Todos los cafés cannábicos en la provincia fronteriza holandesa de Limburgo pueden convertirse en clubes exclusivos en un intento de detener el “turismo de la droga”, informó el periódico holandés Volkskrant durante el fin de semana. La propuesta fue hecha por Gerd Leers, el burgomaestre de Mastrique, el municipio más grande de la provincia.

[inline:maastricht-coffee-shop.jpg align=left caption="el subsuelo de una cafetería en Mastrique (por cortesía de Wikimedia)"]Limburgo es la sede de 30 de los cafés cannábicos, también conocidos como cafeterías, que cada año atraen a miles de visitantes de Francia, Bélgica y Alemania, países vecinos que simpatizan menos con el cannabis. La afluencia de compradores extranjeros de marihuana ha resultado en problemas que van de embotellamientos al tráfico en drogas duras, pasando por molestias públicas.

Según la propuesta de Leers, los extranjeros no serían prohibidos de convertirse en miembros de los clubes, pero tendrían que esperar varios días para comprar cannabis. Por lo tanto, la propuesta desalentaría las adquisiciones voluntariosas de cannabis, pero no impediría que los extranjeros que lo planifican con antelación puedan comprar cannabis tan pronto como se hayan transformado en miembros.

La propuesta de Leers también prevé la veda a las ventas en efectivo, lo que permitiría que todas las ventas fueran rastreadas y desincentivaría a los extranjeros. Leers también propone reducir la cantidad de cannabis que se puede comprar de cinco a tres gramos. Él dijo que pocos extranjeros se darían el trabajo de manejar hasta Holanda por una cantidad tan pequeña. [Pero Leers no explicó por qué los extranjeros se daban el trabajo de conducir hasta los Países Bajos para adquirir solamente dos gramos más ahora o qué impediría que visitaran varios cafés cannábicos en una versión europea de la práctica del smurfing, es decir, dirigirse a varios puestos de venta distintos para comprar cantidades limitadas de cierta sustancia, por ejemplo, la pseudoefedrina para elaborar metanfetamina.]

De acuerdo con el Volkskrant, los ministerios holandeses del Interior y de Justicia han reaccionado favorablemente al plan. Aunque el gobierno conservador holandés quisiera eliminar los cafés cannábicos de una vez, ha prometido no tomar providencias hasta después de las elecciones el año que viene. Mientras tanto, la regulación efectiva de los cafés cannábicos está en las manos de las autoridades municipales, como el burgomaestre Leers de Mastrique.

Los dueños de cafeterías se negaron a discutir sus puntos de vista sobre la propuesta. Dijeron que iban a esperar para reaccionar hasta que se presente la propuesta formalmente el 12 de mayo.