Impelidos por los lucros del narcotráfico y medidas enérgicas en otras partes del paÃs, los cocaleros en el Valle de los RÃos ApurÃmac y Ene (VRAE) en la región centro sur de Perú están avanzando en tierras indÃgenas en la selva amazónica del paÃs, de acuerdo con un nuevo informe de la agencia de noticias Inter Press Service. Los ocupantes de aquellos territorios no están contentos.
Pese a que las autoridades peruanas estén llevando a cabo labores de erradicación en otras partes del paÃs, como en el Valle del Huallaga, dichos esfuerzos están en espera en el VRAE, donde las autoridades temen prender la mecha en una mezcla explosiva de pobreza, sentimiento antigobiernista, carteles del narcotráfico y resquicios de Sendero Luminoso que han degenerado en narcotraficantes o protectores de traficantes.
El comisionado para la Paz y el Desarrollo en la Selva Central, Mario Jerà Kuriyama, le dijo a IPS que el pueblo indÃgena de los asháninca en la región se ha quejado varias veces de incursiones de presuntos cocaleros. A mediados de julio, comunidades ashánincas a través del RÃo Ene estuvieron de acuerdo en oponerse a las intrusiones de forasteros y proteger sus territorios.
âHay un fuerte desplazamiento en los últimos años a la selva central de estos colonos que se ven empujados a sembrar coca debido a lo rentable que resulta. Pero esto ha originado el rechazo de los indÃgenas que no quieren extraños en sus tierrasâ, dijo Jerà Kuriyama.
Una comunidad asháninca en el Ene, Shimpenshariato, ha recibido un golpe particularmente duro, le dijo Kilderd Rojas, técnico de CARE, a IPS. Tras un viaje difÃcil de un dÃa entero en automóvil y bote al pueblo remoto, Rojas informó que hay grandes plantaciones de coca junto a casas equipadas con antena parabólica y otros lujos. âPor lo menos la mitad del territorio de la comunidad está invadido, y, de esa extensión, el 30 por ciento está cubierto por coca y el resto por otros cultivosâ, dijo Rojas.
El ingreso de los cocaleros a las tierras indÃgenas es un resultado previsible de los intentos de tomar medidas enérgicas contra el plantÃo de la coca y la producción de drogas en la región, dijo Ricardo Soberón, experto en drogas y desarrollo. âMientras las autoridades cantan victoria en otros valles como el Huallaga, no están viendo el movimiento de péndulo hacia la selva central donde se concentran las rutas del narcotráfico, los grupos armados del terrorismo, almacenes de cultivos con nuevas áreas y una serie de factores que está exponiendo a los indÃgenas a los intereses de las mafiasâ, le dijo Soberón a IPS.
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