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El fiscal de la droga: Reduccionistas de daños y militantes del tratamiento y de la recuperación censuran lados distintos de nombramiento rumoreado de Ramstad

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Hay bastantes rumores de que Jim Ramstad, ex congresista de Minnesota, alcohólico recuperado confeso y militante del tratamiento y de la recuperación es uno de los que concurren a director del Gabinete de Política Nacional de Fiscalización de Drogas (ONDCP, las siglas en inglés de la secretaría antidroga de EE.UU.) y se granjea tanto el apoyo como la oposición desde el interior de la comunidad pro reforma de las políticas de drogas, definida en términos generales.

Jim Ramstad
Puede ser todo en vano. El mismo Ramstad ha pedido al equipo de transición de Obama que lo consideren para dirigir la SAMHSA, la Administración de Salud Mental y Abuso de Sustancias de EE.UU., un puesto a que se podría decir que su nombramiento sería menos controvertido. Y el nombramiento de última hora del presidente Bush de Patrick Ward, el actual vicedirector en funciones del ONDCP, para reemplazar a John Walters, el secretario antidroga dimisionario, solamente confunde más la situación.

Aunque Ramstad tenga buenos antecedentes en el tratamiento y la recuperación, como se opuso a los programas de cambio de jeringas, ello acució a Maia Szalavitz, analista de políticas de drogas y autora, a ser contra su nombramiento en un artículo publicado en el Huffington Post. “Ramstad puede ser un luchador antidroga con piel de persona en recuperación”, escribió al observar que él también se opone a la marihuana medicinal.

“Aunque Ramstad haya sido contra algunas labores de interceptación y haya pedido más fondos para el tratamiento, alguien que ni siquiera cree que los adictos tienen el derecho a la vida si no se están tratando no es la especie de persona en recuperación que quiero que me represente como fiscal de la droga”, prosiguió Szalavitz, ella misma una ex consumidora de drogas inyectables. “Eso no es cambio, presidente Obama – es lo mismo de siempre. No cometa el error que Bill Clinton cometió al colocar a un fiscal de la droga que vaya a ignorar la ciencia y promocionar el dogma. Aunque sea estupendo tener una persona en recuperación como ejemplo, simplemente tener una enfermedad y conversar con otros que se han recuperado de la misma manera que uno no le convierten en un experto. Necesitamos a alguien que conozca la ciencia, que reconozca que hay muchos caminos para la recuperación – y que comprenda que los adictos muertos no pueden recuperarse”.

Szalavitz no era la única reduccionista de daños alarmada. El psicólogo Andrew Tatarsky fue el autor de una carta abierta firmada por más de 450 profesionales del tratamiento del consumo de drogas y de la salud mental que advertía que tanto la SAMHSA como la fiscalía de la droga necesitaban un líder que “sea a favor de políticas comprobadas y tome decisiones con base en la ciencia, no en la política ni en la ideología” y “tenemos razón para creer que el congresista Ramstad no es tal persona”. Además de la oposición de Ramstad a medidas de reducción de daños, Tatarsky señaló que, a lo largo de su permanencia en el Congreso, Ramstad no había tomado ninguna providencia respecto a la reforma condenatoria.

El nombramiento de Ramstad también atrajo la preocupación de la National Organization for the Reform of Marijuana Laws (NORML, por sus siglas en inglés), que indicó en una entrada en su bitácora que Ramstad había votado contra la marihuana medicinal en todas las oportunidades, contra el cambio de jeringas y que había sido nombrado a la junta directiva de la organización de propaganda pro reforma antidroga de Joe Califano, el National Center for Addiction and Substance Abuse (CASA, por sus siglas en inglés).

Pero aunque los reformadores de las políticas de drogas y los partidarios de políticas fundadas en la ciencia plantearan inquietudes, partes de la comunidad del tratamiento son a favor de Ramstad. En una carta del 11 de enero al equipo de transición de Obama, la organización de defensa del tratamiento Faces and Voices of Recovery, incondicional en muchas labores de reforma en las políticas de drogas, apoyó el nombramiento de Ramstad.

“Claro está que el nombramiento de una persona en una recuperación a largo plazo de la adicción a este puesto importante inspiraría a millones de estadounidenses y a sus familias que han luchado contra las adicciones”, escribió Pat Taylor, la directora ejecutiva del grupo. “Aun si el congresista Ramstad no estuviera en recuperación, sería un candidato excelente para director del ONDCP. Congresista hace 18 años, tiene mucha experiencia y es un legislador respetado que encabezó la lucha exitosa para exigir que las aseguradoras cubrieran el tratamiento de la adicción al igual que otras enfermedades. Él fundó y copresidió la Camarilla de Tratamiento y Recuperación de la Adicción y la de la Fuerza Pública en el Capitolio y ha sido una figura influyente al moldear las políticas de drogas en países por todo el mundo. Ejerció derecho como abogado defensor criminalista durante cinco años y ha trabajado en varias juntas sin ánimo de lucro; todas las cuales tienen la reducción de la demanda mundial de drogas como parte de su misión”.

Y Ramstad ha obtenido el apoyo de grupos progresistas como Wellstone Action de su estado natal, el legado del senador progresista Paul Wellstone de Minnesota. En una carta del 09 de enero, el grupo argumentaba que pese a las posturas equivocadas de Ramstad respecto al cambio de jeringas y la marihuana, todavía merecía el nombramiento. “El liderazgo del congresista Ramstad en materia de políticas y programas dentro del Gabinete de Política Nacional de Fiscalización de Drogas de la Casa Blanca sería útil para el gobierno del presidente electo Obama y millones de estadounidenses”, manifestó Wellstone Action.

El movimiento pro reforma se encuentra dividido respecto a Ramstad. Los partidarios del tratamiento son a favor y los reduccionistas de daños y los reformadores de la legislación antidroga contra. Como observó el Dr. Stanton Peele en el Huffington Post el martes: “Para Wellstone, los Kennedy y muchos otros progresistas, la idea de tratar a los toxicómanos como si fueran enfermos es tremendamente seductor – de hecho, ¡el quid del movimiento pro reforma de las políticas de drogas es tratar a los adictos en vez de encarcelarlos! Pero, para los reformadores, hacerles la corte a los partidarios del tratamiento ha sido un fracaso cuando los defensores de la adicción en cuanto enfermedad respaldan a un hombre que es reacio al valor básico de la reforma en las políticas de drogas: el de encontrar nuevas abordajes pragmáticas a las drogas en Estados Unidos”.

El movimiento pro reforma de las políticas de drogas es amplio y abarca a muchos actores diversos. Su adhesión a un u otro lado de la cuestión de Ramstad refleja tanto las diferencias filosóficas como los intereses institucionales. Simplemente porque formamos parte de un movimiento amplio no quiere decir que siempre vamos a estar de acuerdo.

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