Reportaje: Nuevo México establece reglas para cultivos de marihuana medicinal sin ánimo de lucro

En un momento anterior de este mes, la Secretaría de Salud de Nuevo México estableció sus reglas, hace mucho necesarias, para proveedores de marihuana medicinal sin fines de lucro autorizados por el estado, lo que lo convierte en el primer estado que lo hace. Los militantes dicen que las nuevas reglas tendrán previsto la expansión del acceso a la marihuana medicinal para pacientes aptos. No todos están satisfechos.

El proceso fue largo e implicó a numerosas agencias estatales, entidades de la fuerza pública y también a pacientes y militantes; todos intentan asegurar que se hagan cargo de sus intereses y preocupaciones. Inicialmente con la atribución de ser concluidas hasta octubre del 2007, las reglas fueron finalizadas solamente este mes, con la Secretaría de Salud haciendo revisiones tardías con base en comentarios públicos de versiones anteriores.

Según las reglas recién promulgadas, los proveedores sin ánimo de lucro pueden cultivar hasta 95 plantas, incluso plantas maduras y plántulas, y pueden tener una cantidad de marihuana medicinal “que refleje las necesidades actuales del paciente apto”. Las entidades sin ánimo de lucro deben vender el medicamento a precios unitarios constantes y sin descuentos por volumen.

A fin de postular al estado de proveedoras, las entidades sin ánimo de lucro deben proporcionar copias de su acta constitutiva y sus estatutos, una lista de todas las personas involucradas en la gestión de la instalación, una lista de todas las personas con un 5% de propiedad o más en la instalación y deben tener una junta directiva que cuente con, entre otros, por lo menos un profesional de la salud y tres pacientes neomexicanos aptos a consumir marihuana medicinal. Toda esta gente también debe pasar por una verificación de antecedentes penales.

Momento, eso no es todo. Como declaran las reglas:

Todos los postulantes deben desarrollar, implementar y mantener en las dependencias políticas y procedimientos referentes al programa de cannabis medicinal. Como mínimo, las políticas y procedimientos incluirán los siguientes criterios:

• Criterios de distribución para pacientes o cuidadores aptos que sean adecuados a los servicios de cannabis medicinal;

• Los criterios de distribución deben incluir una fotocopia clara e identificable de cada tarjeta de identidad del registro de un paciente y del cuidador del paciente (en su caso) que sean servidos por la entidad sin ánimo de lucro;
• Políticas y procedimientos con relación a un programa de lugares de trabajo sin alcohol ni drogas;
• Una descripción del empleo o contrato de trabajo desarrollado para todos los empleados, lo que incluye obligaciones, autoridad, responsabilidades, requisitos y supervisión;
• Un registro personal para cada empleado que incluya una postulación al empleo y un registro de cualquier medida disciplinaria que se haya tomado;
• Un programa de capacitación in situ o la celebración de relaciones contractuales con recursos externos capaces de satisfacer las necesidades de capacitación del empleado, lo que incluye, pero no se limita a:
  a) Una conducta profesional, ética y la confidencialidad de las informaciones del paciente;
  b) Sucesos informacionales en el campo del cannabis medicinal.

• La capacitación en medidas de seguridad e instrucciones específicas sobre cómo reaccionar a una emergencia, incluso asaltos o un accidente violento;
• Todas las entidades sin ánimo de lucro prepararán la documentación sobre la capacitación para cada empleado y los harán firmar una declaración que indique la fecha, la hora y el lugar en que el empleado recibió la capacitación y los temas discutidos, incluso el nombre y el cargo de los presentadores. La entidad sin ánimo de lucro mantendrá la documentación de la capacitación de un empleado durante por lo menos 6 (seis) meses tras la terminación del empleo.

Las nuevas reglas también exigen que los pacientes que estén cultivando su propia marihuana envíen una solicitud. Los pacientes pueden cultivar hasta cuatro plantas florecientes y 12 plántulas. Asimismo, pueden tener hasta 170 g de marihuana consumible.

“Hemos trabajado duro para crear un programa de cannabis medicinal que sea viable y satisfaga las necesidades de los pacientes en Nuevo México”, dijo el Dr. Alfredo Vigil, secretario de Salud, cuando se anunciaron las reglas. “Ahora los pacientes pueden obtener cannabis medicinal para sus enfermedades crónicas de una manera segura y legal conforme a la legislación estatal”.

