A fines de marzo, un tribunal de apelaciones brasileño en São Paulo declaró que la tenencia de drogas para consumo personal no es crimen. Varios tribunales de instancia inferior habían decidido lo mismo, pero el fallo de la 6ª Cámara Criminal del Tribunal de Justicia de São Paulo marcó la primera vez que un tribunal de apelaciones había declarado inconstitucional la ley antidroga de Brasil en lo que respecta a la simple tenencia de drogas.

La decisión sucedió en el caso de Ronaldo Lopes, quien fue arrestado con 7,7 gramos de cocaína en tres papelinas a parte en vísperas del Carnaval de 2007. Lopes reconoció que las drogas eran suyas y dijo que eran para su consumo personal. Lopes fue condenado a dos años y medio de prisión como narcotraficante. Pero los jueces del tribunal de apelaciones despronunciaron la acusación de tráfico por estar fundada en una denuncia anónima. Luego despronunciaron la de tenencia diciendo que era inconstitucional.

[inline:psicotropicusbanner.jpg align=left caption="cartel de Psicotropicus que promueve la legalización de la marihuana (maconha)"]En su fallo, el juez José Henrique Rodrigues Torres dijo que la ley que penalizaba la tenencia de drogas para consumo personal era inválida porque infringía los principios de ofensividad (no perjudica a terceros), privacidad (es una opción personal) y igualdad (tener alcohol no es crimen). “No se puede admitir cualquier intervención estatal, principalmente de índole represiva y de carácter penal, en el ámbito de las opciones personales, máxime cuando se pretende imponer una pauta de conducta en la esfera de la moralidad”, dijo.

La decisión se aplica apenas a Lopes, pero puede ser utilizada como precedente en otros trámites judiciales. No se sabe todavía si el gobierno brasileño va a recurrir.

El fallo sucede aproximadamente dos años después que Brasil cambió su legislación sobre las drogas para despenalizar – pero no legalizar – la tenencia de drogas para consumo personal. Según esa ley, la tenencia aún es delito, pero las penas están limitadas a multas, sanciones pecuniarias, concienciación y trabajo comunitario.

En su fallo, Torres citó decisiones anteriores de la ahora jubilada jueza Maria Lúcia Karam, quien le dijo a la Crónica esta semana que la decisión del tribunal de apelaciones era “loable” y “significativa”.

“La decisión loable de un Tribunal de Apelaciones en São Paulo, que proclamó la inconstitucionalidad de la ley brasileña que penaliza la tenencia de drogas para consumo personal, es un momento notable en la historia judicial de Brasil”, dijo. “Es una decisión de gran significancia. Es la primera vez que un tribunal de apelaciones brasileño ha declarado con claridad que una ley que penalice la tenencia de drogas para consumo personal contradice la Constitución y la declaración internacional de los derechos humanos. Es la primera vez que un tribunal de apelaciones brasileño ha declarado con claridad que la tenencia para consumo personal es una conducta que solamente le importa al individuo, a su privacidad y a sus opciones personales. Es la primera vez que un tribunal de apelaciones brasileño ha declarado con claridad que el estado no está autorizado a interferir en esta esfera de privacidad. Es la primera vez que un tribunal de apelaciones brasileño ha declarado con claridad que el individuo debe tener libertad para hacer lo que él o ella quiera con tanto que se comporte de manera tal que no afecte ningún derecho ajeno”, dijo Karam.

La decisión debe repercutir en los tribunales brasileños, dijo Karam. “Es un precedente de veras y debería incentivar a otros tribunales y jueces brasileños a lograr asimismo su misión principal, que es la de asegurar la libertad y todos los otros derechos fundamentales de los individuos y respetar realmente la Constitución y la declaración internacional de los derechos humanos”, dijo.

“Son buenas noticias”, estuvo de acuerdo Luiz Paulo Guanabara, director de Psicotropicus, el grupo brasileño de reforma de las políticas de drogas. “La reforma en la ley de 2006 sobre las drogas eliminó las sentencias de prisión para la gente que tiene drogas ilícitas para consumo personal, pero, según aquella ley, los usuarios de drogas aún eran criminales pasibles de ser penalizados por trabajo comunitario o multas. Es un adelanto”, dijo.

“Increíble”, dijo Martín Arangurí Soto, estudiante de posgrado en ciencias políticas en São Paulo y traductor de la Crónica de la Guerra Contra las Drogas para el castellano y portugués. “El Tribunal de Justicia de São Paulo es muy conservador. Estaba entre los que prohibieron las marchas de la marihuana a principios de este mes”, observó. “¿Será que esto significa que la marcha de la marihuana sucederá el año que viene? No podrán argumentar que es ‘apología al consumo de drogas’ porque tener para consumo personal ya no es crimen”.

La reforma de la legislación sobre la droga es una obra en construcción en Brasil, dijo Guanabara. “Es una decisión oportuna porque la nueva ley no está escrita en piedra y debe ser enmendada para cuadrar con la realidad social. Ahora tenemos la oportunidad de parar de penalizar injustamente a personas por consumir esta o aquella sustancia o por llevar drogas ilícitas para consumo personal”.

Una de las cuestiones que falta solucionar es saber cual es la cantidad de drogas considerada para consumo personal, dijo Guanabara. “No hay cantidad establecida para distinguir a los usuarios de los traficantes”, explicó. “Este fallo es notable porque el reo fue atrapado portando más de siete gramos de cocaína. Si hubiera vivido en una favela y quedara detenido con esa misma cantidad, habría sido considerado narcotraficante y estaría sujeto a las mismas penas que alguien pillado con 10 kilogramos de cocaína, lo que es uno de los aspectos más irracionales de nuestra legislación sobre las drogas”.

Más allá del impacto que el fallo puede causar sobre las vidas de los consumidores de drogas, ello también muestra como Brasil ha progresado, dijo Guanabara. “La discusión de las políticas de drogas ha llegado a la corriente dominante en Brasil”, dijo. “Cuando se creó la Psicotropicus hace unos cuantos años, el tema era tabú y las personas que hablaban a favor de la reforma de las políticas de drogas eran consideradas locas o defensoras del delito ‘indisputable’ de tener, consumir o vender las drogas prohibidas”.