Empieza a surgir un patrón. Por segunda vez en un número igual de años, el gobierno laborista de Gran Bretaña ha rechazado las recomendaciones comprobadas del panel encargado de redactar las políticas de drogas británicas para mitigar las penas para drogas específicas. El año pasado, fue el cannabis; este año, es el éxtasis.

[inline:ukparliament.jpg align=right caption="el Parlamento británico"]El miércoles la Asesoría sobre el Consumo Indebido de Drogas (ACMD, por sus siglas en inglés) de Gran Bretaña publicó su revisión del éxtasis y, como se esperaba, pidió que rebajaran la popular droga de salas de fiestas de la Clase A a la B. El gobierno laborista rechazó la recomendación al mismo día.

La ACMD es una asesoría constituida por la Ley sobre el Consumo Indebido de Drogas de 1971 [Misuse of Drugs Act of 1971] y tiene el encargo de revisar la adecuación de la clasificación de cada droga y aconsejar a los ministros sobre reclasificar o no una droga, además de ofrecer consejos generales acerca de medidas referentes al consumo de drogas. El gobierno no es obligado a seguir sus consejos, como sucedió el año pasado con el cannabis y ahora con el éxtasis.

El profesor David Nutt, director de la ACMD, contestó la desestimación de la recomendación de parte del gobierno con la acusación de que los ministros son influenciados por la política y no por las pruebas científicas. El éxtasis, dijo Nutt, era “nocivo”, pero no suficientemente nocivo para figurar en la Clase A juntamente con la heroína y la cocaína.

“Nuestro trabajo no es comunicar mensajes al público”, dijo Nutt en comentarios reportados por Press Association. “Nuestro trabajo es informar a los ministros del Interior y de la droga sobre los daños relativos de las drogas. Creo que han aceptado nuestras pruebas, pero me parece que han tomado una decisión política. No resta duda de que el éxtasis es nocivo, pero no tan nocivo como la heroína o la cocaína”.

El gobierno aceptó 11 de 13 recomendaciones de la ACMD ligadas sobre todo a hacer frente al éxtasis con un abordaje de reducción de daños. Además de la reclasificación, el gobierno rechazó la recomendación de que los consumidores de drogas reciban equipos de examen toxicológico para asegurarse de que las pastillas no estén adulteradas ni contaminadas.

“Nuestro trabajo es hacer ciencia y presentar la mejor ciencia al gobierno”, prosiguió Nutt. “Gobierno es política y me parece que, en un mundo ideal, los dos estarían en armonía y a tono, pero, de cierta manera, es una pregunta que se debería hacer a los políticos”.

Alan Campbell, funcionario del Ministerio del Interior, dijo que no cuestionaba los hallazgos científicos en el informe de la ACMD. Pero manifestó que el éxtasis era “imprevisible” y podía resultar en muerte aun en usuarios primerizos.

De acuerdo con la ACMD, 17 personas fallecieron cada año por causas relacionadas con el éxtasis. Eso llevó a Nutt, en un artículo que figuró en una publicación científica, a escribir que los riesgos de consumir éxtasis equivalían a los de montar a caballo. Por su vez, eso provocó una refutación severa de Jacqui Smith, ministra del Interior, quien insistió exitosamente que Nutt pidiera perdón por la comparación.

Pese a que los laboristas y conservadores rechazaran reclasificar el éxtasis, los demócratas liberales defendieron a la comisión. El Dr. Evan Harris, vocero del partido en materia de ciencia, dijo que era “deplorable” que los ministros rechazaran la propuesta. “Ahora los científicos deben preguntarse en serio si vale la pena dedicar su tiempo a ayudar a un gobierno que no solamente niega el mensaje, sino que ataca al mensajero”.

Aunque el rechazo reiterado de las recomendaciones de la ACMD plantee dudas sobre el futuro rol de la agencia, ella no rehúye la controversia. A continuación su agenda trata de rebajar el LSD de la Clase A a la B.

El Ministerio del Interior ya ha aclarado que también se opondrá a eso. “El gobierno no tiene ninguna intención de reclasificar el LSD, que surte efectos muy aleatorios y a veces muy asustadores”, dijo un vocero del Ministerio del Interior. “Puede tener implicaciones graves y duraderas para alguien con antecedentes de problemas mentales y puede ser responsable por precipitar un problema de salud mental que había pasado desapercibido antes”.