Editorial: A veces un luchador antidroga se pasa de honesto
David Borden, director ejecutivo
[inline:borden12.jpg align=right caption="David Borden"]La lucha contra la droga es un negocio intelectualmente escurridizo â es imposible hablar francamente y defenderla con eficacia. Pero a veces un luchador antidroga se pasa de honesto.
Eso sucedió esta semana cuando se publicó una entrevista con Antonio Maria Costa, el jefe antidroga de la ONU en una revista austrÃaca en que Costa afirma que los beneficios de las drogas en el mercado negro sostuvieron el sistema bancario mundial en el 2008. Es decir, algunos bancos que han sobrevivido se habrÃan ido a la quiebra, o podrÃan haberse ido, si no fueran los capitales de las drogas blanqueados en el sistema financiero.
Parece ser una afirmación osada. Pero tiene sentido â a alguna parte el dinero de las drogas tiene que ir â y Costa no es un jefe de policÃa municipal que exagera el valor de una incautación de drogas para ser noticia, es economista. La ONU no siempre es un reportero fiable de la situación de las drogas, pero tiene algún valor. No me parece que Costa tenga un fuerte motivo para inventar algo de esa especie.
Si el narcotráfico ha salvado, o ha ayudado a salvar, el sistema financiero, luego esto exige una evolución del pensamiento. Solemos considerar malas las drogas y la venta de drogas, pero, al igual que todo, tienen su lado positivo. Supongamos que, como por arte de magia, la lucha contra la droga empezara a funcionar y se suprimiera el narcotráfico o que la gente parara de consumir drogas de repente. ¿Qué le pasarÃa a la economÃa? ¿Qué les pasarÃa a paÃses como Afganistán o Colombia o México, donde gran parte del dinero que se gana es con la droga y donde mucha gente depende de ese dinero? ¿O a algunos sectores de la sociedad estadounidense, si vamos a eso?
SerÃa una catástrofe. Al fin y al cabo, las economÃas se reorganizarÃan, por supuesto. Pero la implosión repentina de un gran sector de la economÃa causarÃa desorden no solamente para la gente que se sustenta con el narcotráfico ahora, sino también para las economÃas municipales, nacionales y mundiales de que hacen parte.
Entonces, los consumidores y aun los vendedores de drogas son una parte integrante de la sociedad humana â el bien económico general depende en parte de ellos â y asà nuestra evolución del pensamiento deberÃa tratar de la gente también, no solamente de la economÃa. Necesitamos a nuestros usuarios de drogas y aun nuestros vendedores de drogas, en su mayorÃa â no porque consumen o venden drogas, sino porque están aquà y nosotros estamos ligados a ellos, para bien o para mal.
Además, si los necesitamos, si de un modo algo deficiente ellos contribuyen con la economÃa de la cual todos nosotros dependemos, entonces también no merecen ser perseguidos y encarcelados, no merecen que les casen sus derechos y dejen sus vidas marcadas. Es una cosa si un participante en el narcotráfico tiene parte en violencia; pero otra si el único âcrimenâ de una persona es un delito de drogas.
Además de tolerar a estos miembros de la sociedad que ahora son perseguidos, no deberÃamos ignorar los efectos corruptores que esta situación del blanqueo de capitales y del dinero de las drogas â situación esta creada por la prohibición â puede surtir. Con cuidado y planificación, deberÃamos trazar un camino que nos aleje de la prohibición hacia, en cambio, alguna forma de legalización mundial. Solamente entonces se estancará el aluvión del dinero de las drogas ilegales y se tratará del sufrimiento que la prohibición ha causado a los individuos y la sociedad.
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