Susan LeFevre era una adolescente de Michigan cuando fue arrestada en 1974 por vender cantidades relativamente pequeñas de heroÃna a un policÃa encubierto. A instancias de su familia conservadora, se confesó culpable y esperó misericordia, pero fue sentenciada a 20 años de prisión a pesar de no tener antecedentes penales. Con la ayuda de familiares, en 1976 se fue corriendo de la prisión y huyó a California, donde empezó una nueva vida con una nueva identidad.
La semana pasada, gracias a una denuncia anónima a la SecretarÃa de la Administración Penitenciaria de Michigan, ella fue rastreada y arrestada en San Diego, donde vivÃa una vida de clase media tranquila y criaba tres hijos con su marido de 23 años. Ahora, Michigan la quiere de regreso para que cumpla el resto de su condena.
El caso de LeFevre, ahora conocida como Marie Walsh, está poniendo las cuestiones de crimen, castigo, redención y perdón, ni hablar de las duras penas para delitos relacionados con las drogas, en el centro de las atenciones en EE.UU. Mientras el paÃs debate su destino, LeFevre permanece en una celda californiana aguardando la extradición a su estado natal.
âHa sido un secreto que nadie supo durante mucho tiempo y ahora todos lo sabenâ, le dijo LeFevre a la Associated Press en una entrevista concedida el miércoles en la Casa de Detención de Las Colinas en Santee, suburbio de San Diego. âEspero que haya un poco de misericordiaâ.
Seguro que no hubo misericordia cuando aceptó el acuerdo en Michigan hace más de 30 años. Ella negoció en un intento de conseguirse una sentencia indulgente o aun libertad vigilada. En cambio, fue condenada a lo máximo, de 10 a 20 años. âParaba pensando que debÃa ser un engaño. DebÃa recibir libertad vigiladaâ, dijo LeFevre.
Y parece que Michigan no es más comprensivo ahora que antes cuando Gerald Ford era presidente. âSólo porque huyó y evadió la captura durante 30 años eso no quiere decir que su sentencia de prisión está invalidadaâ, dijo el vocero Russ Marlan de la SecretarÃa de Administración Penitenciaria de Michigan. Ella tendrÃa que cumplir por lo menos nueve años para liquidar su condena, dijo.
A Alan Walsh, que nunca se enteró del pasado secreto de LeFevre, poco le importa que su mujer resultara ser una forajida de la Justicia. âConozco a mi mujer, Marie, hace 23 añosâ, dijo en una declaración. âEs una persona de la más alta integridad y compasión. Durante ese tiempo, ha sido una esposa y madre cariñosa y maravillosa. Ha criado tres hijos hermosos, ha trabajado duro para construirles una buena vida y ha dedicado su vida a su bienestar. Ahora su familia corre el riesgo de ser destruidaâ.
Salvo una rehúsa del Estado de California a extraditarla de regreso a Michigan, lo que es altamente improbable, parece que la única esperanza de LeFevre serÃa la conmutación de su sentencia. De lo contrario, se transformará en una prisionera más de la lucha contra la droga en las prisiones de Michigan rebosando de presos de la lucha contra la droga.
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