Reportaje: Obama y Calderón se reúnen en medio de brote de advertencias funestas sobre violencia del narcotráfico en México

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El lunes el presidente electo estadounidense Barack Obama se reunió con el presidente mexicano Felipe Calderón para discutir cuestiones bilaterales de gran importancia para los dos países. Además del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de las políticas inmigratorias, la actual plaga de México de la violencia relacionada con la prohibición recibió alta prioridad en la orden del día.

[inline:malverde1.jpg align=right caption="santuario de San Malverde, santo patrón de los narcos (y otros), en Culiacán – la placa agradece a Dios, a la Virgen de Guadalupe y a Jesús Malverde por limpiar los caminos – de parte de ‘los indígenas de Angostura a Arizona’"]Más de 5.400 personas fueron muertas en la violencia el año pasado y más de 8.000 dos años después que Calderón intensificó la lucha contra la droga de México al enviar a miles de efectivos a la refriega. El conflicto multifacético opone a carteles rivales del narcotráfico entre sí y al Estado Mexicano, pero también ha presenciado batallas campales entre unidades rivales de la fuerza pública en que un grupo o el otro se encuentra a sueldo de los traficantes.

La reunión de Obama y Calderón sucede cuando la violencia en México está creando cada vez más preocupación entre analistas de políticas y defensa estadounidenses. El mes pasado el Centro Nacional de Información sobre Drogas de EE.UU. advirtió en su Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas de 2009 que “los carteles del narcotráfico mexicanos representan la amenaza más grande del crimen organizado a Estados Unidos”.

En un informe de diciembre a la Academia Militar de EE.UU. en West Point, el ex secretario antidroga, el general reformado Barry McCaffrey, advirtió dramáticamente que aun el plan de ayuda antidroga de US$ 1.4 mil millón de tres años de duración aprobado por el Congreso de EE.UU. y el gobierno Bush el año pasado apenas era el chocolate del loro y observó que era solamente un fracción diminuta del dinero gastado en las guerras de EE.UU. en Irak y Afganistán.

“Hay muchísimas cosas en juego en México”, advirtió McCaffrey. “No podemos permitirnos tener un narcoestado como vecino. México no está haciendo frente a la criminalidad peligrosa – está luchando por su supervivencia contra el narcoterrorismo”.

Por supuesto que las consecuencias de la inacción estadounidense a favor de la lucha contra la droga de Calderón serían nefastas, avisó McCaffrey. “Si el sistema político mexicano no logra reducir la ilegalidad y la violencia, ello puede resultar en un aumento de millones de refugiados que crucen la frontera con EE.UU. para escapar de la desgracia interior de la violencia… y de la crueldad y la injusticia absurdas de un estado criminoso”.

Esta semana, los jefes del Estado Mayor de EE.UU. adhirieron. En su informe, El ambiente de operativos conjuntos en el 2008 [The Joint Operating Environment 2008], que examina las amenazas mundiales a EE.UU., los jefes del Estado Mayor advirtieron que México era uno de los dos países que más corren el riesgo de convertirse en un estado fracasado. El otro era Pakistán.

“La posibilidad mexicana puede parecer menos probable”, observó el informe, “pero el gobierno, sus políticos, la policía y la infraestructura judicial están bajo agresión y presión constantes de cuadrillas criminosas y carteles del narcotráfico. El resultado de ese conflicto interno causará un impacto importantísimo sobre la estabilidad del estado mexicano. Cualquier degeneración de México en caos exigiría una respuesta estadounidense con base en las graves implicaciones solamente para la seguridad nacional”.

Pero, pese a todas las advertencias funestas de perdición, el presidente entrante hizo pocas muestras de que haría nada más que permanecer en la trayectoria. Tampoco indicó de alguna forma que va a romper radicalmente con las políticas de drogas estadounidenses en la frontera. Obama ha declarado públicamente que es a favor de la Iniciativa Mérida y el lunes limitó sus comentarios públicos a generalidades.

Al fijarse en la “relación extraordinaria” entre EE.UU. y México, Obama añadió: “No solamente hablamos de seguridad a lo largo de las regiones fronterizas, de la manera por que Estados Unidos puede ayudar en las labores de México, hablamos de la inmigración y cómo podemos tener una estrategia abarcadora y considerada que, al fin, fortalezca a los dos países”.

