Europa: Clamor por autorización de la adormidera medicinal crece entre parlamentarios británicos
Docenas de parlamentarios (MPs, sigla en inglés) británicos están convocando al primer ministro Tony Blair a permitir que los agricultores afganos eviten lo que ellos llaman de una carencia mundial de analgésicos opiáceos. Unos 40 parlamentarios, incluso los lÃderes conservadores de la oposición, Michael Ancram, Bill Cash y sir Malcolm Rifkind, están instando a Blair a apoyar el programa piloto liderado por la ONU para autorizar el cultivo de adormideras afganas para el mercado medicinal.
[inline:opium-smaller.jpg align=left caption="los artÃculos del traficante de opio (foto del editor de la Crónica, Phil Smith, durante la visita de septiembre de 2005 a Afganistán)"]Afganistán es el productor dominante de adormideras del mundo, respondiendo por más de 90% de la cosecha global el año pasado. Se espera que la cosecha de este año crezca aún más. El gobierno afgano y sus defensores de la OTAN y de los EE.UU. están intentando suprimir el cultivo, pero hacerlo amenaza socavar la labor general de combate a la insurgencia contra el resurgente Talibán.
El pedido de los parlamentarios ocurrió en una moción parlamentaria la semana pasada. La moción sucedió dos semanas después de la revelación de que el Ministerio del Interior de Gran Bretaña habÃa pensado en dicha propuesta, pero que habÃa desistido en vista de la oposición implacable de los gobiernos estadounidense y afgano. Según el tratado OTAN-EE.UU., Gran Bretaña está encargada de la responsabilidad por la lucha contra la adormidera, pero a pesar de gastar más de $400 millones en los últimos cuatro años, tanto la adormidera como el Talibán se han expandido.
El pedido de los parlamentarios británicos es el más reciente a hacer eco de una propuesta de 2005 del instituto de consultorÃa europeo en defensa y polÃticas de drogas, el Consejo Senlis, que pidió el desvÃo de la producción de adormideras ilÃcitas destinadas a ser transformadas en heroÃna para el mercado negro hacia los mercados medicinales lÃcitos, especialmente en los paÃses más pobres del Sur. Aunque no sea adoptada por ningún gobierno, excepto Italia, el clamor por esta idea radical sigue creciendo.
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