormidera para el mercado medicinal lÃcito. âLa propuesta del Senlis es una idea interesante, pero hay un montón de problemas en ella, incluso la cuestión de saber si hay realmente una escasez global de analgésicos opiáceos. Es bueno que el Senlis divulgue esa idea provocativa, pero la cuestión es saber si es viableâ, dijo Nadelmann.
Hay otra opción, explicó. âAceptemos la adormidera como bien globalâ, dijo, âpensemos en Afganistán como el equivalente global de una zona roja municipal. Ella tiene todos tipos de ventajas naturales en la producción de la adormidera â es un productor de bajo coste y allà hay una tradición de su cultivo. Como la producción global de la adormidera está centrada casi exclusivamente en Afganistán, como ahora, es menos probable que surja en cualquier otro lugar, posiblemente con consecuencias aún más negativasâ, argumentó.
âNo estamos hablando de un lugar con un vácuo de autoridad que fomente el terrorismo, sino de una actividad regularizada que sirve al mercado global y que no puede ser erradicada ni suprimida, como se sabe después de cien años de historiaâ, prosiguió Nadelmann. âTenemos que aceptar el hecho de que ella seguirá siendo cultivada, pero deberÃamos manipular el mercado para asegurar que los EE.UU., la OTAN y el gobierno Karzai hagan progreso en sus objetivos económicos, polÃticos y de seguridadâ.
Aunque la idea parezca ser espantosa, históricamente el gobierno de los EE.UU. no ha tenido miedo de colaborar con elementos criminosos cuando servÃa a sus intereses, ya sean los traficantes de heroÃna en el Sureste Asiático o en las docas de Marsella, ya sean los traficantes de cocaÃna durante la guerra centroamericana de los años 1980, ya sean los rebeldes afganos que cultivaban adormideras durante la guerra contra los soviets. âNos hemos echado con criminales organizados y caudillos a lo largo de nuestra historia cuando eso sirvió a nuestros objetivosâ, señaló Nadelmann.
Tal acción no exigirÃa pronunciamientos públicos, dijo Nadelmann; en verdad, serÃa lo contrario. âBush no saldrÃa a declarar un cambio de polÃticas, sino que simplemente se permite que suceda medio silenciosamente, como durante la Guerra FrÃa eran hechas transacciones con figurones porque se iba detrás de un objetivo más importante. Hay que haber lÃmites morales, por supuesto, pero, en la medida en que se puede semilegitimarlo, se aumenta la probabilidad de regularizarlo y fiscalizarlo con eficienciaâ, dijo.
âEsta sugestión puede ser llamada maquiavélicaâ, dijo Nadelmann, âo se puede llamarla simple pragmatismo, pero de entre un montón de opciones ruines, ésta puede ser la menos peorâ.
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