Pese a hacer su primera reunión con el presidente Calderón, un jefe de un estado extranjero, y prometer renovar la cooperación y pese al coro de Casandras que pide más providencias, los analistas consultados por la Crónica dijeron que, dada la retahíla de problemas graves, en EE.UU. y en el extranjero, a que hace frente el gobierno Obama, México y su lucha contra la droga probablemente van a seguir siendo cuestiones de segunda orden. La Iniciativa Mérida tampoco va a ayudar mucho, indicaron.

“Obama está ocupado con otras cuestiones acuciantes”, dijo Sanho Tree, analista de políticas de drogas del Institute for Policy Studies, un grupo de expertos de Washington, DC. “Simplemente no tiene ni el espacio ni las ganas de asumir esta otra lucha en México”.

Por el otro lado, la violencia fronteriza que asusta a los legisladores estadounidenses es, en su mayor parte, “una herida autoinfligida”, dijo Tree. “Mezcle la alta demanda interior por aquí, la economía de la prohibición y un abordaje severo de orden público, agítelo bien y habrá un cóctel catastrófico. No es como si no les hubiéramos avisado”, dijo.

Además, señaló Tree, a pesar de la alarma cada vez más sonora en Washington, hay poco interés en abrir un nuevo frente en la frontera al sur. “¿Quién aguantará hacerse cargo de esto ahorita?” preguntó. “¿Quiénes claman por esto además de los actores institucionales que quieren proteger sus presupuestos? Hay mucho cansancio de guerra y susto presupuestario en esta ciudad y es posible que deje algunas aperturas” para la reforma, dijo.

“Es probable que no salga mucha cosa de aquella reunión”, dijo Tomás Ayuso, analista de cuestiones mexicanas del Consejo de Asuntos Hemisféricos. “Calderón le rogaba a Obama que pusiera a México entre sus prioridades más altas, pero, considerando a lo que hace frente Obama, la lucha contra la droga mexicana no se encuentra entre los puntos más importantes de su agenda”.

Con todo, la situación en México es grave y puede ponerse peor, dijo Ayuso. “Si no se trata de esto ahorita, México realmente puede hundirse en el caos. Los carteles de la droga tienen una financiación prácticamente ilimitada, sus cofres están desbordándose. La economía clandestina en que operan prospera, sus operarios están armados hasta los dientes y el próximo paso es instaurar un gobierno clandestino. Para ellos es facilísimo influenciar a la gente. Dicen: ‘Acepten nuestro soborno o te matamos a ti y a tu familia’”, dijo Ayuso. “Es bien eficiente”.

“Parece que esta reunión trató más de generalidades, pero Obama ha dicho varias veces durante la campaña que es a favor de la Iniciativa Mérida y es muy probable que ella continúe durante su gobierno”, dijo Maureen Meyer, analista de cuestiones mexicanas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos. “Con más y más informes que últimamente retratan a México como una crisis de seguridad, vemos que el nuevo gobierno de EE.UU. reconoce que ello es una prioridad y va a seguir cooperando con México”.

Pero la crisis inminente en la frontera y en México puede proporcionar aperturas para la reforma, dijo Meyer. “Esperamos tener más aperturas para reabrir el debate respecto a las políticas de drogas estadounidenses internacionalmente y México puede darnos la oportunidad de examinar qué ha funcionado y qué no ha funcionado en la región andina y en México también”, dijo.

Ese debate puede incluir modificaciones en la Iniciativa Mérida, cuyos aspectos más importantes son el equipamiento y el entrenamiento de los militares y de la policía, dijo Meyer. “El Congreso de EE.UU. ha reiterado su apoyo a la Iniciativa Mérida, pero también hemos presenciado la tendencia de remitir los fondos hacia el tráfico de armas rumbo al sur y la demanda aquí en EE.UU. Esperamos que el Congreso también empiece a disuadirse de enviar más equipos y convencerse de mandar más apoyo a reformas institucionales. Helicópteros no van a causar ningún impacto sobre los problemas subyacentes de México”, dijo.

La violencia en México puede ayudar a debilitar más un apoyo a las políticas de drogas estadounidenses que ya se desgasta en el hemisferio por entero, dijo Ayuso. “En Latinoamérica, donde pasa la mayor parte del sufrimiento, muchos países se preguntan si la guerra contra las drogas encabezada por Washington es la respuesta”, dijo. “Es algo que el mismo Calderón ha planteado, pero es probable que Obama no vaya a cambiar de opinión a causa de eso. Con todo, las voces se alzan. Más y más personas quieren reevaluar la lucha contra la droga”.

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