Las famosas cafeterÃas cannábicas de Holanda deben convertirse en clubes exclusivos para atender a las comunidades locales e impedir el âturismo por drogasâ, recomendó la semana pasada una comisión formada para asesorar al gobierno holandés. También sugirió que el paÃs intente legalizar la oferta de cannabis a tales cafés.
Se ha tolerado la venta minorista de cannabis â aunque técnicamente todavÃa sea ilegal - a través de cafés autorizados desde 1976. Actualmente hay unos 700 cafés, cada uno de los cuales puede contar con 500 gramos de cannabis. Aunque sea popular, el sistema de las cafeterÃas ha estado cada vez más bajo presión al paso que los crÃticos hacen mención del susodicho turismo por drogas y del desarrollo de vÃnculos de la delincuencia organizada en el tráfico en cannabis.
La polÃtica sobre los clubes exclusivos ya está lista para entrar en vigor en la Provincia de Limburgo en la frontera y dos otros concejos fronterizos, Roosendaal y Bergen-op-Zoom, reaccionaron al turismo por drogas simplemente con el cierre de todas sus cafeterÃas el semestre pasado.
Según el sistema holandés, aunque se permita la venta de cannabis, su producción para abastecer el mercado tolerado de las cafeterÃas no lo es, lo que resulta en el âproblema de la puerta traseraâ, según el cual los cafés son forzados a negociar con cultivadores ilÃcitos y traficantes. La comisión recomendó experimentar la legalización de la cadena de suministro para los cafés en un intento de solucionar el problema de la puerta trasera.
El informe de la comisión formará la base para una reevaluación gubernamental de las polÃticas de drogas, que debe ser presentada ante el Parlamento en septiembre, le dijo Wim van der Weegen, vocero del Ministerio de Justicia holandés, a Agence France-Presse.
Pero por lo menos un periódico neerlandés influyente, NRC Handelsblad, dijo que las propuestas de la comisión son insostenibles. En un editorial del viernes pasado, el periódico argumentó que, en calidad de integrante de la Unión Europea, Holanda no puede ni excluir a extranjeros de los cafés ni legalizar la producción de cannabis para efectos comerciales. Las soluciones para el âproblema de la drogaâ de Holanda no radican en La Haya, sino en Bruselas, manifestó el editorial.
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