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Reportaje: Al reunirse en Viena, Comisión de Estupefacientes de ONU se prepara para seguir en el mismo sendero prohibicionista, pero la disidencia habla más alto

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Esta semana la Comisión de Estupefacientes (CE) de las Naciones Unidas se reunió en Viena para redactar una declaración política y un plan de acción para guiar las políticas de drogas internacionales durante la próxima década. En gran parte, la declaración afirma las políticas prohibicionistas existentes e ignora la reducción de daños, como ha hecho la CE en el pasado. [Nota del editor: El proyecto de la declaración no ha sido aprobado formalmente al cierre de la edición, pero es probable que sea aprobado tal cual.]

Centro Internacional de Viena, sede de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
La declaración política debería haber evaluado la implementación de la declaración política y del plan de acción anteriores aprobados por la Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de la ONU (UNGASS, por sus siglas en inglés) en 1998. Al término de la sesión de 1998, la UNGASS adoptó el eslogan “Un mundo sin drogas – Podemos hacerlo” y lanzó una “campaña” para suprimir todos los cultivos de que se extraen drogas – de la marihuana a la adormidera pasando por la coca – hasta el 2008.

Pero aunque la comunidad internacional siga descendiendo en su sendero prohibicionista de un siglo de duración respecto al consumo no medicinal y a la venta de drogas, está haciendo frente a cada vez más fricción. Estados Unidos, en calidad de líderes de los intransigentes, continúa dominando los debates y determinando la agenda, pero un bloc emergente de países sobre todo latinoamericanos y europeos está expresando profundas reservas con relación a seguir las mismas políticas durante otra década.

Esta semana la atmósfera en Viena parecía la de un circo, con protestas en las calles y todo, cuando delegaciones nacionales, organizaciones no gubernamentales (ONGs) y otras partes interesadas debatían acaloradamente lo que una minoría cada vez más vociferante llamó un abordaje “fracasado” a la cuestión. El debate sobre la inclusión de la reducción de daños en la declaración política – una postura rechazada por la delegación estadounidense, liderada por Edward Jurith, el dimisionario secretario antidroga en funciones -, fue particularmente intenso.

La cumbre sobre la droga sucedió mientras la ONU, la CE y los países que hacen presión por la línea dura prohibicionista eran atacados varias veces por, en esencia, mantener el estado de las cosas. El martes la Comisión Europea publicó un informe que descubrió que aunque en la última década las políticas para ayudar a los consumidores de drogas y perseguir a los narcotraficantes hayan madurado, había pocas pruebas para indicar que la situación mundial de la droga había mejorado.

“En términos generales, la situación ha mejorado un poco en algunos de los países más ricos, en tanto que para otros se ha puesto peor y para algunos de esos se ha puesto brusca y considerablemente peor, entre los cuales se encuentran unos cuantos grandes países en vías de desarrollo o transicionales”, comunicó una declaración de la CE a la prensa sobre el informe. “En otras palabras, parece que el problema mundial de la droga está más o menos en el mismo estado que en 1998: si acaso, la situación se ha puesto más compleja: los precios de las drogas en la mayor parte de los países occidentales han caído desde 1998 en hasta un 10% a un 30%, pese a las condenas más severas contra vendedores de cocaína y heroína en algunos de estos mercados, por ejemplo”.

Kris Krane de SSDP, enjaulado como parte de una manifestación de la HCLU en la ONU (drogriporter.hu/en/demonstration)
Las actuales políticas antidrogas también fueron atacadas por una coalición cada vez más numerosa de ONGs, entre las cuales están Human Rights Watch, la Asociación Internacional de Reducción de Daños, la Coalición Europea por Políticas de Drogas Justas y Eficaces (ENCOD, por sus siglas en inglés), el Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas y también varias ONGs de EE.UU., Brasil, Canadá e Inglaterra, entre otras, todas las cuales se encontraban en Viena para la reunión. Human Rights Watch instó a la CE a que deshaga una década de abandono, mientras que el grupo inglés Transform Drug Policy Foundation pidió una moratoria en la determinación de políticas de drogas estratégicas mundiales, una revisión de las consecuencias de las políticas prohibicionistas y una comisión para explorar las alternativas a la guerra contra las drogas fracasada.

