El martes, el Consejo Municipal de Cincinnati renovó una ordenanza municipal severa contra la marihuana que aprobó el año pasado a pesar de las acusaciones de que no hacía lo que los defensores decían que iba a hacer: reducir los delitos de sangre. Gracias a la fuerte oposición local a la ordenanza así que fue aprobada, incluía un dispositivo de caducidad y habría caducado el viernes si el consejo no hubiera actuado.

Según la ley de Ohío, la tenencia de hasta 100 gramos de marihuana no es más multable que una infracción con multa máxima de $100. Eso era demasiado indulgente para los patriarcas en Cincinnati, que el año pasado aprobaron una ordenanza municipal que autorizaba la policía a arrestar a personas por hasta 30 días por la simple tenencia de marihuana. La medida reduciría la criminalidad quitando las armas de las calles, dejando que la policía visara a los traficantes y asustando a los habitantes de los cercanos Kentucky y Indiana para que no vinieran a la ciudad para comprar drogas, dijeron los defensores en la época.

La policía de Cincinnati atestó que los arrestos por marihuana habían quitado 62 armas de las calles de la ciudad, pero los oponentes, liderados por una coalición de grupos organizada como Citizens for a Safer Cincinnati, argumentaron que los índices de criminalidad habían aumentado desde que la ordenanza fue aprobada. Los números los respaldan.

Un integrante de la Safer Cincinnati y presidente del Partido Libertariano de la Comarca de Hamilton, Paul Green, observó en un análisis de los datos sobre la criminalidad desde que la ordenanza fue aprobada que ella no había sido exitosa en ninguna de sus tres metas. Hubo menos arrestos de forasteros, pero su número total fue pequeño en los dos años y la reducción es de un miserable 0,7%. Y aunque la policía se jactara de confiscar 62 armas, el número de armas que se informó haber sido usadas en crímenes sufrió un alza de 27%. El número de revólveres – el arma más comúnmente portada por los narcotraficantes – que se informó haber sido usados en crímenes sufrió un alza de 17%.

Los delitos de sangre también habían aumentado desde que la ordenanza ha estado en vigor. Los asesinatos tuvieron un alza de 16% en 2006 en comparación con 2005 y el asalto a mano armado tuvo un alza de desconcertantes 44%. En conjunto, el índice de crímenes graves mostró un alza de 4,4% en 2006.

Pero, a pesar del fracaso de la ordenanza en lograr sus metas declaradas, el consejo la reaprobó. Eso volverá la ordenanza un tema de campaña, advirtió la Safer Cincinnati.