Como informamos la semana pasada, el general estadounidense John Craddock, alto comandante de la OTAN, creó una grave escisión dentro de la alianza occidental al dictar una âorientaciónâ â el primer paso antes de dar órdenes â que les decÃa a los comandantes de la OTAN sobre el terreno en Afganistán que querÃa que sus efectivos âatacaran directamente a productores e instalaciones de producción de drogas por todo Afganistánâ. Ahora, dice la OTAN, Craddock se ha retractado y se ha restaurado el acuerdo inicial de que los efectivos de la OTAN solamente irÃan a atacar a los narcotraficantes vinculados con el Talibán y rebeldes afines.
La âorientaciónâ inicial de Craddock habÃa causado indignación en el comando de la OTAN en Afganistán. El comandante David McKierman de la ISAF afirmó que Craddock intentaba crear âuna nueva categorÃaâ dentro de las reglas de enfrentamiento y se aproximaba peligrosamente a infringir las leyes internacionales de la guerra. Egon Ramms, el jefe de McKiernan y lÃder alemán del Comando de la OTAN en Holanda, que actualmente se hace cargo de las fuerzas de la ISAF, comulgó con esa crÃtica.
âLa orientación proporcionada desde arriba por el general Ramms y el general McKiernan fue acatada por el general Craddockâ, dijo Apparthurai. âTodo lo que será hecho en la ISAF será hecho en total conformidad con la ley internacional, con las leyes del conflicto armado y también con las leyes nacionalesâ.
Las fuerzas combinadas de OTAN y EE.UU. en Afganistán llegan a un total de 50.000 y el presidente Obama promete aumentar esa cifra en 20.000 a 30.000. Se encuentran en un dilema cuando se trata del tráfico de opio: Intenten suprimirlo y se corre el riesgo de conducir a los agricultores a los brazos pacientes del Talibán o, más bien, ignórenlo y el Talibán recauda cientos de millones de dólares con los beneficios del opio, de que puede valerse para comprar armas nuevecitas para disparar contra efectivos de OTAN y EE.UU.
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