“Me parece que las reglas servirán bien a los pacientes de Nuevo México”, dijo Melissa Milam, administradora del Programa de Marihuana Médica en la Secretaría de Salud del estado. “Me alegro mucho de que hagamos progreso; creo que es mejor que seguir teniendo este debate interminable sobre las reglas”.

La primera solicitud de una organización sin ánimo de lucro fue aceptada la semana pasada, dijo Milam. “Esperamos varias muy pronto”, añadió. Un retraso, dijo, era el requisito de que todos los miembros de la junta directiva de la entidad sin ánimo de lucro pasaran por una verificación de antecedentes. “Les pedimos que lo hagan a través de la Secretaría de Seguridad Pública estatal y se demoran cerca de dos semanas para tramitarlo”, dijo Milam.

Los militantes esperan que las nuevas reglas sean solamente un primer paso. “Logramos conseguir muchos cambios que queríamos en las reglas, entonces, nos alegra de que el gabinete del gobernador fuera receptivo, pero no conseguimos todo lo que queríamos”, dijo Reena Szczepanski, directora de la oficina de la Drug Policy Alliance en Nuevo México, que trabajó juntamente con el gobernador Richardson durante años para aprobar la marihuana medicinal en la Asamblea Legislativa. “En el futuro habrá lugar para examinar cosas como las reglas sobre las entidades sin ánimo de lucro y los límites para las plantas”.

Eso pasa porque las reglas piden un informe anual de evaluación, dijo Szczepanski. “Logramos incluir esa evaluación anual y eso nos dará la oportunidad de examinar las revisiones en el futuro a la luz del desempeño del programa en la satisfacción de las necesidades de los pacientes. También quisimos proveedores administrados por el estado y no lo logramos. Es otra cosa a que podemos echarle un vistazo en los próximos años”, dijo.

Algunos militantes querían que la secretaría lo hubiera hecho bien de la primera vez. Bernie Ellis, licenciado, maestro en salud pública y epidemiólogo con más de 20 años de experiencia en investigación y administración relacionadas con la toxicomanía, es uno de ellos. Ellis ha trabajado por la marihuana medicinal en Nuevo México durante años, lo que significa remontarse a la época del gobernador Gary Johnson. Ellis también lleva consigo la experiencia amarga de un proceso federal por marihuana medicinal en Tennessee, donde vive actualmente. Él envió recomendaciones detalladas sobre las reglas durante el período de audiencias públicas el año pasado, que los lectores interesados pueden obtener al ponerse en contacto con él a través del enlace arriba.

“La frustración más grande que comparto con otros activistas pro marihuana medicinal en todo EE.UU. es la de que la ley de Nuevo México podía haber sido el patrón oro de la administración de programas de cannabis medicinal, pero, en cambio, ha resultado ser más un programa de la misma cantaleta de siempre con límites irrealistamente bajos para la cantidad de cannabis que los pacientes pueden tener y los proveedores cultivar”, dijo Ellis. “Limitar a los pacientes a no más de 170 gramos de remedio quiere decir que los pacientes que cultiven a cielo abierto podrán ser arrestados por tener cualquier cantidad de cannabis superior a su primera oferta de seis semanas. Limitar a los proveedores a 95 plantas, incluso las que están en crecimiento vegetativo, significa que los productores podrán producir remedio para seis pacientes cada uno como máximo”.

De acuerdo con Ellis, hay por lo menos 46.000 neomexicanos cuyas enfermedades actualmente los convierten en personas aptas para el programa estatal y ahora el estado piensa en añadir más condiciones para cumplir los requisitos. “Con estas reglas, hablamos de la posible necesidad de autorizar a cerca de 7.500 productores (o más) para que sirvan a una población como ésa en vez de autorizar a un número menor de productores que puedan producir en un nivel más realista”, dijo.

Ellis había argumentado en favor de cultivos medicinales autorizados por el estado mucho más grandes. “He calculado el costo preliminar y estimativas en cuanto al personal para los proveedores que cultiven en 4.046 m2, lo que serviría a varios cientos de pacientes”, dijo. “No hay un estado mejor que Nuevo México para hacerlo bien. La población allí tiene siglos de consumo medicinal de esta sustancia, el clima cultural es muy favorable para el éxito y el gobernador Richardson puso una cantidad considerable de su propio capital político para aprobarlo. Pero ahora, tras un retraso de quince meses para publicar las reglas del programa, tenemos un programa con límites irrealistamente bajos para pacientes y proveedores, lo que permitirá que los pacientes sean ‘legales’ solamente en algunos meses del año”.

