A partir de algún momento el próximo mes, los consumidores inveterados de heroÃna en Dinamarca podrán recibir dos dosis de heroÃna al dÃa por cortesÃa del sistema sanitario danés. Tendrán que dirigirse a uno de los cinco inyectorios por todo el paÃs, donde podrán inyectarse heroÃna de calidad farmacéutica bajo la supervisión de un médico.
De este modo, Dinamarca se suma a un número pequeño, pero creciente, de paÃses europeos, incluso Suiza, Holanda y Gran Bretaña, que cuenta con programas de mantenimiento de heroÃna. La meta es reducir el daño.
âEl objetivo es mejorar su condición de salud, ayudarles a evitar la comisión de delitos y estabilizar sus vidasâ, le dijo la Dr.ª Anne Mette Doms del Consejo Danés de Sanidad al periódico británico The Guardian. âAbandonar la droga de un tirón no es una opción realista para la mayorÃa de estos pacientes. Para ellos, será un tratamiento crónico, como si se estuviera tratando una enfermedad crónicaâ.
El apoyo a dichos programas es un cambio bienvenido, dijo Preben Brandt, presidente del Consejo de Marginados Sociales. âHace cinco años, decidà que no participarÃa en aún otro debate sobre la drogaâ, le dijo al Guardian. âEra demasiado emocional, con mucha agresividad de los distintos grupos. El contraargumento siempre era: âSe mata a la gente dándole heroÃnaâ o âCon esta iniciativa, usted le dice a la gente que consumir heroÃna está bienââ, dijo. âEs dificilÃsimo tener un debate racional cuando se argumenta contra creenciasâ.
Pero los éxitos en otros paÃses europeos que hicieron experimentos con el mantenimiento con heroÃna ayudaron a cambiar la atmósfera, manifestó Mads Uffe Pedersen, director del Centro de Investigación del Alcohol y de la Droga en la Universidad de à rhus. âLos polÃticos se convencieron de que podÃa ayudar a los que sufren de los problemas más grandes con las drogasâ, dijo. âNo se puede argumentar contra los hallazgos (positivos)â.
âEl debate se puso más prácticoâ, estuvo de acuerdo Brandt. âSe trataba de qué polÃticas funcionaban y qué polÃticas no funcionaban. Ya no se trataba de la moralidadâ.
Además, el cambio de actitud para con los consumidores de drogas también ha sido de provecho, dijo Brandt. âEn Dinamarca los drogadictos están menos estigmatizados. Ya no son vistos como criminales que son un peligro para la sociedad. Son vistos como pacientes con una enfermedad que necesitan ayuda para tratarla. Los nuevos chivos expiatorios en Dinamarca son los extranjerosâ.
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