Reportaje: PolÃticas de drogas de EE.UU. son defectuosas y fallidas, le dicen expertos a comité del Congreso
El jueves, el Comité Económico Conjunto del Congreso de EE.UU. celebró una vista histórica sobre los costes económicos de las polÃticas de drogas estadounidenses. La vista, llamada âDrogas ilegales: Impacto económico, costes sociales, reacción de las polÃticasâ [Illegal Drugs: Economic Impact, Societal Costs, Policy Responses], fue convocada a instancias del senador Jim Webb (D-VA), quien en sus observaciones inaugurales descubrió el fracaso demasiado familiar de las polÃticas de drogas estadounidenses en alcanzar las metas a que se ha propuesto. Fue la segunda vista relacionada con la reclusión que Webb ha reunido bajo los auspicios de este comité.
[inline:jimwebb.jpg align=left caption="Jim Webb en vista de 2007 sobre la reclusión (foto de sentencingproject.org)"]âNuestra insaciable demanda de drogasâ impulsa el narcotráfico, indicó Webb. âGastamos cantidades enormes de dinero para interceptar cargamentos de drogas, pero las ofertas siguen firmes. Unos 86% de los estudiantes de secundaria declaran tener acceso fácil a marihuana. Los precios de la cocaÃna han caÃdo cerca de 80% desde los años 1980â, prosiguió el senador novato. âLos intentos de disminuir el consumo de drogas ilegales han dependido bastante de la represión. El número de personas bajo custodia por cargos de delitos de drogas ha aumentado 13 veces en los últimos 25 años, con todo, el flujo de drogas no ha sido disminuido. Las condenaciones y castigos colaterales por delitos de drogas devastan nuestras comunidades de minorÃasâ, dijo Webb.
âNuestra actual mezcla polÃtica no funciona como queremosâ, declaró Webb. âLa facilidad con que se puede obtener drogas, el precio, el número de personas que las consume, la violencia en la frontera lo demuestran. Necesitamos repensar nuestras respuestas a los efectos sanitarios, los impactos económicos, el efecto sobre la criminalidad. Necesitamos repensar nuestro abordaje a la oferta y demanda de drogasâ.
Dichos sentimientos de un senador en funciones en EE.UU. en 2008 son atrevidos, si no impresionantes, y no es la primera vez que Webb expresa tales palabras:
En marzo del año pasado, le dijo a George Stephanopoulos en el programa This Week de ABC News: âAún me estoy encontrando en el Senado y la he estado pasando muy bien allÃ. Hemos â ésta es una oportunidad de poner muchas cuestiones en discusión. Una de las cuestiones que nunca aparece en las campañas, pero que es una cuestión que está destrozando a este paÃs, es esta idea de nuestro sistema de justicia penal, cuántas personas están en nuestro sistema de justicia penal más â Creo que hay dos millones de personas presas en este paÃs ahorita mismo y ése es un problema en el cual vamos a pasar un o dos años intentando profundizarnos y ahà quiero poner mi energÃaâ.
En su libro de reciente lanzamiento, A Time to Fight [Tiempo de luchar], Webb escribió: âHa llegado el tiempo de parar de encerrar a la gente por la mera tenencia y consumo de marihuanaâ, âTiene mucho más sentido agarrar el dinero que serÃa ahorrado por dicha polÃtica y utilizarlo para la represión de actividades relacionadas con las pandillasâ y âO somos el hogar de la población más mala de la Tierra o encerramos a mucha gente que en verdad no necesita estar en prisión por acciones de que otros paÃses parecen tratar de maneras más constructivasâ.
Con todo, los reformadores de las polÃticas de drogas pueden ponerse impacientes con el nivel de reconsideración presentado en la vista. Aunque los testigos, incluso el criminólogo Peter Reuter de la Universidad de Maryland, autor de Drug War Heresies [HerejÃas de la lucha contra la droga], y John Walsh, director de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por su sigla en inglés), presentaran crÃticas contundentes y familiares de varios aspectos de las polÃticas de drogas estadounidenses, no se pronunció en ningún momento ninguna de las palabras âprohibiciónâ o âlegalizaciónâ ni tampoco âtasar y reglamentarâ y las alternativas radicales a las actuales polÃticas apenas fueron mencionadas. En cambio, el énfasis parecÃa estar en ajustar la âmezclaâ de gastos en la represión versus el tratamiento y la prevención.
Los dos otros testigos en la vista, Anne Swern, subfiscal de la Comarca de Kings (Brooklyn) en Nueva York, y Norma Fernandes, coordinadora comunitaria de la misma oficina, allà estaban para promocionar el éxito de programas por el estilo de los juzgados de delitos de drogas en su comunidad.
[Los testimonios por escrito de los cuatro testigos están disponibles en la página web de la vista vinculada arriba.]
