Reportaje: La ley de marihuana medicinal de Nuevo México funciona, pero hay un contratiempo respecto a la producción y distribución

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Tras una lucha exhaustiva de siete años, Nuevo México se sumó a las filas de los estados con marihuana medicinal el año pasado. A partir de 1º de julio, el Programa de Cannabis Medicinal de Nuevo México cumplirá un año, pero aunque partes del programa estén en marcha – los pacientes se inscriben y obtienen tarjetas de identidad -, el sistema innovador, previsto en la legislación estadual, de producción y distribución de marihuana medicinal autorizadas por el estado está estancado en el proceso regulatorio, sin fin a la vista en el futuro inmediato.

[inline:billrichardson.jpg align=left caption="el gobernador Bill Richardson de Nuevo México sanciona un proyecto de ley"]Según la legislación de Nuevo México, la Ley Lynn y Erin de Consumo Compasivo [Lynn and Erin Compassionate Use Act], los pacientes que sufran de un conjunto estrechamente circunscrito de enfermedades – cáncer, glaucoma, esclerosis múltiple, epilepsia, lesiones vertebrales con plasticidad intratable y VIH/Sida – pueden, con la recomendación de un médico y tras inscribirse en el programa, tener y consumir legalmente hasta 170 gramos de marihuana, cuatro plantas maduras y tres plántulas. La ley también estipula a una asesoría médica para determinar si se puede añadir otras dolencias al listado.

Unos 147 pacientes se han inscrito junto al estado hasta el miércoles, dijo Melissa Milam, directora del Programa de Cannabis Medicinal. “Somos el programita que fue capaz”, dijo. “Seguimos a como dé lugar”.

“Los pacientes están muy entusiasmados por recibir sus tarjetas de identidad y tener algunas protecciones legales”, estuvo de acuerdo Reena Szczepanski, directora de la oficina de la Drug Policy Alliance en Nuevo México, quien ha estado involucrada íntimamente en la aprobación e implementación de la ley. “La Secretaría de Sanidad y el Programa de Cannabis Medicinal trabajan muy bien con los pacientes y ello ha sido implementado con mucha consideración en materia de inscripción y asesoría médica”, dijo.

Pero la ley también estipula a cuidadores designados que puedan cultivar para los pacientes y un sistema de autorización estadual de la producción y distribución. Pese a que la legislación pidiera que la Secretaría de Sanidad promulgara reglas para la producción y distribución hasta el último 1º de octubre, eso aún no ha sucedido. Consecuentemente, los dispositivos para cuidadores y la producción y distribución autorizadas aún no han entrado en vigor. Eso quiere decir que los pacientes deben o cultivar su propio remedio u obtenerlo en el mercado negro.

La Secretaría de Sanidad finalmente promulgó normas provisorias en diciembre y realizó una vista pública sobre ellas el 14 de enero. Esas reglas provisorias estipulaban “cinco especies distintas de productores autorizados: un paciente apto, un cuidador, una asociación de personas, una entidad privada o una instalación poseída y/o administrada por el estado”.

Con base en el aporte recibido en la vista, la secretaría ha estado redactando un anteproyecto revisado de las reglas desde entonces. “Aún nos ocupamos de la regla”, dijo Deb Busemeyer, vocera de la Secretaría de Sanidad. “Celebramos una vista pública, recibimos comentarios escritos y orales, hicimos algunas revisiones y parece que probablemente celebraremos otra vista pública para dejar que la gente comente nuestras revisiones”.

Busemeyer fue vaga respecto al espacio de tiempo, diciendo apenas que espera una vista “en algún momento del año” y negándose resolutamente a predecir cuando se implementarían de veras las reglas sobre la producción y distribución.

Pero la secretaría está comprometida a redactar las normas de producción y distribución, dijo Busemeyer. “El gobernador fue bastante claro – es un programa importante y quiere que descubramos cómo implementar la ley. Hemos estado ocupándonos mucho de esto, creemos en este programa, no vamos a desistir de ningún modo, pero queremos una ley fuerte con el tipo correcto de reglas, entonces nos tomamos nuestro tiempo”, dijo.

Con todo, Busemeyer admitió que el retraso era difícil para los pacientes. “Aún tienen que recibirla de la misma manera que los pacientes lo hacen en los otros estados con marihuana medicinal”, dijo.

“La fuente más grande de descontento entre los pacientes es: ¿dónde conseguirla?” dijo Szczepanski. “Es la misma situación en tantos otros estados con marihuana medicinal. Por eso la asamblea fue aguda con relación al sistema de distribución autorizada por el estado; la intención era la de que las cosas fueran diferentes en Nuevo México”.

Puede resultar algo diferente, pero la cuestión es cuando. “Temo que no tengamos una fecha para cuando se va a sacar el resto de las reglas”, dijo Szczepanski. “No tengo ningún motivo para creer que no se las implementarán, pero a mí me gustaría conocer el margen de tiempo”.

Pese a que Szczepanski lamentara los retrasos en la redacción de las normas, ella dijo que se alegraba con la celebración de otra vista de parte de la secretaría. “Entiendo que se ocupan de cambios considerables en las reglas y estamos satisfechos por tener una oportunidad formal de hacer un aporte”, dijo. “Si hay cambios drásticos desde la primera redacción, es mejor tener otra vista”.

Aunque cada uno de los cinco tipos de productores y distribuidores autorizados en la primera redacción de las reglas tenga sus ventajas, debe haber un argumento enérgico para incluir a un componente poseído o administrado por el estado, dijo Szczepanski. “En gran parte, somos un estado rural y tenemos que preocuparnos con la igualdad de acceso”, dijo. “Nuevo México tiene oficinas de salud pública alrededor del estado y tenemos una Secretaría de Agricultura en nuestra universidad estadual que sabe como cultivar las cosas. La posible desventaja de un único abastecedor es la de qué hacer si produce medicamento de mala calidad o no entrega un abanico de productos”.

La mejor solución sería tener una mezcla de agentes autorizados como estaba previsto en la primera redacción de las reglas, argumentó Szczepanski. “Tener una variedad de opciones es importante para los pacientes. Si se está en un pueblo que cuenta con una oficina de salud pública y se consume durante poco tiempo, le puede ir bien. Pero si se vive en Albuquerque y padece de una enfermedad crónica con necesidades específicas de salud, sería bueno tener otras opciones. Tenemos que hacer lo mejor para los pacientes”, dijo.

Aunque Szczepanski se molestara con los retrasos, no vía fuerzas siniestras en actividad. “Los federales nos opusieron resistencia cuando estuvimos en la asamblea, pero no he escuchado ningún rumor de cualquier presión desde Washington”, dijo. “Nuestros oponentes locales también han estado muy tranquilos. No tienen nada a que puedan abalanzarse; no ha habido ningún escándalo ni abusos ni ultrajes. El programa funciona y los pacientes tienen sus tarjetas y están protegidos”, dijo.

Pero aún necesitan ayuda para cultivar su remedio mientras la Secretaría de Salud pondera las reglas. Ella puede tomar medidas interinas para aliviar su condición, dijo Szczepanski. “Si la secretaría se demora mucho para presentar las normas de producción y distribución, necesitan empezar a certificar a los cuidadores de inmediato”, dijo. “La secretaría dice que no tiene la autoridad para hacerlo hasta que las reglas sean publicadas y no buscamos acciones precipitadas, pero las reglas para los cuidadores pueden ser hechas ahorita. Ya hay solicitudes pendientes”.

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