“Parece que el gobierno federal no se mete con menos de 99 plantas o 99 libras [44 kg 946 g]; de ahí viene esa cifra”, dijo Milam. “Es una medida para proteger a los proveedores”.

Más importante aún, dijo Milam, los pacientes parecen satisfechos. “Ningún paciente se ha quejado conmigo de los límites para las plantas”, dijo. “Si no encuentran un problema en ello, yo tampoco encuentro”.

Las reglas contienen una válvula de seguridad para los pacientes, observó Szczepanski. “Si su proveedor médico indica una necesidad, los pacientes pueden postular a tener cantidades superiores al límite”, señaló.

Los límites para los proveedores también tienen otra consecuencia negativa, argumentó Ellis. “Con esas especies de límites, los productores no podrán reducir el precio del cannabis medicinal por debajo del actual precio ilícito, lo que derrotaría los objetivos de un programa como el de Nuevo México”, dijo. “Si le dice a una entidad sin ánimo de lucro que está limitada a 95 plantas y que necesita implementar un elaborado sistema de seguridad y ajustar a personas para la labor de modo proporcional a las necesidades horticulturales y de seguridad, no veo la posibilidad de que puedan reducir el precio de mercado de esa manera. Una instalación más grande y con un personal adecuado podría bajar esos precios. Ahorita los pocos proveedores con quienes he conversado en Nuevo México dicen que simplemente compran el cannabis para los pacientes en el mercado ilegal y pagan US$ 200-US$ 500 por cada 28 gramos. Me parece que si lo hicieran bien, podríamos bajar el costo para cerca de US$ 50 por cada 28 gramos”.

“Somos un estado paupérrimo y muchos de los pacientes reciben ayuda de Medicaid o prestaciones por incapacidad”, dijo Milam. “California puede tener dispensarios por todas partes, pero cobran los precios del mercado negro. Nuestros pacientes no pueden permitirse el lujo de pagar US$ 400 por 28 gramos más sus otros remedios. Intentamos establecerlo de modo que la marihuana la marihuana sea un medicamento asequible”, dijo y añadió que estaba segura de que los cultivadores autorizados podían ganarles a los precios del mercado negro.

“El Estado de Nuevo México dijo que quería ofrecer cannabis bajo demanda a los pacientes”, prosiguió Ellis, “pero el modo por que tratan a los pacientes de marihuana medicinal es análogo a decirle a una paciente con una infección grave que necesita penicilina inmediatamente y luego entregarle una barra de pan e instrucciones sobre cultivar sus propios antibióticos. Si un paciente de cáncer tiene que pasar por quimioterapia justo después del diagnóstico, necesita acceso al cannabis medicinal en aquel momento, no cinco a siete meses después, cuando su primera cosecha pueda estar lista”.

Milam no discrepó. “Médicos me han llamado para decirme que sus pacientes necesitaban marihuana medicinal para una urgencia y tuve que comunicarles que les dijeran a sus pacientes que fueran a encontrarla ellos mismos. Es un ejemplo cabal de la causa por que el gobierno federal necesita reclasificar la marihuana como Clase II. Los pacientes necesitan poder ir a la farmacia y adquirirla cuando la necesiten”.

Durante su letanía de críticas a las nuevas reglas, Ellis se esmeró en enfatizar que es a favor del programa neomexicano de marihuana medicinal. “Soy partidario del abordaje de Nuevo México tal cual está dispuesto en su legislación, pero me opongo a las reglas actuales. Martin Luther King dijo que no habría tenido el éxito que tuvo en la arena de los derechos civiles sin [el radical negro] Stokely Carmichael y otros agitadores del cambio. Trato de ser Stokely Carmichael en esto. Si no tenemos cuidado, pueden llevarnos gradualmente, y a demasiados pacientes, a la muerte”.

Actualmente hay 207 pacientes inscritos en la Secretaría de Salud de Nuevo México. Ahora pronto tendrán la oportunidad de obtener su medicamento a través de las entidades sin ánimo de lucro – o por lo menos algunos meses después que una esté realmente funcionando. Además de la solicitud que ya se encuentra en curso, dijo Milam, por lo menos dos más tramitan por el requisito de averiguación de antecedentes penales y deben postular dentro de poco.

Hay que ver si y de qué manera las nuevas reglas atenderán a las necesidades de los pacientes. “Vamos a monitorear la implementación y lo hemos estado haciendo durante todo este proceso”, dijo Szczepanski. “A medida que avanzan estas entidades, vamos a ver si son aprobadas o no, por qué no y asegurar que se sigan las reglas”.