âLas polÃticas de drogas estadounidenses son abarcadoras, pero desequilibradasâ, dijo Reuter. âHasta el 75% de los gastos es invertido en represión, sobre todo para encerrar a narcotraficantes de menor entidad. No se ofrece mucho tratamiento. EE.UU. tiene un problema con las drogas más grande que el de otros paÃses occidentales y las medidas tomadas en las polÃticas para hacerle frente han tenido poco éxitoâ, le dijo él al comité.
Reuter dijo que habÃa indicios de que los legisladores y el electorado se están cansando del abordaje de lucha contra la droga, aludiendo a la Propuesta 36 de tratamiento en lugar de prisión de California, pero habÃa pocos indicios de que el Congreso estuviera interesado en analizar seriamente los programas y las polÃticas.
âEl Congreso se ha satisfecho en aceptar la retórica en vez de la investigaciónâ, dijo Reuter, haciendo mención de su falta de reacción a la negativa del Gabinete de PolÃtica Nacional de Fiscalización de Drogas (ONDCP, por su sigla en inglés) de EE.UU. a lanzar un informe de tres años atrás ahora sobre los niveles de consumo de drogas durante el gobierno Bush. âNo es secreto que el ONDCP no ha publicado aquel informe, pero el Congreso no se ha importado en hacer algoâ, se quejó. âNecesitamos más énfasis en la base analÃtica para las polÃticasâ.
Pero aun con las pruebas baladÃes disponibles, Reuter pudo resumir un punto esencial: âEE.UU. apresa a demasiada gente y proporciona poquÃsimo tratamientoâ, dijo. âNecesitamos más que cambios marginalesâ.
âLas polÃticas de drogas estadounidenses han estado en vigor hace algún tiempo sin muchos cambios, salvo en intensificaciónâ, dijo Walsh de la WOLA, señalando que los niveles de producción de coca están tan altos como lo estaban 20 años atrás. âDesde 1981, hemos gastado cerca de $800 billones en fiscalización de las drogas y $600 billones de eso en reducción de la oferta. Necesitamos una dosis alta de realidad histórica mientras contemplamos lo que somos ahoraâ, le dijo él al comité.
Con las polÃticas básicas en vigor hace tanto tiempo, se puede sacar algunas conclusiones, dijo Walsh. âPrimero, el efecto globo es real y totalmente relevante hoy. Lo hemos presenciado una y otra vez, no sólo con los cultivos, sino con las rutas de contrabando de drogas. Si queremos hablar de realmente reducir los cultivos ilÃcitos y sabemos que la erradicación solamente resulta en nuevos plantÃos, necesitamos buscar alternativasâ, dijo.
âSegundo, hay una fuerte oferta continua de drogas ilÃcitas y una tendencia antigua hacia precios en caÃdaâ, dijo Walsh, indicando fuertemente que la interceptación fue una polÃtica fracasada. âLa meta perenne es la de hacer subir los precios, pero ellos han caÃdo marcadamente. Hay pruebas de desbaratamientos en el mercado estadounidense de la cocaÃna el año pasado, pero hay que ver si eso dura, lo que es muy dudoso dado el registro históricoâ, dijo.
âTercero, encontrar drogas que vengan del otro lado de la frontera es encontrar una aguja en un pajar o, mejor, encontrar muchas agujas en muchos pajares diferentes en movimientoâ, dijo. âNuestro comercio legal con México es tan enorme que pensar en lacrar las fronteras es una ilusiónâ.
Respecto al paquete de ayuda antidroga a México que se debate actualmente en el Congreso, Walsh tenÃa una advertencia: âAun con el auxilio estadounidense, cualquier reducción en el flujo de drogas desde México es improbableâ. En cambio, dijo Walsh, los legisladores deberÃan ajustar sus objetivos y expectativas en el control de la oferta para hacerlos estar en conformidad con esa realidad.
Cambios en los paÃses productores de drogas van a exigir labores continuas para incrementar los sustentos alternativos. A su vez, eso va a exigir paciencia y un alejamiento de âla mentalidad de arreglos rápidos que no arreglado nadaâ, dijo Walsh.
âNo podemos esperar mejoras repentinas; no hay cura mágicaâ, concluyó Walsh. âNecesitamos cambiar para abordajes de reducción de daños y reconocer que las drogas y el consumo de drogas son problemas perennes que no pueden ser eliminados, sino tratados de una mejor manera. Necesitamos minimizar no sólo los daños que acompañan el consumo de drogas, sino también los relacionados con las polÃticas designadas para fiscalizar las drogasâ.
âEs importante poder discutir las realidades de la situación, no siempre es algo cómodo que hablarâ, dijo Webb después de los testimonios orales. âEn esencia, es un problema de demanda. He sospechado de los programas de erradicación de las drogas; simplemente no funcionan cuando se abastece una avidez tan enorme para este fin. Tenemos que encontrar maneras de tratar de la demanda sin encerrar a más gente. Hemos creado un aparato económico clandestino increÃble y tenemos que pensar bastante en cómo lidiar con elloâ.