“Cada estado que sancionó la declaración política en esta comisión refiere la ONU a la complicidad en trabar una guerra contra las drogas catastrófica”, dijo Danny Kushlick, director de políticas de Transform. “Es una ironía trágica que la ONU, a menudo renombrada por mantener la paz, esté siendo utilizada para trabar una guerra que lleva una infelicidad indecible a algunas de las personas más marginadas en la Tierra. Ocho mil muertes en México últimamente, la desestabilización de Colombia y Afganistán, corrupción y inestabilidad continuas en el Caribe y en África Occidental son un testimonio del impacto catastrófico de un sistema de fiscalización de la droga fundado en la prohibición mundial. No cae por sorpresa que es improbable que la declaración siquiera aluda a la reducción de daños, ya que es contraria al impacto primordial del sistema dominante de fiscalización de drogas que, como demuestran los diez últimos años, incrementa el daño”.

No todo sucedió en la sala de conferencias. El miércoles hubo una manifestación vivaz de ONGs, incluso de Students for Sensible Drug Policy, el grupo de consumidores de drogas IPUD, ENCOD y la Unión Húngara de Libertades Civiles, entre otros. Los manifestantes conversaron con los reporteros desde jaulas como si estuvieran en la cárcel, agitaron pancartas, distribuyeron volantes a los delegados forzados a someterse y lamentaron los daños de la prohibición de las drogas. Un manifestante particularmente eficaz estaba disfrazado de mafioso con sus gafas de sol mientras echaba humo con un puro y conmemoraba el estado de su negocio, que iba bien merced a la prohibición.

Aun Antonio Maria Costa, director de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), mientras pasaba silbando por el cementerio para insistir que se había hecho progreso en la última década, reconoció que las políticas mundiales actuales han salido al revés de algunas maneras. Al hacer el discurso inaugural el miércoles, Costa dijo que “el problema mundial de la droga ha sido contenido, pero no solucionado” gracias a las labores antidrogas internacionales.

Pero las labores mundiales de fiscalización de la droga han causado “una tremenda consecuencia imprevista”, añadió, “un mercado negro criminoso de proporciones asombrosas”. El narcotráfico internacional está “socavando la seguridad y el desarrollo y llevando a algunos a hacer apuestas peligrosas a favor de la legalización. Las drogas no son nocivas porque son fiscalizadas; son fiscalizadas porque son nocivas”. La legalización de las drogas sería “un equívoco histórico”, dijo.

Aun así, Costa pintó un cuadro tétrico de lo que la prohibición había causado: “Cuando las mafias pueden comprar elecciones, candidatos, partidos políticos, en pocas palabras, poder, las consecuencias sólo pueden ser altamente desestabilizadoras”, dijo. “Mientras arden los guetos, África Occidental sufre ataques; los carteles de la droga amenazan a Centroamérica y el dinero proveniente de la droga penetra en instituciones financieras insolventes”.

activistas de la Red Internacional de Personas que Consumen Drogas (INPUD, por sus siglas en inglés) en mani (drogriporter.hu/en/demonstration)
No todos se tragaban la postura de ONUDD-CE-EE.UU. de más de lo mismo. El presidente boliviano Evo Morales blandió una hoja de coca, luego la mascó durante su discurso a los delegados para poner de relieve su exigencia de que saquen la coca de la lista de sustancias prohibidas.

“Esto es una hoja de coca, no es cocaína, es parte de una cultura”, dijo Morales. La prohibición de la coca era un “gran error histórico”, añadió. “Esta hoja de coca es medicina para los pueblos, no es dañina para la salud en su estado natural. No provoca males físicos ni dependencia”.

El vecino Brasil también hizo críticas. “Debemos reconocer el importante progreso alcanzado a lo largo de la última década”, dijo el delegado brasileño Jorge Armando Felix. “Pero no se han realizado los logros. La meta de un mundo sin drogas ha demostrado que es inalcanzable y, en verdad, ha resultado en consecuencias imprevistas como el aumento de la población carcelaria, el aumento en la violencia relacionada con un mercado de drogas ilegal, un aumento en los homicidios y la violencia entre la población joven con un tremendo impacto sobre la mortalidad y la expectativa de vida – la exclusión social se debe al consumo de drogas y al surgimiento de las drogas sintéticas”.

