Frank Jackson, alcalde de Cleveland, anunció el lunes que las personas pilladas con pipas o jeringas que contengan residuos de drogas en la ciudad ya no serán acusadas de delitos. Según la práctica actual en Cleveland, la gente atrapada con pertrechos contaminados es acusada de tenencia de drogas.

Más de 6.000 personas son arrestadas por cargos de delitos de drogas cada año en la ciudad. El alcalde dijo que esperaba que el cambio redujera esa cifra en 1.200 a 1.500.

Conforme a la propuesta de Jackson, serían necesarios tres arrestos por jeringas contaminadas para conseguirse un cargo de tenencia de drogas. Un primer arresto por pertrechos para consumo de drogas sería acusado como delito leve en el segundo grado y un segundo como delito leve en el primer grado. La gente acusada de cualquiera de esas infracciones puede ser encaminada al juzgado de delitos de drogas de Cleveland. Una tercera transgresión sería enviada al Tribunal de Causas Comunes de la Comarca de Cuyahoga y tratada como delito de tenencia de drogas.

Jackson dijo que la medida visaba a admitir a los consumidores de drogas al tratamiento sin endilgarles antecedentes penales y ayudar a mejorar la calidad de vida en la ciudad. “Si la gente tiene dos oportunidades, es mejor que las aprovechen”, dijo el alcalde. “Se trata de ayudar a la gente y detener la conducta que está destruyendo nuestros barrios”, añadió.

Cleveland es la única gran ciudad en Ohío que enjuicia rutinariamente casos sobre pertrechos para consumo de drogas como delitos. Los activistas comunitarios han argumentado durante años que, como casos parecidos son considerados delitos leves en los suburbios, los habitantes de Cleveland han sido tratados injustamente.

Pero pese a que las tensiones respecto a la disparidad racial en la lucha contra la droga de Cleveland se estén cociendo – el Plain Dealer publicó una serie reciente sobre las disparidades en los enjuiciamientos de delitos de drogas -, el alcalde Jackson intentó acallarlas. Los usuarios de drogas provienen de todas las comunidades, dijo, y los consumidores suburbanos serían tratados como los de los barrios deprimidos. “No es una cuestión de raza”, dijo. “Todos serán tratados de la misma forma”.

Bueno, se supone que sea progreso.