âLa manera por la cual concentramos la atención en la oferta ha estado muy equivocadaâ, estuvo de acuerdo el diputado Maurice Hinchey (D-NY), quien junto con el diputado Bobby Scott (D-VA) y la senadora Amy Klobuchar (D-MN) fueron los únicos legisladores que asistieron a la vista. âLa verdad es que todo este enfoque en la oferta no ha hecho nada de valor. La verdadera cuestión es la demanda y la prevención y trato con los egresos es la manera de lidiar con estoâ.
Reuter indicó que parte de la solución era aumentar lo que llamó âabstinencia coaccionadaâ o tratamiento forzoso de la toxicomanÃa. Citando la obra de Mark Kleiman, el investigador de polÃticas de drogas de la UCLA, Reuter dijo que los regÃmenes de exámenes frecuentes con sanciones modestas impuestas de inmediato y con seguridad pueden resultar âen una verdadera caÃda en el consumo de drogas y actividad criminosaâ.
Eso fue aprobado por la fiscal Swern. âLa permanencia en tratamiento es el mejor vaticinador de salir de problemas o parar de consumir drogasâ, dijo. Swern administra un programa de aplazamiento de las condenas, con alguna flexibilidad, dijo. âLo mejor de nuestro programa es que nos permite darle a la gente muchas oportunidades. Si fracasan en el tratamiento y quieren intentarlo nuevamente, lo hacemosâ, dijo.
Cuando la vista llegaba a su fin, Webb hizo una última pregunta: âLas estadÃsticas del Ministerio de Justicia de EE.UU. muestran que de todos los arrestos por delitos de drogas en 2005, el 42,6% era por delitos de marihuana. ¿Y la energÃa gastada arrestando a la gente por marihuana?â preguntó, rogando implÃcitamente que alguien contestara: âEs un desperdicio de recursosâ.
Pero nadie se relacionó directamente con esa súplica. âLa gran mayorÃa de esos arrestos son por simple tenenciaâ, dijo Reuter. âEn Maryland, en esencia no se condena a nadie a prisión por tenencia de marihuana, pese a que un tercio pase tiempo en prisión antes del juicio. No es tan malo como pareceâ, dijo con optimismo.
âHay violencia relacionada con el tráfico de marihuana en Brooklynâ, contestó la fiscal Swern.
Walsh de la WOLA fue el que más se acercó de una respuesta contundente. âSu pregunta sirve para establecer prioridadesâ, dijo. âNecesitamos discriminar entre tipos de drogas ilÃcitas. ¿Cuáles hacen más daño y merecen más énfasis? Además, dada la pura cifra de consumidores de marihuana, ¿qué especie de impacto se puede causar aun con muchos arrestos más?â
Asà terminó la primera vista congresal conjunta para impugnar los dogmas de la lucha contra la droga. Para los reformadores que asistieron, en general hubo aprobación para Webb y el comité, mezclada con un poco de desilusión de que las vistas hubieran alcanzado apenas eso.
âFue extraordinarioâ, dijo Sanho Tree, director del Proyecto de PolÃticas de Drogas del Institute for Policy Studies de DC. âNo cubrieron algunas de las cosas que esperaba, pero tengo que felicitarles por tratar de la cuestiónâ.
âWebb buscaba a alguien que dijera lo que querÃa decir con la pregunta sobre la marihuana, que tal vez debiésemos quitarle énfasis a la represión legal en ese sentidoâ, dijo Doug McVay, analista de polÃticas del Common Sense for Drug Policy, quien también asistió a la vista. âNo creo que nuestros testigos entendieron muy bien lo que tenÃa a la vista, la respuesta de que arrestar a toda esa gente por marihuana consume recursos que podÃan ser empleados para combatir contra la verdadera criminalidadâ.
El senador Webb fue especialmente alabado por Tree. âQuizá porque es un posible candidato a la vicepresidencia tuvo que poner paños calientes, pero está claro que no teme hablar de la encarcelación excesiva y valerse del Comité Económico Conjunto en vez del Judiciario o de Asuntos Exteriores es un uso brillante de ese comité, porque, al fin, es una polÃtica con enormes consecuencias económicasâ, dijo Tree. âWebb está claramente motivado a hacer algo respecto a los altos niveles de reclusión. Celebró una vista sobre ello el año pasado y recibió la respuesta obvia de que gran parte se relacionaba con las polÃticas de drogas. Tras escuchar esa especie de respuesta, la mayorÃa de los polÃticos se marcharÃa deprisa, pero no Webb, entonces tengo que darle créditoâ.
Hacer que la apisonadora de la lucha contra la droga dé marcha atrás no va a ser fácil. La vista del Comité Económico Conjunto del Congreso de EE.UU. el martes fue tal vez un pasito hacia ese fin, pero es un paso en la dirección correcta.
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