El viernes pasado un juez irlandés desestimó cargos de conducción drogada contra un joven al decir que un resultado positivo de marihuana en la muestra de su orín no fue suficientemente específico para llevarlo a concluir que el conductor tenía realmente perjudicadas sus facultades psicomotoras. El juez Kevin Kilrane del Tribunal de Distrito de Ballyshannon en Donegal también criticó a la Agencia Médica de Seguridad Carretera por no examinar el nivel de intoxicación con drogas en sus exámenes toxicológicos.

Hicieron parar a Peter Gillen poco después de las 04:00 de la madrugada por manejar erráticamente y Sean Flynn, oficial de la Garda, dijo que estaba “muy escandalizado, inestable y muy agitado” tras ser detenido. Gillen se sacó negativo en un examen de alcoholemia, pero Flynn lo arrestó por sospecha de conducción drogada y una muestra de orín que Gillen dio poco tiempo después resultó positiva para marihuana.

Eso no fue suficiente para que el juez Kilrane declarara culpable a Gillen por conducción drogada, lo que acarrea una pena severa de pérdida automática de la licencia de conducir por cuatro años. La mera presencia de marihuana en el metabolismo de Gillen no mostraba que tenía sus facultades psicomotoras perjudicadas, dijo el juez.

“El reo podía haber estado colocadísimo o podría haber tenido apenas oligoelementos”, dijo Kilrane. “A lo mejor, lo que hay es sospecha y la sospecha no basta”. Las pruebas eran “demasiado débiles” para una condenación, dijo, al paso que desestimaba el cargo.

Kilrane reprendió a la Agencia Médica de Seguridad Carretera por examinar solamente la presencia de marihuana y no cuantificar la cantidad presente. “No es culpa de los gardaí”, dijo. “Es culpa de la agencia que no da una concentración de drogas”.

Estados de EE.UU. que poseen leyes de “tolerancia cero” con la conducción drogada actúan conforme al mismo patrón criticado por el jurisconsulto irlandés. En dichas jurisdicciones, la mera presencia de marihuana o sus metabolitos basta para granjear una condenación, sin la necesidad de mostrar perjuicio real de las facultades psicomotoras.