David Borden, director ejecutivo

[inline:borden12.jpg align=right caption="David Borden"]¿Cuánta realidad es demasiada realidad? Para muchos políticos, cualquier discusión política respecto a lo que realmente nos hacen las leyes sobre las drogas es más realidad de la que pueden soportar.

Esto fue ejemplificado de modo espeluznante recientemente cuando el Concejo Municipal de El Paso en Tejas hizo algo inusitadamente real. Como parte de una resolución que manifiesta su solidaridad para con Juárez, la ciudad mexicana vecina que lucha contra una oleada de violencia del narcotráfico que a veces cruza la frontera, los concejales incluyeron una enmienda que pide “un debate nacional honesto y abierto sobre terminar con la prohibición de los estupefacientes” para detener tal violencia.

El alcalde John Cook de El Paso, quien solamente había observado en silencio cuando se discutía la resolución, contestó vetándola al argumentar que dificultaría la obtención de fondos del Congreso de EE.UU. mediante cabildeo. Pero él demostró la ignorancia que subyacía su veto en un correo electrónico en el que se burlaba de los partidarios de la legalización y los llamaba “porreros” que terminó siendo sacado al público.

La situación se puso peor. Legisladores estatales y aun el congresista federal de El Paso se implicaron y presionaron a los regidores con advertencias alarmistas sobre la pérdida de estímulo y fondos para la fuerza pública que El Paso va a sufrir. Pero el regidor O’Rourke, ponente de la resolución, señaló que ninguno de los legisladores logró citar ni una sola amenaza real hecha.

El martes el Concejo no logró anular el veto del alcalde por 4 a 4. Pero la victoria del alcalde fue pírrica. Los concejales que votaron contra la anulación declararon públicamente que sólo lo hicieron en razón de la amenaza de perder fondos. Además, los que critican dicha intolerancia intelectual se pusieron elocuentes, como el regidor Steve Ortega, quien votó por la anulación: “Si nos callamos respecto a este asunto, las perspectivas del futuro de esta comunidad están en peligro. No voy a quedarme aquí con los brazos cruzados y escuchar a legisladores no identificados que nos amenazan por tener un diálogo sobre el futuro de esta comunidad”.

Para un alcalde, sus legisladores estatales y su congresista, era demasiada realidad para este mes que un concejo municipal se manifestara con relación a la prohibición como causa de la violencia. Pero como los vecinos al otro lado de la frontera están siendo muertos y los efectos afectan a El Paso, era demasiada esa realidad para que el concejo no se pronunciara, por lo menos durante un rato. La ignorancia ganó la votación final de esta vez. Pero vamos a regresar.