El martes, el gobierno boliviano anunció un nuevo plan para confrontar la expansión del cultivo de la coca en los parques nacionales y áreas protegidas según la ley nacional. De acuerdo con el plan, con miras a los cultivadores en el área tradicional productora de coca de las Yungas cerca de La Paz, los sindicatos cocaleros locales serán responsables por asegurar que la producción no se esparza.

[inline:coca-leaves-drying-by-highway.jpg align=right caption="hojas de coca secando al borde de la carretera, Chapare"]De acuerdo con la Agencia Boliviana de Información, los funcionarios del gobierno habían estado visitando las Yungas desde el mes pasado para anunciar los cambios, que incluyen la prohibición de nuevo plantío en los cocales que han sido abandonados por dos años o más.

El gobierno del presidente Evo Morales, él mismo un ex cocalero, ha hecho progreso en la reducción del conflicto entre los cocaleros y el gobierno en el Chapare, su tierra, pero las tensiones han estado creciendo en las Yungas. Aunque Morales haya expandido la cantidad de coca que puede ser cultivada en el Chapare, parece que eso no ha pasado en las Yungas.

Según la política “coca sí; cocaína no” de Morales, el gobierno boliviano está buscando terminar la erradicación forzosa de los cocaleros y reemplazarla por la “racionalización” o erradicación negociada del excedente de coca. La idea es reducir el conflicto social trayendo a los cocaleros al proceso decisorio en vez de imponerles la erradicación.

“Los sindicatos cocaleiros, como las menores unidades de organización social en los trópicos de Cochabamba (Chapare) y las Yungas de La Paz, asumen responsabilidad directa por impedir el cultivo de la hoja de coca en los cocales que hayan sido abandonados por sus dueños durante más de dos años”, dijo la propuesta del viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Felipe Cáceres.

El plan también incluye el comercio de la coca para usos lícitos y el apoyo al trabajo de interdicción que vise desbaratar el tráfico de cocaína.