Felix también tenía algunas prescripciones que hacer a la UNGASS y la CE. “En este momento histórico con la oportunidad de reevaluar los últimos 10 años y, más importante aún, pensar sobre los desafíos en el futuro, Brasil resalta la necesidad de reconocer las estrategias de reducción de daños y dirigirse hacia ellas; evaluar la farmacodependencia y las poblaciones con VIH/Sida; asegurar los derechos humanos de los consumidores de drogas; corregir el desequilibrio entre las inversiones en las áreas de reducción de la oferta y la demanda; aumentar acciones y programas de prevención fundados en pruebas científicas con un énfasis en las poblaciones vulnerables y en aumentar el acceso y el cuidado para los usuarios de drogas problemáticos o vulnerables; y reconocer los distintos modelos de tratamiento para la necesidad de un incremento en la financiación de estas labores”.

El brasileño Luiz Paulo Guanabara, director de la ONG Psicotropicus, presenció todo con sentimientos encontrados. “Al principio, me parecía que la estrategia de las ONGs para la reducción de daños no resultaría en nada y que, en cambio, deberíamos buscar la regulación de las drogas”, dijo. “Y, al fin, el término reducción de daños no está en la declaración política, pero el documento Más allá de 2008 es muy enfático y no ha pasado desapercibido”.

activista con apariencia de mafioso distribuye 1.000 billetes de las “Naciones Unidas de la Prohibición” con el rostro de Costa, el director de la ONUDD, de un lado y un agradecimiento del Fondo a la Memoria de Al Capone del otro (drogriporter.hu/en/demonstration)
Guanabara criticó duramente tanto a los estadounidenses como a la ONU. “Parece que los delegados estadounidenses creen que la reducción de daños es un pecado – o son a favor del aumento del daño para que puedan encerrar a más gente y tener más pacientes con VIH, aumentar la delincuencia, vender más armas y ganar dinero con la desgracia ajena y la destrucción de las familias. Su postura prohibicionista es obscena”, declaró. “Y estos tipos en la CE no saben nada de drogas y consumo de drogas, son burócratas nomás. Poner las drogas en las manos de burócratas es tan peligroso como ponerlas en las manos de criminales”.

Pero pese a la falta de resultados de esta vez, Guanabara estaba emocionado con la participación de la sociedad civil. “La movilización de la sociedad civil es enorme e intensa”, dijo. “Los eventos de las ONGs en torno a la reunión fueron verdaderos encuentros de alto nivel, no de bajo nivel como con los burócratas en la CE”.

Aunque los sentimientos de Brasil y Bolivia fueran repetidos por varias delegaciones nacionales, en su mayoría europeas, y aunque aun la ONUDD y EE.UU. estuvieran dispuestos a asentir con la cabeza un aumento de énfasis en el tratamiento y la prevención – la delegación estadounidense llegó aun a aprobar el cambio de jeringas -, a fin de cuentas, la declaración política y el plan de acción de la CE representan una adhesión terca al statu quo prohibicionista.

“Las delegaciones de los gobiernos podían haber utilizado este proceso para evaluar lo que ha fracasado en la última década en las labores de fiscalización de las drogas y redactar nuevas políticas de drogas internacionales que reflejen las realidades y retos actuales”, dijo el profesor Gerry Stimson, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Reducción de Daños. “En cambio, produjeron una declaración que no solamente es débil – la verdad es que socava obligaciones fundamentales de salud y derechos humanos”.

Michael Krawitz, el asistente estadounidense y antiguo activista pro reforma de las políticas de drogas, también tenía sentimientos encontrados. “El lento desastre que Harry Anslinger empezó con el Convenio Único de 1961 está finalmente parando en seco”, dijo. “Aquí la reducción de daños ha sido discutida en términos semánticos, pero el subtexto es mucho más importante y ello es el de que los tratados fueron establecidos para proteger la salud pública y actualmente son interpretados para hacer lo contrario. La declaración termina siendo mitigada y rellenada de reservas. Los próximos cinco años deben ser interesantes”.

La IHRA y otras ONGS convocaron a los gobiernos con reservas sobre la declaración política a que se nieguen a apoyarla. Eso probablemente no sucederá, pero algunos gobiernos han hecho muestras de que agregarán reservas a su aprobación de la declaración. Tras un siglo de prohibición, las primeras rajaduras formales empiezan a aparecer en el centro del espinazo jurídico de la prohibición mundial de las drogas. Dado que el disenso ha aparecido en su mayor parte solamente desde la última UNGASS en 1998, tal vez no sea un mal comienzo.

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